domingo, 29 de mayo de 2011

Valencia 66 Murcia 55

Regresamos cansados, empujados por la tormenta que descarga sobre Calamocha, llevados por el viento de la derrota de los nuestros en el precioso Pabellón Siglo XXI de Zaragoza; regresamos sobre un mar verde ondulándose por laderas y torrenteras, con pinceladas de tierra roja aquí y allá, con retazos de morados entre encinas y pinos; regresamos agotados, observando el paisaje, el océano de gramíneas meciéndose como olas de un mar de infinita tristeza. Soñamos con hacer una parada en el camino, acostarnos en el mar verde, sentir en el rostro el fulgor de la carne de lo que alguna vez será grano, alimento, vida; el viento agitando la cabellera roja entre amapolas y briznas amarillas. Regresamos con el sabor del agua del Ebro, con el destello blanco del piragüista que se deja llevar por la corriente, con el colorido del pabellón y la agitación de las banderas en la techumbre. Regresamos de una tierra de largas ausencias, de arboledas que se repiten en el horizonte (¿dónde está el hombre?, ¿dónde la naturaleza?, ¿dónde Teruel que se oculta detrás de la niebla como un barco pirata que emerge del infierno?).
Volvemos solucionando todos los problemas del país, con sabor a queso de cabra, miel, pimienta, espárragos, setas, cordero; volvemos y mientras miramos a la derecha nos preguntamos: “Será aquel pueblo el Viver de Campo Cerrado, de Max Aub”, “y allí arriba, en el medio cielo blanco, ¿no embiste un toro de fuego al rayo mientras la lluvia cae brava sobre los pinares?”.
Retornamos derrotados pero no vencidos: el agua baja mansa, el viento baila sobre las espigas, la tarde se llena de nubes, el cielo es un diccionario en el que buscamos las palabras para definir, para definirnos (mientras solucionamos todos los problemas del país): ¿quiénes somos?, ¿de dónde no venimos?, ¿a dónde no vamos?, ¿quiénes seremos?. Nada, la boria de la mañana nos despeja el horizonte, nos guía entre el todo, nos hace fuertes porque muestra nuestras debilidades.
Al amanecer, vimos el sol surgir por Sagunto, una enorme bola anaranjada emergiendo del mar de las civilizaciones.
Una premonición.


Regresamos contentos, los nuestros han perdido por pocos puntos ante un gran equipo. Profetas habrá que hablarán del pasado confundiéndolo con el futuro. Nosotros solo vemos mares verdes mecidos por el viento, días futuros de victorias certeras, experiencias hermosas aún en la derrota, ríos de cava que desembocan en los Pirineos, buenos entrenadores junto a los nuestros, lluvia, tormenta y truenos sobre Calamocha, sol a ratos y esperanza a raudales.
Mañana.
Mañana volvemos al trabajo.
¡Qué pena que no podamos estar con los nuestros aún en la derrota, porque su alegría es nuestra victoria!.

jueves, 19 de mayo de 2011

Nos vamos de cena

Mañana vamos de cena. Buscaremos un lugar apartado, rodeado de limoneros, el Río Blanco no muy lejos, el canto de algún grillo debajo de las mesas, en la tierra dura o entre la hierba fresca y olorosa de la atardecida. Azahar y noche, la luna en lo alto, algo menguada pero mirándonos con esa sonrisa mediterránea que solo conocemos los que hemos navegado guiados por sus labios de sangre de granada. Selene, el olor de la noche, la brisa de mayo acariciando nuestros rostros, endulzando la piel de los brazos desnudos.
Iremos a cenar con nuestros hijos, esos pequeños héroes que aparecen en los márgenes de las viñetas del Capitán Trueno o agitando los brazos en la playa, mientras observan a lo lejos, en el mar profundo, el cuerpo brillante de Ulises enmarcado por velas blancas encabritadas por los sueños de los dioses.
Iremos a cenar con Javier Martín, el capital del bajel que ha llevado a buen puerto a sus tripulantes, y a algún polizón oculto entre los sacos de trigo de la bodega. Lo recibiremos como a un héroe domestico, que vuelve de un largo año de entrenamientos, de enfados y de alegrías, que ha convivido con nuestros hijos a los que ha transmitido, eso ha querido, que un equipo es la unión de capacidades y de voluntades.
Iremos a cenar bajo la luna de mayo, con la corriente del río Ebro arrastrándonos con su ímpetu montañoso. Allí estarán nuestros héroes, los que miran al Capitán Trueno desde un claustro románico.

