martes, 14 de diciembre de 2010

Una tarde tranquila...


Una tarde tranquila nos preguntaron los motivos para no escribir sobre el partido entre Maristas y CB Murcia 95. No había razones, tampoco sinrazones. Tal vez el cielo al final del Malecón, la autovía, las palmeras, el edificio del colegio, las pistas mojadas y la contemplación de los plátanos, todavía con hojas marchitas en sus ramas.

Un mundo extraño para nosotras.

Un mundo sin fin conocido, abocado a la eterna contemplación de un sol milenario habitado por las hojas del saúco.

Decidimos no escribir sobre el partido hasta que la última hoja de los plátanos se posara en un suelo gélido, con la escarcha blanqueando en los lindes de la huerta, aterida la mañana y nuestros cuerpos recogidos sobre el aliento lívido de la Historia.

Cumpliremos la promesa. Nuestra humildad es un fruto maduro, como el vacío de una vida perra, como la soledad de la última hoja de cobre en medio del páramo, como el viento de los tulipanes y las tierras baldías.

Una tarde tranquila...

Una tarde de olvido...

2 comentarios:

Jesús dijo...

Qué difícil es enlazar una palabra con otra, todas emanando belleza, para construir hermosas frases y conseguir que la siguiente aún lo sea más que la ya escrita, y que además tengan sentido. Te envidio y te admiro, pero más te envidio.

Lucía Sánchez dijo...

Gracias Jesús. Llevo horas escuchando una canción de Pablo Guerrero titulada "una tarde tranquila", con una letra para mí preciosa, y me he dejado llevar por ella... Ya ves, he jugado con ventaja: cuando el corazón siente, todo brota con facilidad.