martes, 28 de diciembre de 2010

Feliz 2011. Solo hasta el 5/01/2011


Anoche recibimos un correo electrónico cuyo encabezamiento nos asombró por su extraordinaria claridad conceptual: “FELIZ 2011. Sólo hasta el 5/01/2011”. Lo firmaba El Corte Inglés y debemos decir que no lo abrimos para no romper el hechizo que envolvió la habitación con una luz áurea- para no romperlo y para no mirar más allá de esa fecha en el convencimiento que solo habría vacío y oscuridad-. La felicidad para los suministradores de bienes de consumo consiste en billetera, tarjetera y endeudamiento- este último privado porque del público es notorio y manifiesto que la responsabilidad recae en los y las empleadas públicas-. Precisamente el otro día Papa Noel, del que algún blog ha escrito que es un invento de la Coca Cola, le trajo a mi compañero un libro de Eduardo Punset en formato de bolsillo- para ahorrar- titulado El viaje a la felicidad. Las nuevas claves científicas, en el que se escriben cosas tales como que

“cuando se analiza la paradoja del declive de los niveles de felicidad (…) en un mundo en el que no cesa de aumentar el nivel de bienes y equipos producidos, se llega también a la conclusión de que la sociedad moderna ha invertido demasiado en frigoríficos, lavavajillas, coches, grúas, carreteras o equipos digitales y demasiado poco en valores intangibles como el compromiso con los demás o la felicidad”.

La felicidad es para mucha gente sinónimo de capacidad de compra y muchas veces nosotras hemos amanecido en el centro de ese laberinto del que solo se sale podando verticalmente los setos que lo conforman, en linea recta, buscando las suaves pendientes de un horizonte diáfano en sus escorzos renacentistas. La solidaridad es una palabra en franco declive sobre todo cuando albergamos la certeza de que la realidad ya no nos pertenece, al igual que la dulce cintura de América dejó de pertenecer en algún momento a sus habitantes si hacemos caso a Pablo Neruda. O si subidos a la espuma evanescente de la propia vida sentimos que lo que nos rodea nos es hostil o indiferente.

Queda la literatura, fundamentalmente, pero también la posibilidad de creer que circunstancias coyunturales pueden ser manantial de felicidad; como que nuestro hijo juegue al baloncesto y nosotras podamos seguirle en una geografía errática, única, hermosa- hoy en el País Vasco, mañana en las campiñas de Córdoba-, siguiendo el curso de ríos o las lineas suaves o abruptas de colinas y cadenas montañosas, silbando en la espesura del hayedo o siguiendo con la mirada- también con el tacto-, las ondulaciones de los olivos o de los almendros; o penetrando con el conocimiento en las calles historiadas de la Barcelona neocentista. Todo en este mundo puede ser coyuntural pero nosotras podemos transformarlo en eternidad y gozo, porque de la memoria manan todas las verdades irrefutables que nos dan el valor y la fuerza para seguir transitando por las sendas irreconocibles del futuro. El devenir de las y los ciudadanos, que alguna vez consideramos seguro y plácido en su recorrido, ya no se teje en los telares de la voluntad colectiva, pero todavía podemos hilvanar el nuestro en las humildes ruecas de nuestra voluntad individual. Somos libres para elegir lo sencillo, lo querido, un pequeño viaje, la contemplación del paisaje desde las almenas de un castillo derruido, el vuelo de los halcones o las águilas desde una peña rodeada de acebuches, la impregnación perpetua en nuestra retina de una puesta de sol en las tierras del sur, el apacible fluir de las aguas del Guadalquivir por la ciudad de Córdoba... somos libres o al menos creemos serlo.

La próxima semana parten nuestros hijos a tierras cordobesas, al Campeonato de España de Selecciones Autonómicas de Baloncesto. Nosotras llegaremos para Reyes pero un buen amigo, un cordobés de Carcabuey, nos ha trazado la ruta de la belleza, y ésta pasa por Zuheros y Priego de Córdoba. Veremos baloncesto y seremos libres, al menos durante unos pocos días, y podemos decir, contradiciendo a El Corte Inglés, que la felicidad no acaba el día 5 de enero, que se prolonga más allá de los cálculos mercantiles, mucho más allá de la voluntad maniatada por unos pocos que no ven más allá de su negación de la vida con mayúscula, “hasta el infinito y más allá”.



1 comentario:

ricard dijo...

Los numerosos trabajos ( sociologos , antropólogos ,psicólogos...y demás ----logos ) sobre la "intangible" sensación de Felicidad , apuntan a que los MAS FELICES se encuentran en los paises pobres (o semidesarrollados), y son los que siendo pobres tienen cubiertas sus necesidades vitales - comida ,agua ,etc - ... muy por encima de los habitantes de paises consumistas...y por supuesto a años luz de los que se mueren de hambre y sed.