domingo, 30 de octubre de 2011

Peces del Pleistoceno

En la época de las guerras del agua vivíamos en una felicidad preedénica. Al menos eso pensábamos. El mundo era un espejo de nuestras ambiciones y los ríos los cantos de sirena que confundían a los navegantes de la historia. Descendíamos felices a los bosques de ribera, mirábamos con placer los chopos y las sombras frescas de los castaños, respirábamos el aire de nuestras palabras, embaucábamos a las serpientes con las voces del bosque profundo y sonreíamos a la multitud que se congregaba en las plazas de ciudades y pueblos para aplaudirnos y vitorearnos. Éramos inmortales, al menos eso pensábamos.
En la época de las guerras del agua los ríos desembocaban en las cloacas, los caballitos de mar cabalgaban en las piscinas de los campos de golf, los poetas retozaban cuartetos bajo las hojas de los sauces, que hablaban en esencia de la belleza rectangular del ladrillo y de los enterramientos colectivos de las tortugas moras. Rapsodas de nuestra tierra, poliédricos soñadores del mar de piedra y de la arena de hierba artificial. Tierra adentro, las brujos de las tribus de las cuencas endorreicas hablaban nuestro mismo idioma, el lenguaje de los guerreros dialécticos y de la inacción congénita. Y el discurso les funcionaba con la precisión de un rolex diseñado en las nieves imperfectas del Kilimanjaro.
Cuando las tierras se fundieron en un silencioso canto de soledad y abandono, pudimos comprobar que las aguas sí desembocaban en los mares. Nos lo dijeron al oído las ballenas, las focas, las carabelas portuguesas que llamaban a las puertas de arena, las sirenas que rehuyó cobardemente Ulises, nuestra última esperanza de en Ítaca, pero ya era tarde, las lenguas del mar llamaban con sus labios salados a las muchedumbres calladas.
En la época de las guerras del agua Rafael Alberti, ese poeta que tanto conocía y amaba la mar, volvió a escucharse en los campos y plazas del país. ¡Maldito hombre de letras, las cigüeñas del Puerto de Santa María te lleven a las tierras amargas de África!. Y las gentes escucharon atentamente el poema galope, y lo cantaron y soñaron con una guitarra española, sierras de Andalucía, amores cobrizos y flores en cada portal.


Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!”.

Ahora somos peces del pleistoceno, nos enterraron en la mar. Vivimos en las profundidades abisales y cuando hay temporal nos asomamos a las desembocaduras de los ríos para oler el agua dulce de la sabiduría.
En la época de las guerras del agua fuimos felices. Ahora lloramos en el mar.



viernes, 28 de octubre de 2011

Estanislao Broday

Cuando Estanislao Broday miró el Atlántico desde las alturas del Cabo de Fisterra, después de un viaje crepuscular que había comenzado arrojando una rosa negra en las aguas del río Nive, en Donibane Garazi, bajo una lluvia primaveral que relucía en las hojas de los robles, no pudo sino arrodillarse ante la furia blanca del mar y rendirse ante la majestuosidad de la naturaleza.
Mientras estas tierras y estos mares, estos cielos y estos bosques dulcifiquen el camino del peregrino con sus vientos, sus frescas sombras y sus caminos húmedos con olor a líquenes- pensó- Dios seguirá en nuestras vidas, en nuestros corazones y en nuestros actos. Aunque no exista, aunque sea una fábula de los cronistas del mundo antiguo.
Dios y las bruxas, Dios y La Santa Compaña, Dios y el pan casero, Dios y los campos de maíz en los calveros del robledal.
Dios y el Apóstol Santiago, Dios y los marineros que duermen en las azucenas de coral, Dios y las mareas que delatan los rostros de porcelana de las sirenas...
Estanislao Broday era polaco, un buen católico polaco y nunca dudó de que Dios reuniera en su ser todas las bellezas del mundo, pero sus sentidos le hicieron dudar durante unas décimas de segundo y pensó que si Dios no sería todo lo que le rodeaba, el sabor de la hierbabuena, el olor de las flores de toxo que crecían en los caminos, la contemplación cenital de los cruceiros, el tacto de las rocas peinadas por las mareas...En Galicia se hizo panteista y recordó las herejías que habían asolado durante siglos las llanuras polacas. Ya nada le importaba: la tradición, la familia, la misa semanal, el refugio religioso ante tanta muerte y olvido. Ya nada le importaba, el horizonte estaba cosido con todos los corazones que alguna vez latieron en la tierra, y desde Fisterra se podía contemplar el pasado, el presente y el futuro- su pasado, su presente, su futuro...-
Cuando Estanislao Broday se sumergió en las aguas del Atlántico supo que Dios le acompañaba.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Chove en Galicia...

Chove en Galicia.
No sé si es una lluvia plana que cae gris sobre los maizales.
No sé si es el llanto de las ciudades o el dibujo azul de los mares,
eucaliptos que yacen en una tierra que nunca debió verlos nacer,
con sus cortezas y sus áridas miradas de desolación.

Chove en las manos de las bruxas,
lágrimas amargas que se amansan en las líneas del futuro, de las enfermedades,
de los sueños soñados y nunca cumplidos
-como el ser mariposa, o colibrí o el fondo dorado de tus ojos-.
Vuelan las bruxas en nubes de papel, en lunas de agua bendita cantan,
caminos de la noche, cruceiros, piedra y musgo;
luces en el bosque, caminantes de la noche y del amor.

Chove en el bosque y los robles buscan la cesura del cielo,
allí donde pueden florecer
-robles con flores de olas y sirenas-,
y beber da terra mollada
la sal y la lumbre.

Chove serena la mirada de las gaviotas
en las rías y en el verde canto de los hondos hayedos,
bárbaras palabras, negras presencias en la madrugada,
ojos de humo, serpenteante humo en la mirada
de los pecios hundidos en los vientos de coral.

Chove en As Rías Baixas, chove en A Estrada,
en la piel oscura del Hijo descendido,
piel de lluvia y nubes,
piel de agua en la encrucijada de los anhelos
-que alguna vez tuvimos-
-que alguna vez perdimos-,
piel y hambre en las cenizas de los sepulcros,
hambre en el camino...

Acaricio un cielo de luciérnagas,
una procesión de pensamientos, de orquídeas,
de damas que endulzan la noite con sus blancos labios,
labios de corazones abiertos,
de ánimas que perecen al alba,
de sonrosadas ánimas que se ocultan en la hierba
cuando el rocío brilla en la mañana.

El río me lleva con su voz de pájaros y grillos,
el río me habla cuando lanzo cantos rodados en su sereno espejo,
el río me ama cuando rompo el cristal de agua con el dedo herido,
el río me ama, sí,
el río me ama y me pasea entre bosques y arcos románicos
hasta el mar,
hasta el profundo mar...


lunes, 24 de octubre de 2011

Me llamo Lucía...

