martes, 26 de marzo de 2013

A propósito del Francia-España de fútbol


Emocionante La Marsellesa, ese himno que se canta en las épocas mas trágicas, y que al escucharse se sabe que la libertad se puede coger con la mano, como si tratara de una fruta madura, dulce, brillante de esperanza. Solo los pueblos libres, y los que aún en la derrota se sienten libres, la pueden cantar.

domingo, 24 de marzo de 2013

El rostro del gozo


Si hay algo real en todo esto, es decir, en la pretensión de que el baloncesto es un arte- así lo definen algunos entrenadores- entrando en esa dicotomía que se da también en la arquitectura que a veces de define como ciencia y a veces como arte, entonces en el mercado actual, al menos en la categoría junior, el arte cestista está muy repartido entre cinco o seis equipos, dejando al margen el I+D teutónico (si hablamos de tecnología) o la excelencia teológica (2000 años de rapiña filosófica da para mucha, 200.000 años si nos remontamos al símbolo de muerte en las entradas de las cavernas) que representa el UCAM 95. No obstante, las creencias circunscritas a territorios materiales y espirituales, restringidos como el nuestro, siempre han de ser relativizadas (y el dormir desnudo debajo de una parra también), y las voces susurrantes que parecen tener su origen en algún punto G del cerebro (no busquemos en la lujuria lo que no es físico) resultan en este tiempo, y con esta edad, el rallado de un disco de vinilo que algunos entrenadores guardan en un hueco de la infancia en el que se hablaba de éxito, esplendor y honor.
Todo esto pasó y ahora, con el viento fresco de la primavera agitando las hojas de los sauces y el vuelo de las palomas esbozando quiebres de alas en un horizonte urbano transido por el tañido de las campañas, percibimos nítidamente que el baloncesto es un deporte, que siempre careció de la mítica de la lucha por la vida y que las teorías más barrocas, que le construyen esqueletos con los restos de las teorías de Einstein, pueden ser refutadas en el primer año del parvulario.
Finalmente, solo queda el rostro de Santa Teresa y su gozo profano, y todo lo hablado en las tardes otoñales, esos discursos hilados con el espacio, el volumen y con el aura que surge de la piel sudorosa y brilla como las luciérnagas en noches de luna nueva, se olvidan como residuos huecos de estafadores de la irrealidad en la que viven y hacen vivir a sus pupilos.
La gacela es un bello animal herbívoro de movimientos gráciles. Con el tiempo será devorado por el cazador más dotado de la sabana. Para algún entrenador, el arte consiste precisamente en el sacrificio del animal débil y pedirá, además, que el rostro de la gacela muestre el gozo carnal de una santa de Ávila berniniana para morir artísticamente con la bendición divina.
Al otro lado del río, las noches son más largas. Mientras, el río fluye y en los rizos del agua observamos los rastros del amor profano.

martes, 19 de marzo de 2013

Comienzo a releer El gran Gatsby del Gran (con mayúscula) Scott Fitzgerald. 

"En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vuelta por la cabeza.
"Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien- me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas..."". 

Pues eso.

martes, 5 de marzo de 2013

del amanecer corintio...


Concluimos que aquello que fue
es como la niebla del amanecer corintio:
ciega el futuro con su luz carmesí.
Y sin embargo aquello que fue pervive en la luz,
es el tiempo del fuego,
aquel que arde y no se consume.
Todavía admiro tu cuerpo,
quema eternamente en el infierno
siendo piel de agua,
y cuando lo busco en lo que fue,
el presente siendo no es
y el futuro es melancolía y desnudez.



  ¿Os acordáis de Cristina F.?

domingo, 3 de marzo de 2013

Recortes


“Los consejeros trabajan en un plan de ajuste tras el déficit de 2012”- se lee en La Verdad de Murcia. Los personas que aún creemos en algo también preparamos planes de ajuste, en este caso para seguir creyendo en algo. Por ejemplo, en la equidad en la retribución de premios y castigos en los equipos, escribamos de baloncesto.
“El baloncesto regional tiene futuro, a pesar de la crisis”- leemos en la página de la Federación de Baloncesto de la Región de Murcia. No obstante, el futuro de las cosas, salvo el de la Iglesia Católica, depende de la percepción social, no solo sobre su necesidad, también sobre su capacidad de transmitir valores sociales deseables.
Los manzanos de Nueva Inglaterra, la lluvia, la sangre de sus bosques en otoño, los ríos, la bondad y la maldad, el asesino que acecha en el recodo solitario de un camino rural bordeado de sueños.
La detonación.
Somos capaces de las maldades más reprobables con la aquiescencia social. La historia reciente es un buen ejemplo. Desde la cúspide de la pirámide hasta los rincones más apartados y ocultos al escrutinio del egoísmo (del latín ego), observamos todos los días comportamientos irracionales, reacciones iracundas que se ceban en los más débiles, una incalculable esfera dónde se acumula todo lo que deleznable tiene la raza humana y su deseo de poseer y no ser poseído.
Vivimos en una sociedad en la que el poder ha sustituido inexorablemente a la colaboración. En algún tiempo pasado (¿después de la última Gran Guerra?) la dominación social se camufló de cooperación, desplegó finos modales, transformó el usted y yo y llamó compañero (amigo del alma) al otro. Usos sociales en una época en la que se supone la soberanía popular y la igualdad de oportunidades. Al menos, todavía podemos creer que el carnaval perenne en el que vivimos solo se sustancia durante una semana en algunos países. No en España, país de máscaras adheridas a la piel, país de máscaras superpuestas hasta excavar en lo más profundo del corazón, allí dónde el alma no existe, ni tampoco la vida.
Ser de alguna manera creyentes nos lleva a estos inconvenientes, a sentir la disociación entre literatura y comportamiento. Todas las personas somos poesía (o prosa poética), al menos (o sobre todo) socialmente y lobos en el comportamiento. Es esta una característica privativa del Hombre, seas noble o vasallo, entrenador o jugador, interesado o neutral, padre o idilio...
¡Alguna vez hubo maestros y comandantes a la vez?. Ya no.