Ellos:

David Lucas, Andrés Carrillo, Álvaro Gómez, Joel García, Pepe Belmonte, Alberto Pujante, David Saura, Vicente García, Darío Sarrías, Aarón Sáez, Samu Vicente, Manu Sánchez y Álvaro Zapata

Campeones cadetes de baloncesto 2010-2011

martes, 17 de mayo de 2011

¡¡ Campeones !!

Ayer fue domingo: un domingo de lluvia fina, niebla en los escarpes de la Vera Cruz; un día presumiblemente de otoño (hojas rojizas, setas en las umbrías, la noche cada vez más solitaria y ventosa) a no ser porque nuestros corazones nos guían hacia las plácidas olas del mar estival, con sus lentejuelas doradas y el sol más majestuoso que nunca, allá arriba, dominando con su sonrisa tórrida los paisajes del futuro presuntuoso. Nos guían con las ilusiones intactas, sabiendo que los ríos no son egoístas, que las aguas bajan serenas, se remansan en los cañaverales, besan las raíces de los álamos, nos arrastran con sus ondas y con los cantos que resbalan en el cristal pulido, diamantes en los vientres de los peces.
Los ríos y los años.
Ayer fue domingo. Algunas papeleras metálicas se utilizaron para lo que fueron fabricadas, las amapolas desaparecieron del paisaje brumoso y el cerezo ensombreció su mirada y rindió su ramaje. La noche engaña sin pudor, oculta la belleza a las miradas de los cuerpos mortales y entristece el devenir del caminante. Por eso descubrimos el fuego, e inventamos la bombilla, y el televisor, y el ordenador…para vencer la soledad de las falsas noches de otoño y las reales del invierno.
Ayer ganó el Cb Murcia 95 de Javi Martín el Campeonato Regional Cadete de Baloncesto, pero también lo ganaron Maristas, Capuchinos, Canow Caravaca, Jesuitinas, CBC Cartagena, Jairis e Infante. La alegría de la gente es indicio de victoria, y ayer no vimos caras condolidas, tal vez un poco al principio pero los abrazo rompieron la tristeza de la derrota y pronto veremos a jugadores de diversos equipos paseando por las calles de la ciudad, riendo, soñando, planificando futuros comunes.

Faltó el CBC 95, el Jairis masculino, la Red Deportiva Yecla y, por supuesto,el Infante, el equipo de los barrios misteriosos del otro lado del río. También los fantasmas de los equipos que fueron nuestros, que escribieron en nuestros corazones el principio de pertenencia sentimental. Hablamos del EBECA, cantera de buenos jugadores, disuelto por la infradotación deportiva de nuestro municipio.
Los ríos y los años.
El Ebro que nos espera

sábado, 14 de mayo de 2011

CB Murcia 81 Canow Caravaca 51

Esta tarde ha llovido, frisando las ocho. Unas cuantas gotas, las suficientes como para protegernos debajo de una repisa, descartado el cerezo que crece a pocos metros de la pista deportiva Juan Antonio Corbalán, de Caravaca. No importa. Sonreímos a la lluvia, a la nube que se alargaba más allá del Santuario de la Vera Cruz porque la tarde ha resultado hermosa. Hemos cruzado paisajes contradictorios, extraños algunos; otros, de los que llamamos clásicos y que gusta a todo tipo de gentes: un pantano de aguas turquesas, riberas arboladas y, presidiendo el óleo, el castillo de Mula. Luego, concluyendo el trayecto, el perfil más cálido de Cehegín y el paseo de plátanos de las afueras de Caravaca.
En el campo, en las colinas que rodean la ciudad santa, hemos visto amapolas; mientras tomábamos café, hemos visto amapolas abrasadas por el sol de las cinco de la tarde; al terminar el partido de nuestros hijos, Cb Murcia 95 contra Canow Caravaca, hemos salido a la calle y las amapolas crecían por doquier. Hemos hecho el ramo más grande y oloroso y hemos obsequiado con él a Javi Martín, el entrenador de nuestros hijos. Un ramo con 81 amapolas, todas crecidas en las canastas del pabellón. Hemos alfombrado con sus pétalos el cielo y ha dejado de llover. Hemos forrado con ellos las papeleras de metal y el ruido ensordecedor nos ha parecido música celestial, un coro de monjes cantando gregoriano en una iglesia románica.
Si alguien piensa que somos de barro es que no nos conoce; si alguien piensa que nuestros hijos son de barro, es que no los conoce. Son amigos, son cómplices, aspiran el frescor de la noche con un mismo corazón, juegan al baloncesto y ganan partidos porque se divierten y, no queremos negarlo, divierten a sus padres.
Como cuando el coro celestial de papeleras metálicas tronaban en el pabellón.