Hoy no tengo nada que contar, o casi. Han transcurrido las semanas, las frases se han multiplicado y han buscado poesía en los campos de amapolas; los rimas se han hundido en las profundidades del verbo hecho carne, roca, sangre, arena. lava, muerte, esperanza, un árbol de la vida creciendo y alcanzando las nubes con ramas sonrosadas de años y de dejación eterna, y han fenecido en vocales de ceniza, enhiestas miradas de orgullo y risa en las alas blancas de las olas; la palabra ha brotado muerta del fondo de las voces del silencio que murmuran en el interior de los pensamientos que crearon el mundo, desde las vocales que conforman en los idiomas del mar la palabra agua, y en los idiomas del cielo la palabra estrella, estela, luz que nos ama y nos protege en los plenilunios hambrientos del invierno.
Hoy no tengo nada que contar. Sola la soledad de las redes sociales, el silencio de las multitudes intercambiando vacíos discursos que apenas si sonríen con sus descarnados labios los nichos de la humedad nocturna. Callamos por hablar, meditamos sobre nuestro destino, sobre el de nuestros cercanos vecinos que se bañan en los reflejos diurnos de la luna sujeta a nuestras antenas de televisión y sobre el destino de los forasteros, algunos sometidos a radiaciones nucleares, otros a las basuras de la tierra enferma, los más próximos a anhídrido carbónico y a gases de derivados del petroleo, nosotros a lo que no queremos y rechazamos y maldecimos y deseamos su desaparición para siempre...tal vez el político que nos gobierno, acaso el político que nos gobernará, ¿quién sabe...?.
Hoy no tengo nada que contar. He releído los blog,s de autor de La Opinión de Murcia y he decidido ocultarme bajo la grama que crece libre en las colinas de la desdicha; debajo de la fuente diurna que riega mi nombre y desdice las palabras que alguna vez brotaron de mi voz: igualdad de oportunidades, calidad, literatura, amor, olvido, Las Mil y Una Noches....
El lobo estepario.
Nunca olvidaré tu última palabra escrita en la frente del roble.
Hoy solo me queda, y lo hago con fruición, dialogar en las redes sociales con personas que me hablan en otros idiomas, que llevan en su silencios los versos de Rosalía de Castro, de Ferreiro, de Pondal, de Cunqueiro, de Casanova, de Pimentel, del propio García Lorca....
Hoy solo me queda creer que la única forma de creer en algo es abandonar mi lengua en las cesuras de la noche y conocer otras melodías, otras formar de decir amor, naturaleza, poesía, bosque, alegría, esperanza, inmortalidad...Universo.


"Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales,
vuelves haciéndome burla.

Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que sopla.

Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.

En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mí misma moras,
no me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras"

domingo, 23 de octubre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

Corre como la pólvora...

Se lee en los diarios digitales, corre como la pólvora por las redes sociales, se hacen eco los medios de comunicación internacionales, se escucha en el susurro del viento, en las melodías del atardecer y en la poesía de la Luna que dibuja caminos dorados de libertad en las olas del mar.
ETA se rinde.
Y nosotras nos rendimos ante la memoria de las víctimas- sufrimiento, dolor, en algún tiempo olvido- y ante la grandeza de la vida que debe continuar, que debe dibujarse en las brumas de las colinas, de los caseríos y de los rebaños de nube de algodón que nos llevan al mar, al inmenso mar que se abre irreverente ante la insignificancia de sus lectoras, nosotras, que intuimos en sus orlas de espuma la grandeza del corazón humano.
Alguna vez cruzamos las calles de pueblos y ciudades antes de adentrarnos en la espesura de un océano verde y marrón en los días de otoño, observamos sus edificios y pensamos: “vivía allí?, ¿en aquella panadería compraba el pan, y la cerveza?, ¿en aquél quiosco adquiría las golosinas para sus hijos?”.Acaso a lo largo de estos años recordamos más de una vez a Ernest Lluch, su cabello negro, su porte de hombre bueno, amigo de los vascos- amigo de la paz- y lo vimos pasear por las calles de San Sebastián, recorrer La Concha hasta El Peine de Los Vientos; o tal vez fue una imagen prendida con respeto en la retina, como la de Miguel Ángel- tarde de trabajo, las afueras de Cieza, la radio, los auriculares, la angustia, julio, una tristeza infinita que duró hasta la madrugada...-
Es tiempo de hablar, no de olvidar, de volver a escuchar la voz de los que se fueron y de vivir con los que están. La vida es un milagro que no es dada acaso por el azar, pero es tan maravillosa que ni tan siquiera el mismo azar debe ni puede arrebatarla. Pasear sin odio por las calles de San Sebastián, de Zarautz, de Getaria, de Bilbao, de Gernika, de Vitoria, seguir la extensión de los valles con la mirada, junto a los ríos y los bosques, buscando el olor de la tierra mojada y la sombra de las hayas; comer en Lekeitio, enamorarse de su isla y soñar con que la Tierra, toda, es un sueño inolvidable en el que se mezclan pieles distintas, cabellos dispares, ojos dispersos, lenguas hermosas, canciones que hablan de amor, pero también de libertad, de lucha, de pasión por la naturaleza y por sus figuras.
En un futuro nos espera el oscuro humus de los cementerios. Allí iremos en paz, pero no dejemos que los hombres decidan sobre el momento de nuestro último paseo entre cipreses. Que sea la lluvia, el viento, la mirada de las rapaces, la contemplación de la Ría de Vigo, la neblina, el rumor incontenido de los torrentes, la risa blanca de la alta montaña los que decidan el momento. Iremos en paz con nosotros mismos y con las gentes, amigas o no, que nos rodean.
Paz, hermosa palabra.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Comenzó la liga junior de baloncesto...

