Emocionante
La Marsellesa, ese himno que se canta en las épocas mas trágicas, y
que al escucharse se sabe que la libertad se puede coger con la mano,
como si tratara de una fruta madura, dulce, brillante de esperanza.
Solo los pueblos libres, y los que aún en la derrota se sienten
libres, la pueden cantar.
Y en el cielo, la luna es una espectadora privilegiada del devenir absurdo. Con sus lentes de aumento nos contempla y nos retrata como hormigas insignificantes, entre inmensos océanos y profundas quebradas abiertas con un cuchillo de estrellas. Lucía Sánchez
martes, 26 de marzo de 2013
domingo, 24 de marzo de 2013
El rostro del gozo

Todo esto pasó y ahora,
con el viento fresco de la primavera agitando las hojas de los sauces
y el vuelo de las palomas esbozando quiebres de alas en un horizonte
urbano transido por el tañido de las campañas, percibimos
nítidamente que el baloncesto es un deporte, que siempre careció de
la mítica de la lucha por la vida y que las teorías más barrocas, que le construyen esqueletos con los restos de las teorías de
Einstein, pueden ser refutadas en el primer año del parvulario.
Finalmente, solo queda el
rostro de Santa Teresa y su gozo profano, y todo lo hablado en las
tardes otoñales, esos discursos hilados con el espacio, el volumen y con el aura que surge de la piel sudorosa y brilla como las luciérnagas
en noches de luna nueva, se olvidan como residuos huecos de
estafadores de la irrealidad en la que viven y hacen vivir a sus
pupilos.
La gacela es un bello
animal herbívoro de movimientos gráciles. Con el tiempo será
devorado por el cazador más dotado de la sabana. Para algún
entrenador, el arte consiste precisamente en el sacrificio del animal
débil y pedirá, además, que el rostro de la gacela muestre el gozo
carnal de una santa de Ávila berniniana para morir artísticamente
con la bendición divina.
Al otro lado del río,
las noches son más largas. Mientras, el río fluye y en los rizos del
agua observamos los rastros del amor profano.
martes, 19 de marzo de 2013
"En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vuelta por la cabeza.
"Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien- me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas..."".
Pues eso.
martes, 5 de marzo de 2013
del amanecer corintio...
es como la niebla del
amanecer corintio:
ciega el futuro con su
luz carmesí.
Y sin embargo aquello que
fue pervive en la luz,
es el tiempo del fuego,
aquel que arde y no se
consume.
Todavía admiro tu
cuerpo,
quema eternamente en el
infierno
siendo piel de agua,
y cuando lo busco en lo
que fue,
el presente siendo no es
y el futuro es melancolía
y desnudez.
¿Os acordáis de Cristina F.?
domingo, 3 de marzo de 2013
Recortes
“Los consejeros
trabajan en un plan de ajuste tras el déficit de 2012”- se lee en
La Verdad de Murcia. Los personas que aún creemos en algo también
preparamos planes de ajuste, en este caso para seguir creyendo en
algo. Por ejemplo, en la equidad en la retribución de premios y
castigos en los equipos, escribamos de baloncesto.
“El baloncesto regional
tiene futuro, a pesar de la crisis”- leemos en la página de la
Federación de Baloncesto de la Región de Murcia. No obstante, el
futuro de las cosas, salvo el de la Iglesia Católica, depende de la
percepción social, no solo sobre su necesidad, también sobre su
capacidad de transmitir valores sociales deseables.
Los manzanos de Nueva
Inglaterra, la lluvia, la sangre de sus bosques en otoño, los ríos,
la bondad y la maldad, el asesino que acecha en el recodo solitario
de un camino rural bordeado de sueños.
La detonación.
Somos capaces de las
maldades más reprobables con la aquiescencia social. La historia
reciente es un buen ejemplo. Desde la cúspide de la pirámide hasta
los rincones más apartados y ocultos al escrutinio del egoísmo (del
latín ego), observamos todos los días comportamientos irracionales,
reacciones iracundas que se ceban en los más débiles, una
incalculable esfera dónde se acumula todo lo que deleznable tiene la
raza humana y su deseo de poseer y no ser poseído.
Vivimos en una sociedad
en la que el poder ha sustituido inexorablemente a la colaboración.
En algún tiempo pasado (¿después de la última Gran Guerra?) la
dominación social se camufló de cooperación, desplegó finos
modales, transformó el usted y yo y llamó compañero (amigo del
alma) al otro. Usos sociales en una época en la que se supone la
soberanía popular y la igualdad de oportunidades. Al menos, todavía
podemos creer que el carnaval perenne en el que vivimos solo se
sustancia durante una semana en algunos países. No en España, país
de máscaras adheridas a la piel, país de máscaras superpuestas
hasta excavar en lo más profundo del corazón, allí dónde el alma
no existe, ni tampoco la vida.
Ser de alguna manera
creyentes nos lleva a estos inconvenientes, a sentir la disociación
entre literatura y comportamiento. Todas las personas somos poesía
(o prosa poética), al menos (o sobre todo) socialmente y lobos en el comportamiento. Es esta una característica privativa del Hombre, seas noble o vasallo, entrenador o jugador, interesado o neutral, padre o idilio...
¡Alguna vez hubo
maestros y comandantes a la vez?. Ya no.
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