No sabemos que ocurrirá mañana, pero hoy dormiremos tranquilos porque un ramo de 81 amapolas crecidas en la red de las canastas, regadas con el buen juego y con el acierto de los nuestros, ha sido un regalo a los sentidos. Volvemos tranquilos de una ciudad santa en la que, a lo visto, los milagros escasean.

viernes, 13 de mayo de 2011

Llorca al nostre cor

Lorca es una ciudad brillante. En las noches del estío, las rocas barrocas de sus sierras iluminan los caminos del firmamento: bronce, historia y agua impetuosa.
Estuve en la Ciudad del Sol, en la antigua carretera de Águilas, hace unas dos semanas. Desde la huerta, entre el arbolado, se distinguía nítidamente el castillo y el nuevo parador nacional sobre un cielo azul, estucado por las tormentas de los últimos días. No muy lejos de allí, el Guadalentín silencioso sesteaba y los plátanos levantaban las aceras de sus riberas. En derredor, huerta, la huerta de Lorca, un mar de sueños en un valle de homenajes constantes a la vida y al trabajo de sus gentes

 “La misma tierra, el mismo aire, el mismo sol: con agua, todo verde; sin agua todo polvo”.
 Aub, Campo de Sangre.

Ahora, la desolación ha llamado a las puertas de una tierra dichosa, ha levantado una tormenta de polvo en las colinas, en las calles, en las acequias y en los plantíos, que se ha escarchado, seca y pálida, en los ojos húmedos de sus habitantes. Pero esta ciudad no puede llorar mucho tiempo: el nuevo sol, una nube de algodón sobre el castillo, el viento revoloteando con una calidez deliciosa entre las ramas de los árboles, la gente paseando por sus calles, la sonrisa de uno niño, de miles de niños que olvidan pronto la desgracia y sonríen al futuro con sus rostros blancos y oscuros, los plátanos levantando las aceras, la contemplación de los distintos verdes de la huerta, la mujer que se seca las lágrimas en una foto del periódico, los pájaros, el agua, el sueño, el amor que renace en el corazón abatido…harán olvidar el temblor, el miedo, la silueta de la muerte caminando con su triste figura entre los escombros, y una riada de risas y esperanza bajará impetuosa por el lecho seco del río desbordando el corazón grande de estas gentes, nuestra hermanas y hermanos ahora y para siempre.


 ¡Llorca al nostre cor!

miércoles, 11 de mayo de 2011

De los buenos y de los malos jugadores en el baloncesto base (*)

Loquillo no fue un gran jugador de baloncesto, ¿y qué?. Lo importante es vivir en el baloncesto y disfrutar como solo saben hacerlo nuestros hijos e hijas. Tal vez por eso, el hombre que de joven quería un camión para ser feliz, nos dejó esta maravillosa canción colgada en Youtube. Eligió la música, o la música lo eligió a él, pero nunca olvidó esos tiempos de baloncesto, de entrenamientos, de amistad y compañerismo. Tiempo de formación humana, tiempo de libertad e ilusión. 


(*)- Esta entrada va dedicada a Alberto Pujante, otro de los grandísimos jugadores del Cb Murcia 95 invisibles en la Nube. Todavía recuerdo el gran partido que realizó contra el Fuenlabrada hace dos primaveras, ¡ojalá mi hijo hubiera jugado la mitad de bien que él!. También espero que alguna vez me haga una traducción del griego del viaje a Ítaca de Kaváfis, esa busqueda de la utopía que muchas personas dejamos a mitad de camino. Ahora me arrepiento de haber plegado las velas en una bahía de salitre y muerte, nunca de haber soñado con un mundo más justo.

lunes, 9 de mayo de 2011

A Juan Antonio Santos, un gran base, un gran amigo y compañero...

