domingo, 4 de diciembre de 2011

CB Murcia 81 CB Capuchinos 58

Declara Eduard Punset en La Opinión de Murcia que “lo que es evidente es que hay vida antes de la muerte”. Desde que el pensador y divulgador científico catalán anunció en televisión una conocida marca de pan de molde, sabemos que es materialista, un tanto pícaro y bon vivant, lo que no es óbice para no dejar de pensar que tiene la cabeza excelentemente amueblada. No sabemos si el pan de molde tiene corteza o no, si la materia que lo forma puede viajar en el tiempo hasta, pongamos por ejemplo, la Edad de Piedra, o si es preferible comerlo en sustitución de las pipas en las gradas de la pista de Zarandona- si se diera el caso que nos dejara el responsable de la instalación deportiva-.
Hablamos de baloncesto, claro.
Hablamos del partido entre dos rivales capitalinos, el CB Murcia Junior y el CCapuchinos Junior. Nos dicen los entendidos que, a diferencia de otras ocasiones, el equipo visitante ha jugado individual la mayor parte del partido. Sin poder territorial, fue expulsado del paraíso terrenal hace pocos años, el CB Capuchinos busca el cuerpo a cuerpo con los jugadores entregados espiritualmente a una universidad privada de raigambre universal, emulando acaso a los primitivos cristianos o, más modernamente, a Los Testigos de Jehová. “mi reino no es de esta liga”- pensarán por su parte los pupilos monacales de Los Jerónimos mientras ven agujeros negros donde no los hay. La materia es la materia y aunque las teorías científicas la relativicen, en esta tierra, cuando dos o tres cuerpos se interponen, no hay células o agrupaciones de ellas que la traspasen. Células o iones, que para el caso es lo mismo.
Estos partidos crepusculares dejaron de ser corales, si es que alguna vez lo fueron. El desencanto, no a lo Panero, se escenifica con padres leyendo el periódico, bostezando o saliendo a fumar. Tampoco hablamos del calderoniano sueño vivido- ¿o es al revés?- ni de los serafines riendo en el coro catedralicio mientras el órgano interpreta el requiem de Mozart. No hablamos de la certeza de que después de la muerte solo hay ceniza y nubes de azufre o de que la materia es polvo y el dinero ni se crea ni se destruye- se transforma-.
Los sueños del presente son las pesadillas del futuro, los relatos del futuro son lúgubres pinceladas del periodo más oscuro de Goya. Entre tanto, el tiempo fluye y leemos en nuestras manos los rastros del sudor y del olvido- como los cangrejos aplastados en las carreteras de cualquier isla pacífica-. Vivimos para creer hasta que dejamos de hacerlo, y ya solo creemos, no vivimos. Y cuando las creencias no tienen materia que sustenten sus leves huesos, los agujeros negros nos discuten la realidad y ascienden el alma a los contrafuertes de un cielo castaño.
Poder territorial, poder espiritual: qué importa, todos pasamos por caja y abonamos el precio de nuestras ilusiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, Lucía:

Hoy he estado un rato en el partido de Zarandona. No podía dejar de ir por haber sido uno de los Clubes el que cobijó mis ilusiones, desvelos, esfuerzos y alguna pequeña recompensa.
El tiempo que he estado allí me ha servido para recordar, cómo no, a padres y madres a los que el tiempo y la ausencia nos distanció y el azar deportivo nos ha vuelto a juntar.
Un partido en el que ha habido mucho esfuerzo, muchas “ganas” y mucha entrega, un partido en el que se ha visto buen juego, mal juego, gestos feos y también muy bonitos, rostros contentos y menos contentos y padres muy orgullosos de sus hijos sin tener en cuenta el resultado.
He visto a gente a la que quiero y admiro y a otra gente a la que un poco menos, rostros nuevos a los de entonces, gritos distintos…
En fin, que me he vuelto a sentir como en casa durante ese tiempo.
Lamento si mis palabras, “lánguidas” molestan a alguien pero es mi manera de expresarme. Alguna vez, tal vez lo haga tan sumamente bien como para que mi admirador se reconcilie conmigo y se muestre, rompiendo su anonimato…
Gracias, Lucía.
Lloranda Gay