miércoles, 28 de abril de 2010

Hemos recorrido tierras sorprendentes



El próximo día 5 de mayo, a las 18 horas, se enfrentan el CB Murcia 94 y el CB Murcia 95, en cuartos de final de la liga cadete masculina. Parece que septiembre fue ayer, que las fuertes lluvias de los primeros días del otoño, antes de San Miguel y de los membrillos soleados, son un recuerdo lejano en los remansos del mar, que el frío de este invierno y los vientos que ocultaban su rostro con la escarcha, la nieve y los remolinos blancos en las cunetas de las carreteras, retornan ardientes, cargados de arena rojiza y de sabores a oasis y tribus vestidas de azul, que la primavera ha explotado en verde vegetación por doquier y no dejas de admirar los rojos de las amapolas, los amarillos de las margaritas, las tierras cubiertas de vegetación y vida interior a ambos lados de caminos, carreteras, murallas y montañas que se pierden en el lejano horizonte.

Y en este paisaje, y en estas luces mediterráneas que recorren con sus dedos ruborizados el imafronte de la catedral, el teatro romano de Cartagena o las derruidas paredes de cualquier caserío rodeado de almendros y abandono, el próximo día 5 juegan nuestros hijos, los jugadores del 95. No quisiera olvidar ningún nombre, pero ellos, al igual que todos los jugadores de las ligas regionales (junior, cadetes, infantiles…) son la razón del baloncesto: el placer de jugar con compañeros y amigos contra compañeros y amigos. Y ahora que van cumpliendo años, y se reúnen en grupo para celebrarlo en los jardines, en las pizzerías, bajo la luz de una luna adolescente y juvenil, de Murcia, de Cartagena, de Lorca y Molina, de todos los pueblos de esta Región que mira al mar y se maravilla de la grandeza de la naturaleza que la rodea, desde cualquier acantilado, acariciando la arena de una cala, observando en la lejanía el perfil de Cabo Cope o las blancas alturas de Revolcadores o Sierra Espuña, no podemos olvidar sus nombres, ni su peregrinar de pabellón en pabellón, ni nuestra devoción por ellos, ni nuestros viajes en autobuses y turismos por Cartagena y La Unión, por Lorca y Águilas, por Mazarrón, por los alrededores de la ciudad de Murcia…acompañándolos. Este año hemos aprendido mucho, lo menos de baloncesto, hemos hablado de igualdad, de tortugas moras, de Antonio Machado y de Federico García Lorca, de Salvador Espriu, de Sastre, de éxitos y derrotas, de aquel triple que voló sobre la bocina en San Javier, de Bulgakov, Babel y Eloy Sotelo, casi de la vida y nunca de la muerte… pero al fondo, enmarcando las campiñas inglesas de Constable, siempre se alzaban las figuras crecidas de nuestros hijos. El próximo día 5 juegan contra el CB Murcia 94, y desde esta atalaya, desde losquenoentendemosdebaloncesto, alabamos su constancia, su esfuerzo, su amor a este deporte del que ya nos habló Eloy Sotelo en sus memorias.

Gracias Eloy, Antonio, David (2), Aarón, Sergio, Alejandro, Vicente, Juan Antonio, Alberto y Álvaro por este año y esta liga cadete. Lo que hemos aprendido ha sido gracias a vosotros.

El cuadro es de John Constable

2 comentarios:

Anonymous dijo...

Muchísimas gracias

Anonymous dijo...

Me gusta leer el blog de Lucía Sánchez porque no sólo habla de baloncesto. En él y con él he aprendido que alrededor del basket hay algo más, algo que no parece existir en otros deportes: un poco de CULTURA.
También parece que Lucía está despertando cierta curiosidad, morbo o lo que sea pues al parecer su nombre es un psudónimo, es una persona anónima que quiere seguir en su anonimato y eso, despierta ese sentimiento de querer saber, de querer ir más allá.
Si a ésto sumamos que hay quien dice o sospecha que Lucía esconde a un hombre esa curiosidad y morbo se multiplican pues no es normal que un macho hispánico, pegado al deporte, tenga esa cultura a la hora de escribir, ese gusto, esa delicadeza y ternura tan... femeninas.
Yo apoyo esa decisión de no querer firmar con su nombre, de querer pasar desapercibido/a pues los protagonistas no son, somos, los padres sino los niños, los jugadores y por eso, para que se respete esa decisión yo también firmaré con un pseudónimo y tampoco desvelaré mi sexo ya que para escribir y contar experiencias, sensaciones, alegrías y sinsabores no hace falta ser hombre o mujer sino tener la suficiente empatía con el lector o lectora que es el último beneficiario de lo que aquí se escriba o acontezca.
Así pues me reitero en la felicitación a Lucía por su blog y porque siga teniendo la fortaleza de permanecer anónimo o anónima sin tener que darle explicaciones a nadie.
Un abrazo desde la zona de padres.
Lloranda Gay.