Si por algo me alegro de la clasificación de Maristas para la Final Four de la categoría cadete de baloncesto es por Juan Antonio Santos: por su deportividad, por ser uno de los dos o tres mejores bases de la hornada del 95, por haber pasado por el Cb Murcia como un caballero del deporte, también por la discreción de sus padres, siempre atentos, siempre con buenos gestos en la forma y en el fondo. Juan Antonio ha supuesto un antes y un después en Maristas Cadete, todos lo sabemos, como también sabemos que su anonimato, las oportunidades que no se le han ofrecido, su invisibilidad en la Nube no eclipsan su trayectoria deportiva, su aportación a un equipo al que ha dado dirección y ha permitido que otros jugadores brillen sobremanera en este mundo extraño de las canastas.
¡Va por ti, Juan Antonio!. ¡Suerte en la Final Four!

pd:Juan Antonio es el tercero por la derecha, de rodillas

domingo, 8 de mayo de 2011

Maristas, Cb Murcia 95, Capuchinos y...Canow Caravaca

Creo que las personas que nos movemos alrededor del baloncesto deberíamos hacernos tres preguntas: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿a dónde NO vamos?. Esta última es acaso la pregunta más triste porque es precisamente el jardín de nuestras ilusiones el que nos está vedado para la eternidad. Vemos sus formas, sus colores, sus cadencias musicales, las olas que recorren su rectángulo, sus banderas y banderías, sus grandezas y sus miserias, pero sabemos que las puertas están cerradas, con telarañas en la llave, en sus goznes, en el agujero de dorados telares. Solo se abre una vez en años bisiestos y hay geografías de la vida que desconocen su mera existencia.
Creo que las personas que nos movemos alrededor del baloncesto de nuestros hijos, ese deporte que nos hace perder fines de semana, visitas a los padres, miradas melancólicas a la orilla de un mar sereno, con las islas oscuras de Eloy Sotelo esbozadas en una acuarela tenebrista y noches blancas en las estepas recién nevadas, o con una mano que crece desde el fondo de algas y ocupa todo el horizonte de nuestras vidas- ¡momento sublime que eclipsa las desdichas de las cosas cotidianas!- comprendemos que no hay nada más efímero que estos años de juventud ilusionada, de proyectos que se tornan quiméricos cuando las primaveras se suceden y los cuerpos mortales fluyen por los paisajes y por los corazones como lo que son, olvidos del mañana. Sabiéndolo, nos dejamos llevar por el tiempo, que juega con nosotros y divide los días en periodos de 24 horas con o sin cuatro tiempos de diez minutos.
La liga cadete masculina está llegando a su fin. El cielo azul intenso, el calor del estío que ya se presiente, la brisa que agita las banderas y las hojas de los árboles, los atardeceres que no parecen desfallecer en brazos de la noche, el beso amargo de los mosquitos, la música que nos llega de los aledaños del río blanco, nos avisa, como todos los años, que todo principio tiene su fin, también, aunque a veces nos obstinemos en lo contrario, el baloncesto. Pero con los años, con la adolescencia, con los cambios del cuerpo y del alma -para las personas que, en estos tiempos de demonios humanos liberados en todos los confines del Orbe, todavía creen en ella- vamos comprendiendo a dónde NO vamos NI iremos nunca. Y esto duele, porque precisamente es la manzana prohibida la que nos desdice, con su dulce sabor, el discurso construido con los despojos de la materia, la nuestra y la de los demás.

Cuando escribo, se conocen tres finalistas de la liga cadete masculina, a la espera del resultado del Canow Caravaca- Cb Murcia 96 (*): Capuchinos, Maristas y Cb Murcia 95. Resultados todos previsibles. Han caído en el camino, jugaron la final a cuatro de infantiles, CBC 95, Jairis y Red Deportiva Yecla 95, y aunque se dirá que la vida es así, que el tiempo todo lo cambia –y a veces también lo arruina- no puedo sino recordar aquellas ligas pasadas, aquellos padres siempre expectantes y aquellas alegrías y tristezas que nos pertenecen a todos los que vivimos este mundo habitado por la ingratitud, también por la gratitud, al que llamamos baloncesto. En mi caso, los viajes por la región, los paisajes, las tormentas, las empanadas de patata de Yecla, el silencio de Azorín mientras recorre sus calles, el arroz con bogavante que nos comimos en Cala Reona o el caldero en El Juego de Bolos, la nieve en las alturas de Sierra Espuña, la perspectiva de Cehegín desde el río Argos, Cartagena, Lorca, Mazarrón, La Unión, Alhama, Cieza….han modelado en mi corazón un mundo imaginario poblado de seres inmortales- nuestros hijos- y de tierras doradas por el sol de la alegría.
Tal vez la temporada que viene todo sea ceniza, pero siempre quedará el fruto de la amistad que ha madurado en los campos del baloncesto, allí donde la carne es pasión y su piel el compañerismo y la amistad.


