viernes, 12 de agosto de 2011

Los poderes manchegos profundos...


El mar es una ciudadela sitiada por todos sus francos: murallas de espuma y palmeras, molinos derruidos en mitad del llano, sierras desnudas vacías por dentro, sol, química y, ¿por qué no?, física. Las ramblas desovan muerte en las orillas del mar, parajes oscuros, medusas, arena y cañaverales ardiendo a la luz del mediodía. Mientras tanto, los días transcurren plácidos en los cielos mediterráneos, esperando el viento de levante, la brisa que acaricia los rostros como el terciopelo y el aroma de las amapolas. El mar es dueño de nuestros paseos, de los pálpitos que nos agitan al contemplar las gaviotas en el horizonte, al atardecer, surcando un mar húmedo de aire, con el color del crepúsculo sonrosando sus blancas alas. La mar de los marineros y de los amantes prendados de la luna y de las estrellas.

Más allá, hacia el interior de nuestra consciencia, física y química de nuestros recuerdos y de nuestros anhelos, los llanos espesos de encinas, los ríos quebrando la horizontalidad de un paisaje hermoso, con sus hoces y sus bosques de ribera, los molinos quijotescos, las plazas mayores, las lagunas y los espejismos de viñas que se sonrojan en otoño como una herida de desamor que anuda su rencor en los lazos del cielo de estrellas brillantes, lágrimas de agosto que contemplamos desde las hojas del laurel.
 
Los poderes manchegos profundos se llama el equipo de nuestros hijos que participa en el 3X3 de Santiago de la Ribera, junto al mar añorado por Eloy Sotelo en el frío invierno de Leningrado, hoy San Petersburgo. ¡Ojala pudiéramos tocar con los dedos los versos en llamas de un poeta que murió creyendo en el amor a una tierra que deshojaba la belleza en las llanuras doradas de Santa María de Campo de Rus!, ¡ojala nos dejaran seguir el rastro herido de unos versos que granaban en la boca de su amada, en el puerto de Alicante, la llovizna y la muerte ondeando en el paisaje recortado por las laderas!. Pero nosotros somos menos poéticos, no bebemos en las fuentes del mar y de las nubes. Buscamos en lontananza el cuchillo que exacerba el aroma del queso y que abre el racimo de uva con el filo de las centurias romanas- trigo, vid y olivo-; disfrutamos del baloncesto y de la brisa del mar, de la sal y del brillo del sol que bruñe con sus dedos de luz las crestas de las olas.
Los poderes manchegos profundos es nuestra apuesta porque es la poesía de Eloy Sotelo, el otoño crepuscular de la selva de Iratí, la mirada serena de Ainhoa Izar, la mesa y el palmeral, el aroma del queso y el sabor del vino, David Lucas, Álvaro Gómez, Darío Sarrías y David Saura él, tu y yo, ellos, vosotros y nosotros que nos divertiremos a la orilla del Mar Menor, en Santiago de la Ribera.

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