miércoles, 8 de septiembre de 2010

Triste tarde de miércoles y de despedidas



Termina el partido, España ha sido eliminada por Serbia, con b o con v, la Pequeña Serbia. ¿Qué hacemos?. La Feria de Murcia entró en decadencia hace años y se nos presentan las comilonas como actos festivos; no muy lejos los bosques arden al aliento de gentes que caminan por las laderas, desbrozan y encienden cerillas en la tierra caliente de primeros de septiembre (1); los días son todavía largos, las nubes cruzan el cielo arreadas por el viento de poniente; el mar se intuye lejano, más por el calendario que por la distancia; el lunes que viene comienzan los colegios, poco después los institutos... Se acabó la fiesta antes de tiempo, acaso la rutina empujaba desde el alféizar de los meses con ahinco y no nos hemos dado cuenta hasta ahora, triste tarde de miércoles y de despedidas.

España ha sido eliminada por Servia, con v o con b, la Pequeña Servia, y nosotras nos deslizamos por los silencios del viento, contemplando las palmeras y los plataneros, y el sol bruñendo de luz crepuscular las paredes sin vanos del futuro, gruesas paredes que apenas nos dejan vislumbrar las próximas olimpiadas y campeonatos continentales y mundiales. Pero el tiempo es extraño, parece plegarse cuando se superan los cuarenta años, y todo parece que fue ayer: Campeones del Mundo, Subcampeones en Pekín, campeones de Europa, y, sin apenas percibirlo, nos sentamos en una silla de enea, una noche calurosa, la habitación a oscuras, los mosquitos en derredor, la emoción a flor de piel. España juega con EEUU, pierde. La noche es, no obstante, hermosa, el olor del jazmín lo envuelve todo, el ciprés se inclina levemente sobre la oscura tierra del parterre...

Sin darnos cuenta, este equipo volverá a hacernos felices. ¡No lo dudéis!.



(1)- En la noche, el resplandor del incendio ilumina nuestro fracaso, la incapacidad de transmitir a nuestros hijos el legado de la naturaleza, un fragmento de poesía perdido en las cuartillas manuscritas de nuestro pasado. La Sierra del Molino se consume entre arrozales e infortunios colectivos. ¡Qué tristeza!.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

¡Ay Lucía!
Me cuenta quien estuvo allí que las almas lloraban el quebranto que el fuego provocó en los pinares, las llamas retorcidas manchaban de ceniza y negro la festiva noche de Calasparra.
La alegría por los festejos dio paso al desaliento por la ausencia de tantos árboles inocentes y ajenos a la maldad humana de desconocidos intereses que ofrecer a un Piro amante del buen queso y del excelente arroz que allí se cultiva.
Hoy ya sólo quedan rescoldos, raíces ocultas que saludan con volutas de humo a los titanes que no permitieron a las llamas continuar con su destrucción,” tocones”, que dicen los que saben del asunto.
El día de mañana, otra arboleda, otro pinar más joven albergará a los descendientes que poblaron sus ramas y se recordará con tristeza cómo un demente intentó cercenar el disfrute de uno de los parajes más bellos que podemos encontrar en las tierras altas de nuestra siempre bien querida región.
En cuanto al mundial, mi opinión, la de una madre que sólo entiende el baloncesto que su hijo le transmite, es que se intentó pero no pudo ser. No vale ahora buscar culpables, no los hubo. Todos hicieron lo posible por ganar, por mantener el título y seguir llenando el corazón de la España cestista pero el acierto del contrario fue mayor que el nuestro.
Todos somos “entrenadores” de sillón, no de pista y es fácil cargar contra el que está allí, sudando, haciendo lo que puede ante un enemigo aliado con la suerte. Enseguida saldrá quien pida la “Escarola”, la cabeza del entrenador. ¿Fue culpa suya? Quién sabe, yo creo que no.
Gracias Lucía.
Lloranda Gay

Anonymous dijo...

El arbitraje fue malo, malo, malo de solemnidad, para los dos equipos. Son increíbles estos criterios de designación del Alto Mandatario FIBA,.. ¿por qué no los más preparados arbitran los encuentros más decisivos?