sábado, 10 de octubre de 2009

Igualdad y Baloncesto (I)



Hace unos meses, una persona conocida reflexionaba sobre las adolescentes del Siglo XXI. En su opinión, no sabemos si lo atribuía a la genética o a la cultura, las mujeres no practicaban deporte grupal, en todo caso natación, gimnasia rítmica o danza pero, en todo caso, a los doce años abandonaban tales prácticas y se refugiaban en el espejo, en los maquillajes y en el tabaco. Tal reflexión nos hizo recordar la famosa sentencia de Simone de Beauvoir en El Segundo Sexo: “la mujer no nace, se hace”, y la posterior elaboración de la teoría de género, entendido éste como construcción cultural a diferencia de la conceptualización del sexo como diferencia o diferencias biológicas. La sociedad define lo que es “ser mujer” y lo que es “ser hombre” y, también, lo que “no es ser mujer” y lo que “no es ser hombre”. Ya hemos hablado en otro lugar de este blog de los estereotipos sociales, y de que los hombres delimitan meticulosamente la construcción social del concepto mujer y los límites, entendidos como lineas rojas, que ésta no puede cruzar. Así resulta incomprensible socialmente, en los rasgos estereotipados del género mujer, la ambición, y la competitividad como su efecto más visible. Un hombre puede gritar, arengar, manifestar sentimientos conflictuales. Una mujer, al menos para los que nutren sus valores sociales con construcciones sociales estereotipadas, nunca. Por lo mismo, las mujeres no pueden ser competitivas ni ambiciosas sin perder sus rasgos socialmente construidos de sumisión.

Se podrá discrepar o no de las ideas expuesta hasta ahora pero hay una realidad incuestionable. El deporte, los deportes, han sido diseñados a imagen y semejanza de los hombres y su gobierno también. No obstante, el androcentrismo del deporte tiene un origen artificial, cultural, nunca biológico. Y no hay nada biológico, absolutamente nada, que explique que el baloncesto, deporte en el que nos vamos a centrar, sea o deba ser un deporte de hombres y para hombres, gobernado por ellos y practicado mayoritariamente por ellos. Y cuando hacemos tal afirmación somos conscientes de la dificultad de transmitir tal certeza a una Administración Pública Regional dirigida por hombres, al menos en la parcela específica en la que nos movemos, y a unas federaciones deportivas dirigidas absolutamente por hombres. Tal vez esta realidad sirva para explicar las diferencias entre mujeres y hombres en la práctica del deporte, el desdén a todo lo que sea políticas de igualdad y el abandono del deporte femenino en nuestra Región.

Conocemos parcialmente la dirección de la Federación de Baloncesto de la Región de Murcia a través de una noticia publicada por la web oficial de la FBRM, concretamente la que informa de que “el 70% de los clubes de baloncesto de la Región de Murcia asistieron a las primeras jornadas organizadas por la FBRM”. Curiosamente no podemos hablar de lenguaje sexista, no se habla de directivo para nombrar a una directiva, ni de árbitro para designar a una árbitra. Y no se utiliza tal lenguaje porque en la noticia no aparecen mujeres: los directivos son hombres, también lo son los presidentes de los clubes, el Director General de la FBRM y, por supuesto, el Director Deportivo. También son mayoritariamente hombres los entrenadores y ayudantes técnicos que van a preparar a las selecciones regionales. ¿Alguien piensa que con tal composición puede haber compromiso real con el fomento del baloncesto femenino?. Creemos que no.

Hay una ley que debería haber marcado un punto de inflexión en los organismos públicos de gestión del deporte y en los propios equipos: hablamos de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, que incorpora al ordenamiento español las Directivas Europeas 2002/73/CE y 2004/113/CE. Con la transposición de ambas directivas la transversalidad de género se convierte en un principio de todas las políticas públicas y se conjuga con las acciones positivas plenamente constitucionales a tenor del artículo 9 de la Constitución Española. Si embargo, las cosas parecen seguir más o menos igual, y así lo demuestran los estatutos de la Federación Española de Baloncesto aprobados por la Asamblea General de la Federación de 30 de mayo de 2009 y los propios estatutos de la Federación de Baloncesto de la Región de Murcia, de 2008: ni una sola referencia al fomento de la igualdad de mujeres y hombres, ni una sola referencia a las mujeres o al baloncesto femenino. Por supuesto, ni una sola mención a acciones positivas o a cantidades presupuestarias para fomentar la práctica del baloncesto femenino.

El baloncesto regional es un mundo de hombres, y las mujeres son invisibles, no existen, no son sujetos con derechos. Va siendo hora de romper con tal estado de cosas, debemos luchar por visibilizar el baloncesto femenino y, sobre todo, debemos unirnos para hacer oír nuestros derechos, que son los mismos que el 50% de la población murciana.















1 comentario:

carmenxu_ll dijo...

Desde la experiencia en el mundo del baloncesto y con las ganas de seguir disfrutándolo y haciéndolo disfrutar a los demás. Yo, como jugadora y entrenadora, también quiero igualdad en el baloncesto. Porque son muchas mis compañeras, amigas y alumnas, que se han quedado en el camino, incitadas sin apenas darse cuenta por una sociedad que las excluía. ¡EL BALONCESTO FEMENINO TAMBIEN EXISTE!