miércoles, 19 de agosto de 2009

La vida sigue igual, o casi...


El sol parece desplomarse sobre los tejados de este rincón de La Mancha de tubos y muros de tierra rojiza. Alrededor, pinares, viñedos, almendros y zumaque invadiendo los arcenes de las carreteras. No muy lejos, una aldea fantasma nos conduce hasta los restos de un cementerio abandonado y rodeado por un lúgubre pinar que acoge, entre torrentes de viento que se abren paso entre las ramas y las hojas, a las almas incapaces de llorar a campo abierto, debajo de esta hermosa cúpula celeste poblada de estrellas y sueños fugaces.
A última hora de la tarde del pasado 18 de agosto, recibimos una llamada informándonos de la permanencia de la estructura de las bases del CB Murcia. Siguen coordinador y entrenadores. Parece que no hubo desmantelamiento, ni asentamiento en Alcantarilla o Cabezo de Torres. Al parecer, sólo hubo creación literaria, más próxima a la ciencia ficción asimovniana que al realismo mágico sudamericano, desparramada a lo largo y ancho de la blogosfera. Durante estos días hemos releído Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, algunas novelas cortas de Joseph Conrad, una antología de Bukowsky y una joya brevísima: Seda de Alessandro Baricco. Podríamos habernos recreado en Maquiavelo o en Hobbes, o haber abierto de nuevo el Emilio de Rousseau para haber exclamado de nuevo, perplejo ante lo leído, “¡ cómo pudo ser tan misógino el teórico más preclaro de las democracias actuales!”. Todo lo sucedido sólo nos ha confirmado el peligro de una información masiva e incontrastable, llena de epítetos irrepetibles en una conversación pretendidamente decente.
No entendemos, por otra parte, el cese de un entrenador que ha defendido un castillo de juncos ante unos sitiadores que sabían utilizar ya la pólvora para derribar los sillares de las construcciones más sólidas. No podemos sentir sino simpatía por una persona como él, licenciado en Filosofía y ávido lector, que ha mantenido al CB Murcia en la élite del baloncesto español. Deseamos suerte a Manolo Hussein desde este extraño blog lleno de referencias literarias y filosóficas.
Al atardecer, recorreremos los muros del cementerio abandonado, o entraremos en ese caserío en ruinas, rodeado de alcornoques, para espiar el silencio expectante del búho.

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