martes, 8 de diciembre de 2009

Moncho Fernández que olía a humus y óxido de alambique de los Highlands


Nos había caído bien Moncho Fernández, ese gallego de Santiago que nos parecía que olía a humus y a óxido de alambique de los Highlands de Escocia. Parece que esta vez ha sido cierto ese dicho que viene a decir que Dios apoya a los buenos cuando van ganando y a los malos cuando van perdiendo, por lo menos desde la posición que se ocupa en el Universo, que condiciona los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos. Creo recordar que Moncho Fernández estudió Historia en los campos estelados de la capital gallega, y debe saber que los hechos pasados los escriben los vencedores, siempre ha sido así… al menos hasta la aparición de la Nube que ha cubierto todo el cielo con un terciopelo de conocimiento y de libertad, y a la que ahora quieren vallar para controlar a los potros desbocados que vadean profundos ríos de putrefacción y saltan las montañas nevadas con sus miradas infinitas.
Moncho Fernández nos había caído bien. Ahora se marcha con las maletas, con la pizarra y con los libros a otra parte, y aquí nos quedamos con el CB Murcia por los subterráneos de la liga, con el Palacio de Deportes imponente como siempre, construido para una ciudad que huye cada domingo de las gradas y del parquet y se disemina como una mancha de aceite por playas, montañas y merenderos más o menos tradicionales. Moncho Fernández se marcha con su lluvia. Desde aquí queremos homenajearle con un poema de Federico García Lorca, al que ahora buscan entre olivos granadinos, titulado “Madrigal a cibda de Santiago”:

“Chove en Santiago
Meu doce amor,
Camelia branca do ar
Brila entebrida ó sol.

Chove en Santiago
Na noite oscura.
Herbas de prata e de sono
Cobren a valeira lúa.

Olla a choiva pola rúa,
Laio de pedra e cristal.
Olla no vento esvaído
Soma e cinza do teu mar.

Soma e cinza do teu mar
Santiago, lonxe do sol;
Ágoa da mañán anterga
Trema no meu corazón”.

“Llueve en Santiago
Mi dulce amor.
Camelia blanca del aire
Brilla quemada de sol.

Llueve en Santiago,
En la noche oscura.
Hierbas de plata y de sueño
Cubren la vacía luna.

Mira la lluvia en la calle,
Queja de plata y cristal.
Mira en el viento desvanecido
Sombra y ceniza de tu mar.

Sombra y ceniza de tu mar,
Santiago, lejos del sol;
Agua de mañana antigua
Temblando en mi corazón”.

La fotografía pertenece a Rafa Francés de La Verdad digital.

No hay comentarios: