jueves, 26 de julio de 2012

Sin aliento....


“Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas”.

de Ángel fieramente humano

Blas de Otero

viernes, 20 de julio de 2012

Rebelión cívica


Al subir al puente viejo, una ráfaga de viento refresca el ambiente. Las banderas revolotean como palomas de libertad mientras los manifestantes fotografían una Gran Vía abarrotada de gente. Acaso es una de las mayores manifestaciones de la historia de la ciudad de Murcia. Hay razones, por supuesto, y éstas no son livianas. El movimiento obrero tardó un siglo en organizarse, desde el primer ludismo y no fue hasta finales del Siglo XIX cuando se pudo tratar de igual a igual al poder económico, no obstante las matanzas y represión salvaje. Este dato debe hacernos reflexionar sobre la caverna mediática y sus amos, la oligarquía española, dispuestas ambas a criminalizar el sindicalismo para romper los vínculos de solidaridad de clase en el que han participado, consciente e inconscientemente, sectores de la población que clamaban objetivamente contra sus propios intereses.
El gobierno de la derecha ha respondido siempre, desde los Reyes Católicos, a los intereses de la aristocracia económica y social y nunca, ni siquiera en este momento histórico en el que las distintas clases medias tienen la llave del poder, para la mayoría. No es un gobierno popular, es un gobierno autoritario, sujeto activo de los designios de sus amos, que pretende disciplinar a las, por ellos despreciadas y despreciables clases subordinadas. Aprovechando la profunda crisis económica en la que vivimos instalados, la oligarquía española ha decidido implantar mediante la violencia normativa las recetas del Consenso de Washington. Sus objetivos son cada vez más nítidos: explicitar quien manda, transferir las rentas del trabajo al empresariado, privatizar la sanidad, la educación, los servicios sociales públicos, implantar un férreo control cultural e ideológico que complete el círculo de la sumisión y de la desigualdad social impugnados desde el Siglo XVIII.
Ahora, con la prima de riesgo superando los 600 puntos, con un fatalismo social que acepta como necesario la privatización de los derechos colectivos y de sus herramientas materiales, con la violencia ideológica, clasista, de la que hace gala y ostentación el gobierno central, la oligarquía española quiere devolver a las clases subordinadas a lo que consideran su lugar natural desposeyéndolas de la propiedad colectiva que les ha permitido una vida más o menos segura.
Pero el 19 de julio les demostramos que las raíces de la igualdad y de la dignidad social son muy profundas, demasiado profundas como para ser arrancadas como la yerba. Tenemos, compañeros y compañeras, las raíces de los olmos y somos como la yedra que rodea y oculta los sillares aristocráticos de una oligarquía mediocre, dependiente, decadente.
Debemos seguir luchando,
debemos ahondar en la rebelión cívica que como hombres y mujeres nos ha hecho libres.

jueves, 12 de julio de 2012

Hay ríos con alas

Hay ríos con alas. En el estío, cuando levantan el vuelo, sus lechos de plata brillan en el mediodía y los cantos rodados del fondo arenoso son lágrimas de cocodrilo de las tormentas y del frío de febrero. Nuestros ríos tienen alas y los poetas, que alguna vez las tuvieron también, se aferran al zarzal con sus palabras duras, desnudas, de filos sangrantes, propias de estos años trágicos en los que se nos quiere domesticar para volver a ser ese rebaño de Dios, sumiso, callado, sufriente. Pero nosotros no somos un pueblo encadenado, nunca lo fuimos, y aunque perdimos batallas y guerras nuestra voluntad fue inquebrantable y nuestra libertad una paloma de lechos de plata y pico de silex. Viviremos paisajes siniestros, nos harán una corbata de cuerda con sus risas y sus jadeos pero en el límite del camino, donde la hierba es alta y blancas las flores que acristalan el mar, nos levantaremos y quebraremos las cadenas que alguna vez nos pusieron.

miércoles, 4 de julio de 2012

Somos inmensos


Nos quedamos sin alma, ahora solo vaciamos un vaso sin agua- es una metáfora, claro-, y miramos el mar y sabemos que no tiene fondo.
Han transcurrido diez mil años desde entonces- desde que supimos que nuestra alma podía ser una estrella negra- y en una décima de segundo los milenios se han transformado en una esponja marina sostenida por el viento de poniente.
Y Nerón afinando el arpa,
y el fuego iluminando el callado horizonte.

lunes, 2 de julio de 2012

Andrew Carter


Andrew Carter estornudó antes de vaciar el cargador de su revólver en el tronco de la noguera. Las hojas lo miraron desde arriba, se agitaron con el viento del atardecer y llamaron con sus susurros a las águilas y a los manantiales de musgo del bosque sombrío. Fue una muerte lenta, la savia se derramó en la cubierta de pizarra, las amapolas palidecieron, los monjes de Los Teatinos tocaron las campañas a 1600 metros de altitud y la noche fue fría.
Un fuego helado brilló en el horizonte.
Un fuego verde,

Andrew Carter miró alrededor y supo que su obra dejaría huella.
Un bosque de carbón...

España 4 Italia 0


La primera y última vez que acampé en Cazorla estuve toda la noche escuchando la berrea de los ciervos. Era el último tercio de septiembre y hasta el atardecer siguiente no supe que aquello no provenía de una vaquería próxima a la Fuente del Vinagre, sino del ritual de los ciervos. Por entonces era muy joven, apenas adolescente. Hoy, treinta años después, he regresado a aquella sierra y he recordado las experiencias de esos primeros días del otoño de principios de los ochenta: el lugar donde Rodriguez de la Fuente filmó los lances de los cérvidos, en la cola del pantano, la muerte de Paquirri conocida en un fría noche en Coto Ríos mientras los animales bajaban de las oscuras laderas para comer entre las basuras, los faisanes disecados de un bar de la sierra, la temperatura tibia y el agua fresca de los manantiales. De regreso he cometido la osadía de atravesar transversalmente las sierras, desde Hornos hasta Santiago de la Espada y desde allí a La Puebla de don Fabrique. Nos hemos desviado para conocer el nacimiento del Río Segura y he disfrutado con las sombras de las nogueras y el agua fría de la media tarde.
Entrando en Caravaca de la Cruz, me ha sorprendido la humareda detrás de las colinas de la ciudad, Luego he sabido que un incendio provocado al norte del Cenajo se extendía por las tierras de Moratalla y Calasparra. Desde la Puebla de don Fabrique ya se observaba como un cielo encapotado que atribuí a la calima de los últimos días. Craso error: las sierras de nuestro país vuelven a arder por sus cuatro costados, en ello se empecinan pirómanos y personas irresponsables que desconocen el valor de lo colectivo.
Luego el partido y al finalizar el partido, la alegría de esas noches de especial orgullo patrio. Las bocinas de madrugada, la pirotecnia, los jóvenes gritando, el momento histórico único, el no hay tres sin cuatro, las banderas ondeando al árido viento de julio, las caras maquilladas de color rojo y amarillo, los gritos de los vecinos, los jazmines oliendo a sueño...
Nos podemos sentir orgullosos: somos campeones del mundo, de Europa. La alegría, lo entiendo, desborda el ámbito privado y hace suya la calle y los corazones y el orgullo de sentirse participe de un éxito colectivo. Pero por otro lado pienso que si la mitad de los que hoy exteriorizamos nuestra alegría por la victoria, mostráramos nuestro enojo por los recortes en la sanidad o en la educación pública podríamos parar tanto desatino y ataque a patrimonio colectivo en beneficio de unos pocos.
Son las doce de la noche, y la alegría un tanto irresponsable se extiende por la noche murciana.