sábado, 27 de febrero de 2010

Un partido de alto riesgo: Basket Cartagena 95 CB Murcia 95


Mañana domingo, último día de febrero, se celebra un partido de alto riesgo. Juegan dos equipos que se conocen muy bien, el Basket Cartagena y el CB Murcia, ambos de 1995. Será en tierras de Cartagena, a la muy lorquiana hora de las cinco de la tarde. Los murcianos vendrán pertrechados con “Escuela de Mandarines” de Miguel Espinosa, en una edición de pastas duras editada por una caja de ahorros allá por los años ochenta. Querrán llevar la Feliz Gobernación a Cartagena, y sus habitantes exhibirán, sin duda, La carta Esférica de Arturo Pérez Reverte. Estos últimos argüirán que la Feliz Gobernación se ejerce de una manera harto prepotente desde la capital del Segura, y aquellos recordarán que el profesor Perona de la novela de Pérez Reverte es un trasunto de don José Perona, profesor de la Universidad de Murcia ya fallecido. En tierras de Cartagena brillará ese sol mediterráneo, claro, luminoso, que acaricia las cabriolas del mar con sus rayos dulces y juguetones. Así esperan los murcianos que sea la tarde, así desean los cartageneros un crepúsculo primaveral, entre las colinas y los olores salados de un puerto inmemorial. ¿Intentarán los de tierra adentro recordar la poesía de un Vicente Medina o de un Jara Carrillo?, ¿responderán los cartageneros recitando a Carmen Conde o a José María Valverde?.

No habrá, sin embargo, disenso sobre la calidad de la piedra romana sobre el adobe árabe. Varios milenios de lluvia, frío, sol y calor no han hecho sino mejorar los restos de la ciudad departamental, que ahora resurgen de las profundidades de la tierra y de la historia cargadas de vida, pensamiento y grandeza. Los restos árabes necesitan mimo y dedicación, pero nunca se podrá decir que las vivencias de las gentes que recorrieron sus callejuelas y recovecos no sean únicas e inmortales, como las de todos los pueblos que se asomaron al mar por ese refugio único del que ya nos hablara don Miguel de Cervantes en otras voces de este blog.

Lo dicho, un partido de alto riesgo.

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