sábado, 19 de junio de 2010

Saramago y el deshielo de abril


Al cruzar la frontera el Tajo se convierte en Tejo pero el acebuche, la encina, el alcornoque, el madroño y otros arbustos y matorrales siguen poblando sus riberas. Las aguas fluyen hacia el Atlántico, las tierras se arrodillan a su paso y muestran las entrañas rojizas de los troncos de los árboles. En Azinhaga, en Ribatejo, nació José Saramago, no muy lejos ya del estuario del río, a cien kilómetros de la Lisboa de Pessoa y de Antonio Tabucchi. El Tajo ha recorrido más de novecientos kilómetros desde las crestas de la Sierra de Albarracín, entre buitreras, gargantas y las voces mantenidas en el tiempo de los gancheros.
José Saramago nació en las bocanadas de cansancio del Tajo, después de cientos de kilómetros de viaje callado por las tierras ibéricas, pero a diferencia del río, el escritor portugués transitó vida arriba, desde los latifundios atroces de su niñez hasta las crestas afiladas de su libertad construida a fuerza de páginas labradas en el alma de una lengua hermosa nacida en el final de la tierra. Saramago edificó su juventud creativa en “El evangelio según Jesucristo” cuando el río de la vida se despeñaba por torrenteras y el vuelo del buitre iluminaba las sombras de los pinos. No sabemos si Dios debe pedir perdón por los crímenes cometidos en su nombre, tampoco si el lusitano será el primer, segundo o tercer ateo que navega por los cielos azules y brillantes del reino que no es de este mundo, pero podemos afirmar que el pantocrator del Antiguo Testamento, o el Dios bondadoso y comprensivo del Nuevo Testamento, no habrán quedado indiferente ante las penetrantes imágenes literarias del escritor portugués. Por solo este motivo, imaginamos a Saramago dando clases de literatura y ateísmo en las gradas de nubes del teatro celestial, junto a otros ilustres pensadores, novelistas y poetas que lo han negado pero que merecen estar impartiendo sabiduría en su presencia.
José Saramago ha muerto pero es y será eterno. Que el viento de Lanzarote y de Lisboa expanda sus cenizas por valles y montañas, entre los cerezos del Jerte y los alcornocales del Alentejo, y lleve su literatura allí donde el pensamiento único, en cualesquiera de sus versiones, mate, calle o prive de sustento a cualquier niña o niño de tez cambiante.
José Saramago es un río que nos ha devuelto la juventud del deshielo de abril.
Descansa en tu libertad labrada.

3 comentarios:

Anonymous dijo...

Uno de los más bellos "homenajes" que he leído sobre Don José.
En cualquier lugar virtual sólo se han dedicado a decir lo bueno que era, lo bien que escribía, lo "rojo" que era, etc.
Aquí has mezclado tu opinión, con pinceladas biográficas aderezada con la descripción del paisaje que tan bien manejas.
No esperaba menos de ti, Lucía, que unas sencillas "notas musicales" cargadas de esa tristeza natural que nos trae la desaparición de un personaje de ese calibre.
No podía faltar su mención en un blog de literatura mezclado con un poco de ignorancia cestística, como el que llevas entre pluma y rebote.
Gracias, Lucía.
Lloranda Gay

Pd. ¿se sabe ya la hora de la reunión de San Juan?

Anonymous dijo...

Ay Lucía.
Hoy ha sido la comida de despedida de temporada del cadete-95.
Cuenta la leyenda que ha sido divertida al principio y muy emotiva al final, en la "entrega de premios".
Cada uno de los chavales ha sido agraciado con un trofeo-recuerdo de la temporada.
A Carmen se le ha hecho entrega de un reloj (ya quisiera yo uno así, ¡qué bonito!) como recuerdo de los padres y madres de ese gran equipo que han sido nuestros hijos.
Carmen, en correspondencia, les ha dado a cada uno de los jugadores un llavero grabado.
Hasta ahí la parte de intercambio de recuerdos.
La parte emotiva ha brillado con las palabras que cada uno de los chicos le ha dedicado a la entrenadora, a Carmen. Palabras que han salido de sus jóvenes corazones, sin rencores, sin malos rollos, todo lo que ha pasado en los entrenamientos, en los partidos, todo, se ha quedado allí, en la cancha, en las canastas, en los banquillos.
Hoy han sido palabras sinceras: han aprendido con ella, de ella. ¿Que se ha equivocado? Claro, como todos en la vida. ¿Que ha tenido fallos? Igual, ¿quién de nosotros no se ha equivocado con los que más quiere?
Todo eso, hoy, sólo han sido anécdotas pasadas, historias inconclusas que sucedieron un día, en algún partido...
Carmen nos ha regalado unas palabras, bonitas y verdaderas palabras cargadas de una húmeda emoción que corría por sus mejillas. Esa máquina que es Carmen ha mostrado su humanidad, como ha dicho un padre para descargar la tensa emoción reinante…
Carmen, la dura, la gritona, la fuerte, la marimandona, ha sucumbido a la emoción de la despedida, las lágrimas se le han saltado al escuchar cómo sus chicos le dedicaban esas sentidas palabras: Gracias Carmen.
Los padres (en genérico) también nos hemos emocionado un poco. Quieras que no hemos compartido mucho con ella, bueno, menos bueno, divertido a veces, menos divertido otras pero siempre ha prevalecido la deportividad en todo.
Yo sólo le digo a Carmen dos cosas: Suerte con el mañana, haga lo que haga y decida lo que sea y muchas gracias de todo corazón.
Los demás padres podrán decir más cosas, aquí tienen su hueco, con tu permiso.
Gracias Lucía
Lloranda Gay

Horacio Eseverri dijo...

Lucía : Te he descubierto hace menos de una hora. Todo lo que he leído me ha gustado. Tu frescura, tu encanto en las descripciones, las imágenes interiores y exteriores son conmovedoras. Tienes música en las palabras que eliges y usas con mucha naturalidad. Quiero felicitarte y pedirte que continúes así. Desde hoy cuentas con un seguidor en la distancia. Recibe mi afectuoso saludo. Horacio Eseverri - Santa Fe - Argentina