Y
en esto que llegaron unos señores (los extraterrestres también
utilizan etiquetas sociales) del espacio sideral y dictaron la Verdad
(con mayúscula, claro) a los terrícolas que, hundidos en el cenagal
de la corrupción y la mentira, escucharon en silencio, dieron por
buenas sus enseñanzas, y vieron por fin la luz entre tanta pez,
aunque eso ya ocurrió con Moisés y la tabla que esculpió Yahvé en
la roca sin que, al parecer, la Verdad fuera observada durante
demasiado tiempo.
Normalmente
cuando la Verdad es revelada y permanece en el viento social sin
ataduras e interpretaciones sesgadas durante días, semanas, meses o
años, su lectura se vuelve confusa y cada lector interpreta a su
manera su significado pudiendo sobrevenir la tan tristemente
publicitada anarquía, es decir, ni amo, ni dios, ni ley. Y la
anarquía no es buena porque iguala a todas las personas, las hace
diferentes pero idénticas ante una Verdad interpretada sin orden ni
criterio. Y si es necesario algo en este planeta es orden y criterio
y, sobre todo, personas que sepan interpretar la Verdad sin dejarla
al antojo anárquico de cualquiera que se levante una mañana con la
imaginación activada en demasía. Para eso están las facultades y
universidades de nuestro planeta: para imponer orden y criterio, para
designar los fragmentos dogmáticos de la Verdad, los que necesitan
ser ordenados por brujos, chamanes, teólogos, filósofos,
politólogos y sus correlativos del ámbito científico.
Y
en esta fase estamos: la de poner orden desde arriba eliminando lo
superfluo, lo superficial, lo que distrae la atención, lo que nos
aleja del objetivo principal, que, por cierto, no es la felicidad
sino el poder. La Verdad ha sido revelada ya. Su lectura, sin
embargo, necesita una Vulgata, no
vaya a ser que el viento de la anarquía mute
en huracán y ya nadie puede detenerla con las herramientas que la
evolución nos ofrece en cada momento histórico.
Si
el poder es el objetivo último, a la Verdad hay que atarla en corto,
con un lazo de inocencia que anude su corazón irracional, el que
habita en cada uno de nosotros y nosotras y nos hace participes de la
libertad de Ser en un mundo a veces tiránico. Al lazo se le llama
organización. Hacemos un nudo arriba, otro a mitad de la pirámide,
algunos más territoriales... atamos, atamos y atamos y tenemos un
partido político: PP, PSOE, UPyD, IU, Podemos....
Ya
podemos conquistar el poder, que es lo único que merece la pena.
Apaguemos las luces que han iluminado las plazas públicas, las
terrestres y las de la Nube, durante años, ya tenemos la
organización. Solo falta tomar el poder.
Podemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario