domingo, 14 de diciembre de 2014

La verdad revelada



Y en esto que llegaron unos señores (los extraterrestres también utilizan etiquetas sociales) del espacio sideral y dictaron la Verdad (con mayúscula, claro) a los terrícolas que, hundidos en el cenagal de la corrupción y la mentira, escucharon en silencio, dieron por buenas sus enseñanzas, y vieron por fin la luz entre tanta pez, aunque eso ya ocurrió con Moisés y la tabla que esculpió Yahvé en la roca sin que, al parecer, la Verdad fuera observada durante demasiado tiempo.
Normalmente cuando la Verdad es revelada y permanece en el viento social sin ataduras e interpretaciones sesgadas durante días, semanas, meses o años, su lectura se vuelve confusa y cada lector interpreta a su manera su significado pudiendo sobrevenir la tan tristemente publicitada anarquía, es decir, ni amo, ni dios, ni ley. Y la anarquía no es buena porque iguala a todas las personas, las hace diferentes pero idénticas ante una Verdad interpretada sin orden ni criterio. Y si es necesario algo en este planeta es orden y criterio y, sobre todo, personas que sepan interpretar la Verdad sin dejarla al antojo anárquico de cualquiera que se levante una mañana con la imaginación activada en demasía. Para eso están las facultades y universidades de nuestro planeta: para imponer orden y criterio, para designar los fragmentos dogmáticos de la Verdad, los que necesitan ser ordenados por brujos, chamanes, teólogos, filósofos, politólogos y sus correlativos del ámbito científico.
Y en esta fase estamos: la de poner orden desde arriba eliminando lo superfluo, lo superficial, lo que distrae la atención, lo que nos aleja del objetivo principal, que, por cierto, no es la felicidad sino el poder. La Verdad ha sido revelada ya. Su lectura, sin embargo, necesita una Vulgata, no vaya a ser que el viento de la anarquía mute en huracán y ya nadie puede detenerla con las herramientas que la evolución nos ofrece en cada momento histórico.
Si el poder es el objetivo último, a la Verdad hay que atarla en corto, con un lazo de inocencia que anude su corazón irracional, el que habita en cada uno de nosotros y nosotras y nos hace participes de la libertad de Ser en un mundo a veces tiránico. Al lazo se le llama organización. Hacemos un nudo arriba, otro a mitad de la pirámide, algunos más territoriales... atamos, atamos y atamos y tenemos un partido político: PP, PSOE, UPyD, IU, Podemos....
Ya podemos conquistar el poder, que es lo único que merece la pena. Apaguemos las luces que han iluminado las plazas públicas, las terrestres y las de la Nube, durante años, ya tenemos la organización. Solo falta tomar el poder.
Podemos.



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