(*)- Finalmente los caravaqueños se impusieron al Cb Murcia por 67 a 59. También previsiblemente la Final Four se celebre en la ciudad de la Cruz ya que es la primera vez que un equipo del noroeste regional llega tan lejos en una competición de este tipo. Dejando aparte comentarios irrespetuosos aparecidos en el blog del Canow Caravaca, siempre en el más estricto anonimato, dirigidos a Carmen Puigcerver (¿Cuándo dejaremos de usar estereotipos de género para describir lo que no entendemos?) no podemos dejar de felicitar a sus jugadores y, por supuesto, a su entrenador.

jueves, 5 de mayo de 2011

Valcárcel y su violín

Se acerca el verano y sus tórridas ráfagas de betún y amoniaco. En el mar, en la montaña o durmiendo en el espejo de una sardina aceitosa, lentamente, con la boca entreabierta y el cabello cubriendo las escamas y la sal.
Se acerca la dejadez de los días sin apenas noche, la brisa en el rostro, las luces de las orillas del mar, brillantes, locuaces, con miles de bocas negras que liban la sangre de la arena. Y los 3X3 junto a las palmeras y  las terrazas de los bares. Los rizos del mar al fondo, los escorzos de las islas bronceados por la cálida caricia del sol y de las velas blancas de los veleros. 
La Torre, Santiago de la Ribera, Los Alcázares… y aquella maravillosa noche bajo el sauce, el Ebro a nuestros pies, la luna reflejándose en sus negras aguas y las risas, las bromas, el queso, el vino y la amistad. Al otro lado de la calle, Valcárcel y su violín.

“Definitivamente
Parece confirmarse que este invierno
Que viene, será duro”

Gil de Biedma

Lo será, sí.

lunes, 2 de mayo de 2011

CB Murcia junior 79 Molina Basket junior 85

El río bajó limpio aquel domingo por la mañana; siguiendo la senda de los bancales y de los cañaverales el talento de una generación se amansó, como el agua tempestuosa y fría de un torrente cuando llega a la llanura, en los meandros del CD La Flota y allí, gente nadando, gente gritando, gente tocando el tambor, animando entre el vapor de la mañana y el calor de la victoria deseada, el Molina Basket se consagró en los altares de la alegría porque estas finales regionales dan para eso, para el clamor, para la risa, para la diversión desbordada, para los festejos culinarios y el champán, cava o sidra derramada por las mesas, azahares y paisajes luminosos.

Ganó el Molina Basket en una mañana de cielos blanquecinos, en unas laderas de cemento, en un sermón de la montaña con los dioses abajo y los mortales arriba, sentados en las estériles piedras o de pie, mirando, gritando, sintiendo los colores propios, los corazones latiendo al unísono, la sangre filial y fluvial circulando por las venas, despeñándose por el cemento, por las bajantes pluviales, colándose por las canastas, impregnando el balón y la piel y el sudor de los nuestros…para eso son los nuestros, que descienden por las aguas del talento cristalino de aquellos que no escucharon, o no quisieron escuchar el canto de las sirenas que vivían en palacios y convertían el deseo en melancolía.

Gran partido: seriedad, talento, apoyo en los escarpes, una temperatura agradable, el cielo encapotado inundando con su blancura silenciosa las gradas de la cancha, nuestros hijos e hijas por allá, con sus amigos y amigas, animando y animándose, buscando oquedades para asomar la cabeza y ver alguna parte del campo, corriendo de aquí para allá, dame dos euros para un refresco…ayer se vio una afición de oro y diamantes, ayer vi a Holly Golightly entre la afición, ayer vi a poetas con el balón en la mano elaborando sonetos alejandrinos en el aire o taponando el verso libre con una rima ridícula en el mismo rostro del modernismo.

Ayer ganó el debate sobre la cantera y su formación. Tiempo al tiempo.

La fotografía pertenece a la web del equipo de Molina