jueves, 23 de septiembre de 2010

El poder


"La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido"

Milan Kundera

El poder no proviene de Dios; el poder no es neutral; el poder no es, por definición, justo; el poder se cultiva y se engrandece entre pares; el poder designa y yerra pero nunca reconoce su equivocación; el poder se negocia o impone en los palacios, nunca en los territorios de la humildad; el poder es mentira para quien lo ostenta y verdad errática para quien lo sufre, el poder no se pesca en alta mar o en la costas de Terranova, se adquiere en los salones de güisqui y lanceros; el poder son unos ojos azules que retienen la mirada, que la cautivan y la fijan en el tiempo; el poder viaja, cruza océanos, funda ciudades pero siempre lleva en sus maletas el despotismo (ilustrado).
El poder afirma liberarnos de nuestra propia ignorancia pero sólo añade peso a nuestras cadenas.
El poder se fracciona, y cuando lo hace, un viento de libertad empuja las naves de la Utopía.
En el norte, en el Círculo Polar Ártico, el poder es la nieve que se amansa en los árboles desnudos, en los tejados y en los corazones de las gentes.
Aquí, en esta tierra y en este instante, el poder es la rueda, el retorno continuo, el ciclo vesánico, el oso blanco y su muerte: Leningrado.
El poder habla, nosotras callamos
(somos mero polvo cósmico en la millonaria noche estrellada)
Y sin embargo existimos porque respiramos el olor de la afrenta.
Nada nuevo bajo este viejo poder: sólo la conciencia que nos ha hecho libres,
sólo nuestras hijas e hijos que nos devuelven la sonrisa,
el pan y la sinceridad.

L'État c'est moi

Luis XIV

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