lunes, 17 de mayo de 2010

A veces odiamos el baloncesto



A veces odiamos el baloncesto porque nos produce sentimientos contrapuestos, no siempre positivos, al menos en un sentido de buscar cierto equilibrio entre nuestros legítimos anhelos y los de los demás, tan o más legítimos que los nuestros. En este sentido, no solemos hacer afirmaciones taxativas sobre entrenadores, jugadores, árbitros, madres o padres, estructuras deportivas, objetivos… Si las hacemos sobre la naturaleza que nos rodea y nos acompaña en nuestros viajes en autobús y coche, sobre las nubes que surcan el cielo en veleros con mástiles de viento o en los mares que hemos disfrutado durante la infancia y la adolescencia, y que ahora vemos rodeados de edificios y luces nocturnas. Todos y todas las personas somos conscientes de que el devenir del tiempo transforma nuestros recuerdos, ora los exprime hasta convertirlos en ceniza, ora los transforma en materia sintética, fría, inerte…No sabemos el recuerdo que atesorarán nuestros hijos, dentro de 25 ó 30 años, de la final a cuatro de 16 de mayo, pero queremos que esos recuerdos de alegría, de tristeza pero también de lucha y de voluntad de triunfo, no estén inscritos en los registros del debe, sino en los del haber. La final a cuatro es un patrimonio de todos los jugadores que han participado en ella, con independencia de los padres, de las madres, de los entrenadores, de los directivos y de los árbitros. Es un patrimonio y un regalo a la constancia de todo un año. No lo desperdiciemos con reproches mutuos entre los actores secundarios de esta película. Nuestros nombres son insignificantes en los créditos de este espectáculo al que asistimos como meras espectadoras y espectadores.

A veces, cuando odiamos el baloncesto, respiramos profundamente y apartamos papel y bolígrafo hasta mejor momento.



2 comentarios:

Anonymous dijo...

Querida Lucía, siempre ha sido así. El bienestar de los niños es lo primero, ellos han elegido ese deporte y nosotras, las madres pero también los padres, debemos no sólo apoyarles sino animarles a seguir con alegría y deportividad en los momentos malos y en los buenos también.
Es nuestra obligación "tragarnos" lo que "desde arriba" afecta a los chavales, a veces ha sido muy duro pero debes dejarnos un hueco para expulsar tanto veneno y poder seguir poniendo buena cara por nuestros hijos. Ellos se lo merecen, los otros, los jefecillos del tres al cuarto no, pero como nuestros hijos están en lo suyo, adelante.
Una vez desahogada, ya me siento mejor: ¡Viva el CB Murcia!
Por ellos, por nosotros, por todos.
Lloranda Gay

Dani López dijo...

Con esta intervención quiero pedir disculpas a todas aquellas personas que se hayan podido sentir ofendidas con mis últimos comentarios, a todos los chicos que practican el baloncesto y cualquier otro deporte, a padres, a aficiones (sobre todo a la numerosa aficion de Archena) y también a entrenadores y cuerpo técnico. De verdad que lo siento pero a veces cuando uno está caliente dice cosas sin contar hasta diez.
Gracias Lucia por devolver a mi corazon con tu forma y tus textos a su etapa inicial donde todo era fantastico y el baloncesto llenaba gran parte de él.