domingo, 8 de mayo de 2011

Maristas, Cb Murcia 95, Capuchinos y...Canow Caravaca

Creo que las personas que nos movemos alrededor del baloncesto deberíamos hacernos tres preguntas: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿a dónde NO vamos?. Esta última es acaso la pregunta más triste porque es precisamente el jardín de nuestras ilusiones el que nos está vedado para la eternidad. Vemos sus formas, sus colores, sus cadencias musicales, las olas que recorren su rectángulo, sus banderas y banderías, sus grandezas y sus miserias, pero sabemos que las puertas están cerradas, con telarañas en la llave, en sus goznes, en el agujero de dorados telares. Solo se abre una vez en años bisiestos y hay geografías de la vida que desconocen su mera existencia.
Creo que las personas que nos movemos alrededor del baloncesto de nuestros hijos, ese deporte que nos hace perder fines de semana, visitas a los padres, miradas melancólicas a la orilla de un mar sereno, con las islas oscuras de Eloy Sotelo esbozadas en una acuarela tenebrista y noches blancas en las estepas recién nevadas, o con una mano que crece desde el fondo de algas y ocupa todo el horizonte de nuestras vidas- ¡momento sublime que eclipsa las desdichas de las cosas cotidianas!- comprendemos que no hay nada más efímero que estos años de juventud ilusionada, de proyectos que se tornan quiméricos cuando las primaveras se suceden y los cuerpos mortales fluyen por los paisajes y por los corazones como lo que son, olvidos del mañana. Sabiéndolo, nos dejamos llevar por el tiempo, que juega con nosotros y divide los días en periodos de 24 horas con o sin cuatro tiempos de diez minutos.
La liga cadete masculina está llegando a su fin. El cielo azul intenso, el calor del estío que ya se presiente, la brisa que agita las banderas y las hojas de los árboles, los atardeceres que no parecen desfallecer en brazos de la noche, el beso amargo de los mosquitos, la música que nos llega de los aledaños del río blanco, nos avisa, como todos los años, que todo principio tiene su fin, también, aunque a veces nos obstinemos en lo contrario, el baloncesto. Pero con los años, con la adolescencia, con los cambios del cuerpo y del alma -para las personas que, en estos tiempos de demonios humanos liberados en todos los confines del Orbe, todavía creen en ella- vamos comprendiendo a dónde NO vamos NI iremos nunca. Y esto duele, porque precisamente es la manzana prohibida la que nos desdice, con su dulce sabor, el discurso construido con los despojos de la materia, la nuestra y la de los demás.

Cuando escribo, se conocen tres finalistas de la liga cadete masculina, a la espera del resultado del Canow Caravaca- Cb Murcia 96 (*): Capuchinos, Maristas y Cb Murcia 95. Resultados todos previsibles. Han caído en el camino, jugaron la final a cuatro de infantiles, CBC 95, Jairis y Red Deportiva Yecla 95, y aunque se dirá que la vida es así, que el tiempo todo lo cambia –y a veces también lo arruina- no puedo sino recordar aquellas ligas pasadas, aquellos padres siempre expectantes y aquellas alegrías y tristezas que nos pertenecen a todos los que vivimos este mundo habitado por la ingratitud, también por la gratitud, al que llamamos baloncesto. En mi caso, los viajes por la región, los paisajes, las tormentas, las empanadas de patata de Yecla, el silencio de Azorín mientras recorre sus calles, el arroz con bogavante que nos comimos en Cala Reona o el caldero en El Juego de Bolos, la nieve en las alturas de Sierra Espuña, la perspectiva de Cehegín desde el río Argos, Cartagena, Lorca, Mazarrón, La Unión, Alhama, Cieza….han modelado en mi corazón un mundo imaginario poblado de seres inmortales- nuestros hijos- y de tierras doradas por el sol de la alegría.
Tal vez la temporada que viene todo sea ceniza, pero siempre quedará el fruto de la amistad que ha madurado en los campos del baloncesto, allí donde la carne es pasión y su piel el compañerismo y la amistad.


(*)- Finalmente los caravaqueños se impusieron al Cb Murcia por 67 a 59. También previsiblemente la Final Four se celebre en la ciudad de la Cruz ya que es la primera vez que un equipo del noroeste regional llega tan lejos en una competición de este tipo. Dejando aparte comentarios irrespetuosos aparecidos en el blog del Canow Caravaca, siempre en el más estricto anonimato, dirigidos a Carmen Puigcerver (¿Cuándo dejaremos de usar estereotipos de género para describir lo que no entendemos?) no podemos dejar de felicitar a sus jugadores y, por supuesto, a su entrenador.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Lucía,ya sé quien eres...erres Paco Saura

Francisco Saura dijo...

En eso de las identidades andas un poco perdido, estimado anónimo. La autora de este blog es Lucía Sánchez,nieta, por cierto, de Eloy Sotelo. Sería muy largo de explicarlo. El agua corre por las venas de este lugar; el agua y la esperanza. Todo lo demás, ese tal Paco Saura, los helechos del bosque, la tierra húmeda y... tu mismo, son arena en los límites del oasis.

Anónimo dijo...

Menuda encerrona os espera en Caravaca; como no lleven arbitros neutrales y piten los de aquella zona, olvidaros de tener alguna pequeña posibilidad de victoria. A nosotros nos ganaron los arbitros.

Anónimo dijo...

¡Hola Lucia!
El otro día, mientras paseaba, te ví que ibas caminando con tu melena pelirroja al viento por el otro lado del rio. Tu pelo llamaba la atención y todo el que se cruzaba contigo, al sobrepasarte, giraba su cabeza y miraba hacia atrás. Por qué sería... por tu preciosa melena.

Anónimo dijo...

Este año tiene toda la pinta de ganar caravaca.

Anónimo dijo...

Ya lleva todo el año "La Mano Negra" preparando a Caravaca para ser campeona cadete. Preguntad a quién querais por Cartagena.

Anónimo dijo...

Yo no se si La Mano Negra puede tener algún interés en que Caravaca sea campeón de cadete, pero si seguro quien es la persona que más basura ha metido en toda esta historia y precisamente es de Cartagena y tiene una visión muy particular de las cosas, fíjate por donde con todas esas figuras se han quedado sin final a cuatro.
Hay que hablar menos, respetar más y trabajar el doble.
Un saludo para todos y suerte en la final a cuatro.