domingo, 19 de diciembre de 2010

CB Murcia (95) 80 CB Murcia (96) 59


Mañana triste y fría, la del sábado. Lluvia tranquila y neblina en el paisaje de palmeras, sierras desnudas y huerta. El invierno y sus contornos de carámbanos, humedad y recuerdos de los días pasados, siempre con el sol en lo alto del cielo y la brisa en los laberintos del mar levantino.

Partido entre hermanos, Cb Murcia 95 versus Cb Murcia 96, con el firmamento cuajado de sueños invernales, conversaciones sobre la nevada en Atenas, el Partenón y sus dioses con las barbas blancas o los dedos rosados de Eos, quién sabe. Heladas, viento siberiano, los limoneros quemados por el soplo gélido de la soledad de la Taiga, un bloque de hielo cubriendo la fuente de la Plaza del Cardenal Belluga -años antes de la remodelación de Rafael Moneo-. Belleza, hermosura: hay que hallarlas en los lugares sombríos de nuestro corazón porque en los soleados, la ventura es una lanza de luz que nos hace vivir despreciando el sino de los tiempos.

Partido invernal entre compañeros mientras sentimos el peso de dos libros en los bolsillos del abrigo, Campos de Níjar de Goytisolo y La voz a ti debida de Pedro Salinas. Mientras tanto, el partido fluye con aciertos y desaciertos, pero nosotras solo atinamos a escuchar las voces en derredor. Voces de padres y madres que animan a los jugadores, que protestan faltas- “ha sido un choque accidental”, “¡no va, no va...!”- y nosotras no sabemos que hacemos allí- con el frío, con el recuerdo del padre ausente, pensando en la hija con fiebre-, hasta que abrimos el libro de Salinas y leemos una estrofa:

La vida es lo que tú tocas”

Entonces, el mundo se torna inteligible. El mundo y nuestra presencia en cualquier lugar. Y acaso también el mundo y la presencia de la gente que nos rodea con sus palabras y sus silencios. Somos la herencia de nuestros descendientes, una Humanidad que solo existe para el futuro porque en él retoña nuestro presente.

Conversamos con nuestro compañero de graderío. “van a volver a grabar Estudio 1”- nos dice-. Y nuestros recuerdos buscan y encuentran en la sima del Siglo XX obras de teatro que nos llegaron al corazón: “Doce hombres sin piedad”, Un enemigo del Pueblo, Las Brujas de Salem, Calígula... Rose, Ibsen, Miller, Albert Camus...

Tú nunca puedes dudar.

(...)

Porque has vuelto los misterios

del revés.”

De nuevo Pedro Salinas, de nuevo la palabra misteriosa no hallada, porque el futuro colectivo se consume en una pira de sueños frustrados y el individual, ese al que todas nos aferramos en tiempos aciagos, camina perdido por los meandros de la vida y del mar tempestuoso.

El Cb Murcia 95 mantiene una ventaja de entre 14 y 20 puntos. Se habla de un cambio filosófico, del juego en equipo frente a la irrupción volcánica del individuo, y, esto, nos ha enseñado la Historia en otras cuestiones, es un parto lento, doloroso, ingrato para sus protagonistas, singularmente para el entrenador. Doloroso y desgarrador- añadiríamos- para las que estamos perdidas en aquel amplio espacio rectangular, con La voz a ti debida en el bolsillo izquierdo del abrigo y Campos de Níjar en el derecho. Un amigo de los misteriosos barrios del otro lado del río nos habla del desencanto, del tiempo que nos devuelve como caricatura los rostros de la ilusión, de la lluvia que enfría los rescoldos del fuego mortecino de la esperanza, de lo que nos depara la medianía del Siglo XXI con su delirante escenografía anglosajona. Acaba con una frase de resabios caribeños: “Universidad o muerte”, romanticismo, realismo, Lord Byron, Zola... y la neblina difuminando los contornos de la huerta, y la daga en el corazón de Julio César. ¡Guárdate de los Idus de Marzo!. No lo hizo, o no quiso hacerlo. Lo individual debe arrodillarse ante lo colectivo. Tiempos Modernos, el bigote y el bastón, el cine mudo y el sonoro.

El partido concluye con la victoria del Cb Murcia 95 por 80 a 59, y todas y todos los espectadores con razones para estar contentos. También nosotras, a pesar de saber que el futuro no nos pertenece y que el presente es la imagen en un espejo cóncavo de nuestro pasado. Nos marchamos con la mañana lluviosa, con la bruma columpiándose en las lineas de las sierras, con el cerro de Monteagudo al fondo, entre palmeras, casas dispersas y frutales. Creemos que el Cb Murcia 95 sigue edificándose sobre cimientos resistentes y que sus ramas desnudas florecerán en colores y embriagadores olores allá por marzo, con las primeras calideces de la alegría primaveral. La savia nueva aportada por Javi Martín ya corre por los manantiales del equipo. Pronto será un torrente impetuoso.

Nosotras, mientras tanto, volvemos a casa con la irrefrenable necesidad de releer a Gibbon y retomar a Spengler. Terminamos de escribir esta crónica mientras observamos las pistas exteriores del Pabellón Infante anegadas, y una niebla cada vez más espesa adueñándose de las figuras, animadas o no, de una ciudad invernal. Tristes días de un tiempo triste. Al final de mi calle, un joven ha asesinado a su padre y luego se ha suicidado arrojándose desde un quinto piso. Hablan de soledad, paro e incomprensión. ¿Cómo se pueden abandonar los escasos momentos de dicha sin sentir el corazón partido y desgarrado?, ¿cómo?...




1 comentario:

Anonymous dijo...

Hola Lucía, me han comentado que no podrás acompañar a tu hijo a Córdoba.

Qué pena,por tí y por nosotros que nos quedamos sin tus crónicas.

Saludos, y deseo que el comentario sea falso o tus circunstancias sean más favorables para que puedas asistir .

Un fiel seguidor.