miércoles, 24 de agosto de 2011

Des(variaciones)

Si bien es cierto que la libertad no nos hace libres per se, no se puede negar, so pena de arrastrar las cadenas de una inmoralidad indecente, que es un buen escenario, el único posible, para aspirar a alcanzar las luces del bienestar y el conocimiento. Pero cuando la libertad se arrastra por el lodo de la política, como está ocurriendo estos últimos años, y va de boca en boca confundiendo ilustración y comercio, liberalismo y mercado liberado de las fauces de la solidaridad, solo podemos temer que los eslabones de la cadenas se fortalezcan con metales más resistentes, que las cañoneras abran los neopuertos del siglo XXI y que las hambrunas, esa ignominia que nos hace recordar que la evolución del ser humano está en las primeras etapas de su andadura, sean bendiciones para las tribus del cuerno de África y del mundo en general.
Sonroja que una clase política que apenas ha desarrollado derechos fundamentales de todos los ciudadanos y ciudadanas, pretenda modificar la Constitución Española para incluir un límite al déficit público.
Sonroja y avergüenza.
Podrían también incluir la prohibición de construir durante doscientos años en espacios naturales arrasados por las llamas, pero si bien es cierto que un parado se puede quedar sin cuatrocientos euros de subsidio mensual porque el límite del gasto público tiene un máximo constitucional,  no se puede poner fronteras al ladrillo y a sus mentores, sean éstas naturales o artificiales.
Desde este foro me uno a la propuesta de solicitar un referéndum vinculante sobre el establecimiento de un límite al déficit público.

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