miércoles, 22 de diciembre de 2010

Inflexiones


Esta tarde ha habido fiesta en el AD Infante. Llegó la navidad, el solsticio de invierno, las noches cuajadas de ilusiones y reencuentros. Las pistas exteriores del Pabellón Infante estaban impracticables para el baloncesto. Cuando paseas por la ciudad te sorprende los muros que verdean, los charcos en la tierra, las aceras mojadas: este invierno nos sorprende todas las mañanas con lluvia o niebla, y ya apenas el recatado sol del invierno se afana en secar los paisajes de los que siempre fue dueño y señor. Parece que el tiempo acompaña a esta arruinada vida cotidiana en la que todas y todos nos miramos de reojo y culpamos a nuestros iguales de todos los males. La edad de la abundancia ha muerto y ahora se trata de acabar con una sociedad ordenada, solidaria que reconoce los derechos básicos de cualquier ser humana: la salud, la educación, los servicios sociales...

Ni siquiera cuando nos detenemos en la Plaza de La Cruz Roja, y buscamos libros de ocasión, nos sentimos a gusto. La literatura, la filosofía, las ciencias sociales ya no son lugar de diálogo y de intercambios de opiniones, contrapuestas o no. No se respeta el esfuerzo intelectual del otro, la elegancia de su argumentación, sus fuentes de conocimiento porque no piensa como nosotras. Lo que hay es lo que hay, fundamentalmente especulación y abandono de las ideas propias. Escuchamos últimamente opiniones que solo pueden producirnos desagrado porque nosotras siempre hemos estado dispuestas a escuchar ideas antagónicas, no acordes a nuestros planteamientos, siempre que tuvieran una argumentación sólida y bien edificada.

Estamos en la duda de arrojar al contenedor de papel toda los libros que hemos atesorado durante decenios y que hablan en esencia del pensamiento occidental. Estamos destruyendo la tolerancia como valor fundacional de nuestra libertad y la estamos sustituyendo por la eliminación de todo lo que nos molesta, comenzando por la solidaridad que hasta hace poco era elemento de cohesión social.

Vivimos una época de alquimistas que han convertido el oro en polvo, que han dilapidado nuestra riqueza y que culpabilizan a la víctima del fracaso y de la ruina económica y social. Todos sabemos quienes son los culpables: todos menos nosotros. Y no nos recatamos de defender en público ideas obscenas que en otros tiempos avergonzarían a nuestros propios ancestros. Tampoco el de señalar públicamente a los culpables de un fracaso colectivo, sean parados, funcionarios, perceptores de pensiones no contributivas o ayudas a la dependencia, sanidad o enseñanza pública, etc...

Esta noche ha habido fiesta en el AD Infante. Nuestras hijas no han podido jugar en las pistas exteriores como viene siendo costumbre en los últimos meses. No obstante, se han divertido, han merendado, se les ha entregado trofeos, han jugado en una minipista en el pabellón cubierto y han estrechado lazos de amistad y solidaridad de equipo. Y esto es lo importante. Todo lo demás, el oro y el polvo, la búsqueda de culpable del naufragio colectivo, la estigmatización del otro, estas reflexiones, fruto tal vez de un invierno triste, solitario y desgarrador, son lo de menos ante las sonrisas y alegrías de nuestras hijas. Ojalá puedan reconstruir lo que hemos destruido con tanta dedicación.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

¡Hola Lucía!
Que bonito lo haces todo simplemente con tu escritura. Estamos en el peor momento económico conocido por casi todos nosotros y lo que queda por llegar. La pequeña y mediana empresa están ahogadas, los autónomos casi ahorcados, los empleados que aún conservan sus trabajos se encuentran todos en la cuerda floja. ¿Y quienes se aprovechan de esta situcación?. Siempre los mismos: los amigos politicamente correctos del poder, el poder, y como no, los bancos y allegados.
Y lo peor de todo, es que de momento "no hay solución". Bueno, nuestro lider dice que en 4/5 años estará todo resuelto, pero quién aguantará esos años.
Un besazo Lucía

Jesús dijo...

Muchas felicidades Lucía, para tí y los tuyos, y también para toda la gran familia del C.B. Murcia.