sábado, 9 de junio de 2012

Intervenidos


Sí, leyendo a Robert Fisk concluimos que todas las guerras son guerras por la civilización, por una forma de entender la civilización que excluye a las demás. Y ahora, mientras Rajoy me mira y Zapatero duerme plácidamente en cualquier nube de la tramontana, pienso que las guerras económicas contemporáneas han impactado en un país con políticos de una mediocridad decimonónica, como aquellos que hicieron el ridículo en contiendas coloniales o buscaron en la autarquía el aislamiento de las navajas brillando a la luz de la luna.
No sé que pensar. La radio amplifica los gritos de una sociedad ruidosa. Hemos sido intervenido, Europa nos ha enlazado el cuello con la cuerda de la asfixia social. Todo lo que ha erigido la gente común, trabajadores que pagan sus impuestos religiosamente, con los que se han diseñado los sistemas sanitarios y educativos públicos, está en peligro. Esa gentuza que ha entendido el lucro como fruto del esfuerzo individual, toda esa letanía neocon que nos ha hundido con sus mentiras del crecimiento continuo y el fin de los ciclos económicos en sociedades diseñadas para el desenvolvimiento libre del mercado, todos esos banqueros, políticos corruptos, alcaldes prevaricadores, ladrilleros de urbanizaciones de lujo, paramount o aeropuertos sin aviones, nos han hundido y con nosotros se hunde también, y aquí el dolor y la rabia, todo el esfuerzo de una sociedad, de una gente común que ha pagado sobradamente la educación, la sanidad y los servicios sociales que tenemos, que teníamos, hasta ahora.
Se transfiere la deuda privada, creada por toda esa gentuza, al sector público. Y al transferirse se exige que se reduzca y que se desmantelen las prestaciones del estado a los ciudadanos. Y mucha gente común, esa que se escandaliza con los rolex de Méndez o con los viajes de Toxo a los fiordos noruegos, arenga políticas de desmantelamiento que objetivamente les perjudica. La deuda privada es transferida y con ella todas las exigencias que están ahogando a países como Grecia y Portugal.
Es increíble tanta cara dura.

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