sábado, 13 de octubre de 2012

Música que amansa a las fieras


Parece que la selección nacional de baloncesto destrozó dos apartamentos en la Villa Olímpica de Londres. No consta que los desperfectos se produjeran en un falso techo excesivamente bajo. Lo cierto es que el COE pagó 11.500 euros para satisfacer el frenesí alegre y despreocupado de unos jugadores, que perdieron la final olímpica ante la todopoderosa selección norteamericana por solo siete puntos. En esto, como en todo, hay clases y el silencio con que se ha llevado el asunto podría indicar que el COE pagó sin reprender la conducta irresponsable de los jugadores españoles que, como todos sabemos, son el espejo de comportamientos deseables para nuestros vástagos.
No obstante, cuando se cometen chiquilladas sin consecuencias materiales de ningún tipo y eres un jugador más de un equipo canterano con pretensiones, sí se te puede acosar durante todo el verano vía whatsapp.
Dejamos fuera de este escrito las teorías sobre la superior inteligencia de los jugadores de baloncesto, reflejo de una época en la que las clases medias y altas del país orientaban a sus hijos bachilleres y universitarios a la práctica de un deporte que no fuera el fútbol.
Como es cierto el axioma de que “la música amansa a las fieras” (esperemos que en futuras ocasiones el hilo musical de las villas olímpicas emitan música clásica) dejo el enlace a las piezas de Gaspar Fernandes.

viernes, 5 de octubre de 2012

Último amistoso del Ad Infante Júnior


El sábado 6 de octubre, a las 18 horas, en el Pabellón de Zarandona, el Cb Murcia Junior B (asociado a una afamada universidad católica) juega con el AD Infante Junior. Ambos equipos aparecen como favoritos de la liga regular en las quinielas de algunos sitios de la blogosfera. Luego, por encima de las nubes, a la diestra del Señor- o a la siniestra, que nunca se sabe- se encuentra el Cb Murcia Junior A. Nadie duda de que las huestes entrenadas por Moncho Monsalve se llevarán el título de calle. Yo tampoco. Si lo hiciera, y no lo voy a hacer, se me podría diagnosticar el padecimiento de alguna enfermedad de la familia del optimismo antropológico y no voy a caer en esa tentación para no inducir a mis detractores a elaborar sesudas teorías sobre la ilusión de Prometeo. Los que roben el fuego a los dioses no serán mortales, ni siquiera semidioses; serán materia, tiempo y espacio.
Se dice que los poetas de la decadencia, que ya no utilizan la rima y tampoco evitan palabras vedadas a la escritura hasta hace bien poco, presenciarán el partido. Con un lápiz y una goma de borrar, con la pizarra y la geometría de los ensueños. Habrá también padres y madres, y un operario del ayuntamiento con un cronómetro y la vista puesta en el cuadro de la luz. Finalmente, los jugadores y los árbitros, algún profesor de matemáticas metido a entrenador y el reencuentro de jugadores conocidos de otros años pasados.
Mañana veremos jugar a dos equipos llamados a ocupar el tercio superior de la clasificación de la liga regular junior de baloncesto. Nos faltará Eloy Sotelo y sus frías palabras sobre las noches de Leningrado; también Ainhoa Izar y sus rizos rojizos semiocultos por la hojarasca otoñal de Irati.
Somos humanos, demasiado humanos.

jueves, 4 de octubre de 2012

foliage


El cuadro fue pintado por Adrián Esquer. En los bosques de Nueva Inglaterra, el foliage invita a la contemplación. Poetas de los atardeceres, poetas de las olas rojizas que ondulan el paisaje con sus voces apagadas. Susurra la noche, la luna es una canción, tal vez algún himno de los cobertizos de carne y membrillo que aparecen en el cuadro de Esquer, con un niño en la techumbre a dos aguas que protege a los caballos del frío de la madrugada. Allí, bebiendo el agua del rocío depositado en la hojarasca, mientras los atletas esquivan los troncos de los árboles y los regatos con sus amplias zancadas, descansan en el césped contemplando las nubes y sus dulces caramelos de algodón azucarado y sueñan con laderas de olivos y sillares de piedra recalentada por las sombras alargadas de los lagartos, te veo, amor mío, contemplo tu ausencia en el aire blanco de mi mirada, invoco tu cuerpo, tus manos, el río de tu boca, el nácar que te envuelve en el vientre del mar.
El cuadro fue pintado por Adrián Esquer. Tu me sonríes desde el cobertizo y el caballo que montas retoza en la alfombra roja y me observa con esquiva mirada.

martes, 2 de octubre de 2012

Emprendedores

Un buen amigo me escribe que ya no hablo de baloncesto. Hay tantos cadáveres en el camino, le digo, que si hablara de baloncesto Las Horas Sitiadas parecería la necrológica del ABC. Pero los muertos (el Madrid del millón de cadáveres del añorado Dámaso Alonso) no son muertos cualquiera: en la cancha se mezclan los huesos del común con los de los emprendedores del baloncesto. Esto no es la ciencia económica, ni las leyes del mercado. Hablamos de un deporte que devora a sus hijos, comenzando por la plantas de los pies y terminando por el cabello de la coronilla a dos metros sobre el suelo. Por encima, también hay cadáveres, algunos de ellos emprendedores, otros del Popolo Minuto. Otra buena amiga, me habla de los paisajes desolados del baloncesto. Dice que son paisajes humanos, también castillos románticos, ruinas medievales, pero en sus pesadillas las figuras que los habitan son transparentes, visten levitas blancas y arrastran pesados grilletes. Creo que se refiere a fantasmas emprendedores, que en otras dimensiones también manda el mercado y, por supuesto, Ángela Merkel. Bueno, esta entrada llena de cadáveres se publica para informar que varios exjugadores del CB Murcia han cruzado el río y ahora entrenan y juegan en los misteriosos barrios de su margen derecha, en el AD Infante. Se trata, ya se sabrá, de David Lucas, Álvaro Gómez, David Saura, Vicente García y Alberto Pujante. Mientras, río abajo los huesos de los emprendedores, casi medio millón de cadáveres de esta ciudad cadáver llamada Murcia, amenazan con taponar las pocas esperanzas de ver el mar y oler la sal de la vida, la poca vida que aún podemos soñar en las pesadillas de los candelabros, los botafumeiros y los poetas que escriben y pontifican sobre el esfuerzo y el sacrificio como bálsamo del fracaso.