lunes, 19 de marzo de 2012

Vivimos una edad extraña...

Vivimos una edad extraña, un retorno a la mudez del cine de los años veinte, a la boca cosida con hilo de seda, a la embriaguez en la barra solitaria del bar de las desdichas eternas, a los dedos culpables enguantados en una piel rosácea.
Vivimos (y como vivimos morimos).
Creemos en muchas cosas, vivimos en la edad de las creencias insustanciales. Mientras, por la alcantarilla de la Historia, desaparecen los ismos del Siglo XX, surgen y eclosionan en fétidas flores el canal de la carne humana encalada, cantan misereres los señores que, fuera del olor a incienso y musgo, son los mismos miserables de los que ya nos habla el Antiguo Testamento.
Vivimos la muerte del alma misionera,
vivimos el resurgir del alma comercial.
Ellos han llegado para quedarse, no olvidadlo.
Han llegado con sus doctrinas paganas (las llaman tradición), con sus tronos excluyentes, con sus velas encendidas a la penumbra intolerancia.
Han llegado para quedarse y rezan al dios materia, al dios de oro, al dios que nos quita y les da.
¿Y dónde habitan los bárbaros que nos devolverán la libertad arrebatada?,
¿y dónde sus gritos de guerra y sus actos de paz?.
En el futuro desconocido, abriendo con tenazas las luces de las décadas.
Vivimos una edad extraña,
Vivimos embriagados con el olor a miedo
(a no poseer, a no ser, a no estar…),
Y ellos que nos llaman con sus voces de hielo eterno,
Que nos aman con sus cuerdas y sus horcas,
Que nos sacrifican en la alta atalaya que divide la vida en esperanza y resignación,
Que son nosotros siendo extraños,
Que son los que escriben con renglones torcidos los mandamientos del cuerpo
Que yace en la llama,
Que hablan, gritan y perjuran,
Que no nos dejan vivir porque nuestra mera existencia es un insulto
A su inteligencia
(ellos)
Son el espanto del pasado ahora revivido.
Solo nos queda callar,
Mirar las estrellas buscando alguna señal de redención,
Contar los días como suelas de amo,
Morder el polvo mientras hierve la sangre en la marmita del tiempo,
Creer, creer, creer,
Pero (sobre todo) afilar las luces de la razón
con las pocas herramientas que nos han dejado:
el recuerdo, el amor, la libertad.

1 comentario:

Juan Martínez dijo...

Hoy no se consume, no se puede comprar nada en los grandes almacenes ya que de eso se encargan los piquetes informativos, pero si podemos consumir en los bares ¡gran día hoy para bares próximos a recorridos de manifestaciones! Al final esta huelga de hoy será un éxito, pero que a todos los españolitos de a píe nos hará un poco más pobre, ya que no puede conseguir nada de lo que pide. Esta huelga debería haber ido en contra de esos políticos que no merecen serlo y que están metidos en política para su propio beneficio y el de sus allegados, también para esa gran banca española que siempre gana cuando España va bién y cuando va mal, y para todos aquellos ciudadanos que con sus corrupteleas se enriquecen por medio del soborno. Por estos motivos Yo sería el primero en encabezar cualquier manifestación, pero la huelga de hoy no la entiendo. Que me disculpen las personas entendidas.
Un fuerte abrazo Luci.