domingo, 3 de marzo de 2013

Recortes


“Los consejeros trabajan en un plan de ajuste tras el déficit de 2012”- se lee en La Verdad de Murcia. Los personas que aún creemos en algo también preparamos planes de ajuste, en este caso para seguir creyendo en algo. Por ejemplo, en la equidad en la retribución de premios y castigos en los equipos, escribamos de baloncesto.
“El baloncesto regional tiene futuro, a pesar de la crisis”- leemos en la página de la Federación de Baloncesto de la Región de Murcia. No obstante, el futuro de las cosas, salvo el de la Iglesia Católica, depende de la percepción social, no solo sobre su necesidad, también sobre su capacidad de transmitir valores sociales deseables.
Los manzanos de Nueva Inglaterra, la lluvia, la sangre de sus bosques en otoño, los ríos, la bondad y la maldad, el asesino que acecha en el recodo solitario de un camino rural bordeado de sueños.
La detonación.
Somos capaces de las maldades más reprobables con la aquiescencia social. La historia reciente es un buen ejemplo. Desde la cúspide de la pirámide hasta los rincones más apartados y ocultos al escrutinio del egoísmo (del latín ego), observamos todos los días comportamientos irracionales, reacciones iracundas que se ceban en los más débiles, una incalculable esfera dónde se acumula todo lo que deleznable tiene la raza humana y su deseo de poseer y no ser poseído.
Vivimos en una sociedad en la que el poder ha sustituido inexorablemente a la colaboración. En algún tiempo pasado (¿después de la última Gran Guerra?) la dominación social se camufló de cooperación, desplegó finos modales, transformó el usted y yo y llamó compañero (amigo del alma) al otro. Usos sociales en una época en la que se supone la soberanía popular y la igualdad de oportunidades. Al menos, todavía podemos creer que el carnaval perenne en el que vivimos solo se sustancia durante una semana en algunos países. No en España, país de máscaras adheridas a la piel, país de máscaras superpuestas hasta excavar en lo más profundo del corazón, allí dónde el alma no existe, ni tampoco la vida.
Ser de alguna manera creyentes nos lleva a estos inconvenientes, a sentir la disociación entre literatura y comportamiento. Todas las personas somos poesía (o prosa poética), al menos (o sobre todo) socialmente y lobos en el comportamiento. Es esta una característica privativa del Hombre, seas noble o vasallo, entrenador o jugador, interesado o neutral, padre o idilio...
¡Alguna vez hubo maestros y comandantes a la vez?. Ya no.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y de vuestro Ad Infante, qué?
Menudo año está haciendo Infante en categoria Junior masculino.
Creo que es la primera vez en la historia que conseguís meter a vuestro junior masculino como primero de grupo en la liga regular, aunque también es cierto que este año no esta jugando esa fase el CB Murcia junior A, bueno y aunque estuviese el CB Murcia os hubieseis quedado segundos. Menudo año. Creo que estará supercontenta toda la familia de Ad Infante, es para estarlo.
Menudo barrio, este de Infante, y su pasión y apuesta por el baloncesto.
Enhorabuena "Infante".
Un barrio de la ciudad de Murcia.

Francisco Saura dijo...

Sí, un gran barrio y un gran equipo. Se percibe el compromiso no solo con el baloncesto, también con el desarrollo de personas íntegras. De la afición, ¿qué podemos decir?. Sí, los misteriosos barrios del otro lado del río. Un mundo feliz, o tal vez un barrio que alguna vez lo fue. Pero hay momentos, espacios sin corazón, en los que un tipo de aprendizaje social hace amargo el sabor de la vida. Y esto se ve en todas las gentes, en aquellas con las que crees compartir ideales y en aquellas otras con la que los disensos son moneda corriente. Al final del camino o vemos campos sembrados de girasoles o estériles de hiel.
Hace tiempo que dejamos de soñar, incluso en este lado del río (el agua estancada, el cieno, el carrizal y, solo a veces, la sonrisa que se esconde para seguir existiendo)