Y en el cielo, la luna es una espectadora privilegiada del devenir absurdo. Con sus lentes de aumento nos contempla y nos retrata como hormigas insignificantes, entre inmensos océanos y profundas quebradas abiertas con un cuchillo de estrellas.
Lucía Sánchez
martes, 4 de octubre de 2011
Es fácil dejar de soñar...
Solo basta con que la realidad te abofetee con el dorso de la envidia.
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