viernes, 5 de junio de 2009

Una historia trágica: los niños del baloncesto


Sucedió a principios del Siglo XXI en tierras bañadas por el Mediterráneo Occidental. La documentación que manejamos es escasa y fragmentaria, y la principal fuente, Wikipedia, es poco fiable debido a la subjetividad de sus autores. Sabemos que los trajeron de todas partes en su más tierna infancia: de las dunas fósiles de la costa cartagenera, de los límites de la tierra de los limoneros, de allende el mojón de Beniel, de los misteriosos barrios del otro lado del río Segura. Gracias a las fuentes orales, más fiables pero también subjetivas, sabemos que los padres que protestaron fueron silenciados, alguno, según se nos dice, acabó recluido en Guantánamo acusado de connivencia con el terrorismo internacional. Al parecer, el Caribe y el contacto con otros presos hizo que abrazara el Islám, y hoy sus nietos dormitan en los vastos campos de amapolas de la meseta afgana, con la cabeza apoyada en la culata de un kalashnikov. Otro de los padres enloqueció, cuán moderno Don Quijote, al crear un imposible blog, de nombre losquenoentendemosdebaloncesto, que intentó una simbiosis de literatura, arte y baloncesto. Incluso uno de los supervivientes de aquellos trágicos sucesos menciona a un tal Garzón que investigó los hechos y acabó expedientado y expulsado de la carrera judicial.
El modus operandi de la Organización, su sola mención provoca aún terror entre los supervivientes, siempre era el mismo: unos individuos vestidos con camisetas azules, verdes, rojas o blanquirrojas, merodeaban por las canchas buscando a niños que destacaran en el baloncesto. El doble objetivo era siniestro: recolectar a los mejores y despojar a otros equipos y a otras tierras de cualquier posibilidad de hacer sombra a la Organización. Eran individuos amorales que no dudaban en utilizar la coacción física y psíquica para alcanzar sus ruines ambiciones. Las primeras víctimas eran los padres según todos los testimonios orales consultados ( en ningún caso nos dejaron utilizar grabadoras, cámaras fotográficas o videograbadoras para dejar constancia material de sus testimonios), que sucumbían sin apenas resistencia a las brutales presiones de los individuos de camisetas coloridas y cambiantes. Allanado el camino, los niños resultaban presas fáciles: una pelota de baloncesto, camisetas y chándales de tejidos suaves (aunque según algún testimonio traídos de la China Continental), entrenamientos intensivos y diversos torneos tanto a orillas del Mediterráneo como en las frías tierras de la Meseta Castellana. ¿Quién podía escapar a tal aberración con tantas y tan variadas dádivas?.
Todo lo demás lo cuentan las crónicas de los periódicas, páginas de Internet y los videolibros: la Organización ganaba partidos, ligas, torneos, amistosos, pero pocas personas conocían los bárbaros métodos que se utilizaban para tal fin. Años de investigación permitirán en breves meses que tales hechos sean narrados en un libro de próxima aparición, acaso en septiembre.
Valgan estas breves palabras para anunciarlo.

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