lunes, 14 de mayo de 2012

Metáforas


Los intelectuales suelen confundir los deseos con la realidad, aunque aquellos tengan un corpus teórico más o menos articulado. Esto explicaría que la Historia esté poblada de realidades fracasadas, algunas sanguinarias, otras ridículas. La praxis del intelectual de cualquier rama del saber, incluida la ciencia del baloncesto, generalmente acaba en fracaso porque la práctica no necesita de teoría desenvolviéndose, como lo hace, en un mundo caótico en el que la única certeza es que el poder siempre actúa en su propio provecho y en el de sus acólitos. En la cima de la pirámide reina el dios Ra, que irradia sabiduría pero también capricho y arbitrio. Los dioses, bien se sabe, son depositarios de la verdad que habita en el corazón de las sombras y estas se mueven como en una cancha de baloncesto, siendo sus jugadores rayos de luz modelados por un núcleo que no se puede mirar sin quedar ciegos. Por eso el silencio reina en el mundo, por eso los gritos que se escuchan provienen de dioses iracundos, ceñudos pero dotados de una sabiduría infalible que nunca acaba en vergüenza porque este atributo, o falla existencial, pertenece al reino de los mortales. Ante esto solo cabe callar o elaborar metáforas.

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