miércoles, 16 de junio de 2010

Hay una mítica de la gente libre



Hay una mítica de la gente libre que atraviesa la vida con la cabeza alta, el cuerpo erguido, la mente una carga de dinamita que crea belleza al explotar en el universo finito de la Tierra. Es esa gente que escapó de la esclavitud nadando por las aguas del Nilo entre cocodrilos y aluviones o esa otra que derribó con su mirada amplia los sillares de la Gran Muralla China. También la gente empujada por el hambre que atraviesa selvas y desiertos, ríos de sangre y largas cordilleras dominadas por las sombras del cóndor o del águila de cabeza blanca, buscando tierras fértiles, bosques de coníferas, nieve y agua. O las mujeres que a lo largo de la Historia rompen las barreras impuestas por la tradición y comienzan a escribir anónimamente, a asociarse, a reunirse contra la esclavitud y a amar la libertad que se les niega. Rosalía de Castro, Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán... y esos millones de mujeres que han propagado dignidad en la esterilidad de las injusticias sociales. O esa otra gente que busca en la unión la fuerza para afrontar los embates de los poderosos, de los que creen poder decidir tu futuro, también tu pasado, y te perdonan la vida con una mirada de desdén. Acaso la infinitud de vidas individuales que han transitado con su sola palabra las estériles dimensiones de las dictaduras físicas y también espirituales creando poesía en las calles mojadas, en los campos mojados, en las cocinas tristes y también mojadas de la existencia cotidiana.

Hay una mítica en toda esa gente que decide que el futuro no está escrito, que es un horizonte abierto a la sorpresa y al gozo inesperado. Como la gente del Basconia, los jugadores y su público, que anoche doblegó al onmipotente Barcelona y volvió a demostrar la grandeza de lo inesperado, del rayo en el cielo despejado, del árbol ardiendo más allá del círculo polar, de la mano abierta a todas las manos en las sociedades cerradas, de la paloma volando libremente entre nubes de halcones.



Amo Barcelona,



“Y el cielo te mira con ojos soñadores,

porque allí donde estás estaba antes el mar,

y el mar te ha impregnado de luz azul.

¡Nuestra ciudad construida en alto sobre el mar!”.



J. Becher



Pero anoche comprendí que el amor puede sobrevivir a la derrota, y pasear de nuevo por las calles de "la ciudad de los prodigios" con la mirada limpia de los que creemos en la mítica de la gente sencilla.





4 comentarios:

Anonymous dijo...

¿La mítica de la gente sencilla o la mística de la misma gente?
La mítica de la gente sencilla, crear sus propias leyendas a base de su esfuerzo, tesón, paciencia, buen juego y sobre todo, buen equipo, con pensamiento de equipo, con juego de equipo. Esa es una de las principales armas con las que debe contar un equipo. Está bien que haya buenos jugadores, excelentes jugadores por sus números pero son únicamente individuos y las individualidades, en un juego de equipo, no valen, hay que olvidarlas.
En cambio, aunque sean peores jugadores individualmente, juntos, en manada, en equipo, lograrán su fin, su meta de mejor manera.
El entrenador del Caja Laboral ha sabido unir esas individualidades y ponerlas al servicio del equipo y así ha logrado su éxito. Felicidades.
La mística de la gente sencilla, su interior, su poesía, esa que todos llevamos dentro y que por motivos desconocidos nos sale y nos eleva por encima de las injusticias, de los servilismos, de las humillaciones y nos hace rebelarnos ante el tirano, en cualquiera de sus manifestaciones, esa mística, esa poesía, nos reconforta luego con el placer del saber que las cosas bien hechas, bien hechas están y así permanecerán, si no en los hechos por sí mismos, en la mente de las gentes que fueron testigos de esas gestas y que las transmitirán de generación en generación.
Mítica y mística, qué dualidad tan diferente y sin embargo, tan íntimamente unida.
Gracias Lucía.
Lloranda Gay

Anonymous dijo...

Hay Lucia como he disfrutado con la victoria del Caja Laboral. Y no creas que lo digo porque sea "anti Barça" o "pro baskonista", pero si hay poesía en el baloncesto, esta es más evidente cuando el equipo pequeño vence al poderoso, y una victoria de los de Vitoria contra los de la Ciudad Condal da para muchos versos, tantos como si el Junior se Molina, o el Cadete de Archena hubiesen ganado al "todopoderoso" C.B Murcia.

Anonymous dijo...

Qué te pasa querida Lucía, de repente parece que te has quedado muda. Acaso no estás inspirada, o te ha afectado mucho la derrota de los culés.

Lucía Sánchez dijo...

No encuentro la ligazón entre mi relación afectiva con una ciudad, Barcelona, y sus equipos deportivos. A no ser un pandeportivismo que excluye relaciones de otro tipo, como a veces ocurre en las sociedades actuales. No soy culé anónimo, tampoco blanco, acaso amante de calles y culturas.