domingo, 28 de febrero de 2010

Basket Cartagena 53 CB Murcia 79 : la Crónica


Anochecía cuando abandonamos el Pabellón Deportivo Virgen del Carmen de Cartagena. La tarde cálida había disipado las nubes planas y el vuelo de una gaviota sobre un edificio en construcción nos devolvió el reflejo de un paisaje de azulados contornos. Miramos de nuevo la bóveda que nos cubría con su sereno manto y pensamos, como muchas aves que navegaban el cielo con sus alas blancas extendidas y sus sueños del sur revivido, que éramos nómadas del baloncesto por imperativo filial, que cruzábamos sierras, baldíos, naranjales y cultivos de hortalizas y frutas diurnas, siguiendo la estela de nuestros hijos, el rastro y la parábola de un balón, de un salto largo, potente y escurridizo. Estuvimos en tierras lejanas, recorrimos de sur a norte las costas occidentales del Mediterráneo, nos volvimos a enamorar de Barcelona, de sus gentes y de sus ritos, leímos en sus calles, y en su metro, la literatura de una ciudad inmortal, de inacabables poemas homéricos y prosa de versos alejandrinos. Y al ver la gaviota sobrevolando el edificio en construcción pensamos en la libertad de un mar que se podía tocar levantando el brazo, acariciando la textura del aire que nos envolvía en aquella calle paralela a Alfonso XIII.

Mientras saboreábamos un dulce de coco con corazón de avellana, en mitad del partido, supimos que allí dentro, bajo una techumbre de esperanzas, se enfrentaban dos equipos llamados a reencontrarse eternamente, en todas las finales que se disputen en los panales de nuestra tierra, alejados por un espacio vacío y una manos extendidas rebosantes de tenacidad y de voluntad de superación. Las tardes largas de la primavera cercana, se anunciaron por primera vez cuando abandonamos el Pabellón Deportivo Virgen del Carmen. Veremos el paso lánguido de los crepúsculos marinos, la noche llamará al día y éste encumbrará las noches con el rojo de la pasión, y cuando menos lo esperemos el Basket Cartagena y el CB Murcia volverán a levantar en el cielo las espirales de la voluntad y del deporte.

Y nosotras, nómadas del baloncesto, cruzaremos montañas, llanuras y obligaciones para seguir a nuestros hijos.

sábado, 27 de febrero de 2010

Un partido de alto riesgo: Basket Cartagena 95 CB Murcia 95


Mañana domingo, último día de febrero, se celebra un partido de alto riesgo. Juegan dos equipos que se conocen muy bien, el Basket Cartagena y el CB Murcia, ambos de 1995. Será en tierras de Cartagena, a la muy lorquiana hora de las cinco de la tarde. Los murcianos vendrán pertrechados con “Escuela de Mandarines” de Miguel Espinosa, en una edición de pastas duras editada por una caja de ahorros allá por los años ochenta. Querrán llevar la Feliz Gobernación a Cartagena, y sus habitantes exhibirán, sin duda, La carta Esférica de Arturo Pérez Reverte. Estos últimos argüirán que la Feliz Gobernación se ejerce de una manera harto prepotente desde la capital del Segura, y aquellos recordarán que el profesor Perona de la novela de Pérez Reverte es un trasunto de don José Perona, profesor de la Universidad de Murcia ya fallecido. En tierras de Cartagena brillará ese sol mediterráneo, claro, luminoso, que acaricia las cabriolas del mar con sus rayos dulces y juguetones. Así esperan los murcianos que sea la tarde, así desean los cartageneros un crepúsculo primaveral, entre las colinas y los olores salados de un puerto inmemorial. ¿Intentarán los de tierra adentro recordar la poesía de un Vicente Medina o de un Jara Carrillo?, ¿responderán los cartageneros recitando a Carmen Conde o a José María Valverde?.

No habrá, sin embargo, disenso sobre la calidad de la piedra romana sobre el adobe árabe. Varios milenios de lluvia, frío, sol y calor no han hecho sino mejorar los restos de la ciudad departamental, que ahora resurgen de las profundidades de la tierra y de la historia cargadas de vida, pensamiento y grandeza. Los restos árabes necesitan mimo y dedicación, pero nunca se podrá decir que las vivencias de las gentes que recorrieron sus callejuelas y recovecos no sean únicas e inmortales, como las de todos los pueblos que se asomaron al mar por ese refugio único del que ya nos hablara don Miguel de Cervantes en otras voces de este blog.

Lo dicho, un partido de alto riesgo.

martes, 16 de febrero de 2010

Bajo la lluvia


Llueve, llueve sobre la ciudad, sobre los jardines y las calles de Murcia. Pasan las semanas nubladas, el frío cala los huesos, no seca la ropa, crece el musgo en los troncos de los árboles. Llueve en Murcia, en Cartagena y Lorca; llueve en la Cresta del Gallo, nieva en Revolcadores, vuelve a llover en la arena del mar, en la Isla del Fraile, sobre la vertical de los pecios de Cabo de Palos, en la Refinería de escombreras y en la bahía colmatada de Portmán.

Las luces de la ciudad iluminan el cielo blanquecino, que rebosa agua en sus hechuras.


“Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva mucho tiempo borrada (…) a lo mejor orvalla sin fe, ni esperanza, ni caridad y no lo sabe nadie, tampoco atiende a nadie, orvalla con devoción mientras el mundo sigue sin rodar...”


Camilo José Cela: “Mazurca para dos muertos”.


¿Cuántas semanas hace que al menos un día de entrenamiento a la semana de baloncesto no ha sido suspendido por esa lluvia que cae cuando quiere, sin respetar nada, mojando el peligroso suelo de la pista descubierta del Polideportivo Infante?.

Esperamos que escampe pronto, del ayuntamiento poco se espera, tampoco se le espera.