jueves, 6 de septiembre de 2012

Pedro es alérgico al agua


 Pedro es alérgica al agua. Tiene una mancha azul en la frente desde su bautizo. Ahora se acerca a la arena, observa el vaivén de las medusas y sonríe: para algo debe servirle ser alérgico al agua. El sacerdote llamó a un exorcista en la misma pila bautismal, los padres alrededor, las beatas rezando arrodilladas, recordando a Pío XII, los feligreses mirando hacia la puerta, la luz de la calle y el recorrido más corto para llegar al bar y contar el extraño suceso.
Pedro rebaja con lejía el agua que bebe. El agua de grifo le quema las entrañas, el agua mineral se solidifica en sus venas. Le gustaría utilizar ácido clorhídrico pero en su equipo de baloncesto no la dejan porque elimina el olor a incienso de la cancha. Todo huele a incienso calvinista en el equipo y de Ginebra traen las flores, y los látigos y los bebés que nacen en los nidos de las golondrinas.
Pedro tiene unos ojos enormes, en ellos caben dos cúpulas florentinas, la Capilla Sixtina y el baldaquino de Bernini, pero el se conforma con la Transverberación de Santa Teresa, con su gozo carnal y con la manzana que sostiene en su mano Eva.
Pedro cruzó el río y ahora vive en los misteriosos barrios del otro lado del río, ha leído últimamente La Pandilla de Philip Roth y se la aconseja a los lectores de este blog.
En octubre Premio Nobel de Literatura para Roth o para Kadaré.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El otro lado del río es más divertido, te permite no ser políticamente correcto. Si volviera a ser niña me escaparía con Pedro y que sus enormes ojos me saquen del apestoso y rancio incienso, quiero oler a violetas, a lirios, a hierba fresca, a romero y a lavanda, a lluvia... a libertad.

Anónimo dijo...

Hola, Lucía.
No sabía que se pudiera ser alérgico al agua, como Pedro.
Yo no tengo alergias, si acaso alguna picacera ocasional motivada por los mentecatos, estómagos agradecidos y demás piara de políticos que nos están dejando, no ya sin alergias, sino sin posibilidad de tenerlas por el alto coste de los medicamentos.
Yo, lamentablemente, estoy en el lado oscuro pero cuando logro cruzar un puente escondido y piso la otra orilla, hago acopio de todo el aire que puedo respirar, de todos los aromas, sonidos y sensaciones que pueda acumular para, cuando vuelva a mi lugar, tener suficiente energía y ganas de seguir viviendo durante algún tiempo más.
Hace ya muchas lunas que te prometí que entraría más a menudo. Ya ves que no fue así, mi voluntad es grande pero mi realidad no lo es tanto y mi tiempo, menos todavía.
No te preocupes, haré como los políticos mamandúrricos esos que comentaba tu Espe querida, prometo sabiendo que no lo cumpliré pero con el ánimo de hacerlo.
Volveré, como dijo Terminator.
Gracias, Lucía.
Lloranda.

Anónimo dijo...

Hola, Lucía
He hecho un comentario del que lamentablemente no tengo copia.
He intentado varias veces poner las letricas pero, al parecer, no lo he hecho bien y al cuarto intento, ha desaparecido el texto.
La leche que le dieron, qué complicado está escribir aquí, pijo.
Gracias, Lucía.
Lloranda