Mucho se ha escrito sobre la liga junior de baloncesto 2011/2012, menos sobre la profunda crisis que está afectando críticamente al deporte de base. Muchas especulaciones, vuelos sonrosados de los flamencos de Las Salinas de San Pedro del Pinatar, idas y venidas, viajes iniciáticos a La Alcarria, abejas libando de flor en flor, camellos en los pedregales de Tinduf, águilas boreales y auroras azorinas.
La liga junior comenzó el pasado sábado 15 de octubre, Santa Teresa- “Paris-Murcie”, la riada, el agua, todo fluye hacia el mar...-y se augura una liga muy igualada, con 4 o 5 equipos que podrían ganar- difícilmente- el campeonato. Yo sigo mirando la crisis y ella me mira con una sonrisa mortecina en la comisura de los labios, pero bueno, ese es mi problema.
Quiero mojarme por primera vez: ganará el equipo de mi hijo, el CB Murcia 95; no mi equipo que es, como sugiere el frontispicio de este blog, el AD Infante, donde juega mi hija y donde la diversión es una flor multicolor que florece en todas las estaciones del año, aunque pierdan, aunque no ganen ningún partido.
¡Va por vosotras, chiquillas!

lunes, 17 de octubre de 2011

Yo sí estuve en la manifestación de los indignados...(*)

Si la indignación fuera una expresión digamos permanente del alma humana, entendiendo aquella como una alerta ética contra cualquier actuación reprobable socialmente, no estaríamos ahora hablando de desastres económicos, paro, desahucios, pobreza e incluso hambre.
Si no hubiéramos vivido unos tiempos en los que a los ladrones se les llevaba a hombros desde las puertas de las cárceles, con libertad vigilada, en los que se organizaban manifestaciones para apoyar a sinvergüenzas con el argumento de que “siendo realmente un ladrón, las migajas han llegado verdaderamente a todos los habitantes del pueblo”, no estaríamos llorando la perdida de un bienestar duramente conseguido por generaciones y generaciones de personas que vivieron tiempos difíciles y quisieron legarnos un mundo mejor.
Si alguna vez hubiéramos confiado en la ética, en Kant sin ir más lejos, y hubiéramos aplicado para los demás, y sobre todo para nosotros y nosotras mismas, el “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”, no viviríamos un 2011 con la negra sombre de un 2012 mucho peor.
Si no hubiéramos hecho caso del canto de las sirenas- los clásicos nos confían el comportamiento adecuado que nosotras y nosotros siempre desoímos-, si hubiéramos mantenido el rumbo del barco por las luces del conocimiento, del sentido común y de la supervivencia del todo social frente al egoísmo de que todo vale y de todo es posible en el País de Jauja- hoy llamado Españistán-, ahora nos estaríamos esperando el desguace de los ideales por los que lucharon nuestros antepasados, un mundo sin guerra, con un reparto equitativo de la riqueza y de la convivencia interclasista.
Si nos nos hubiéramos reído de los que afirmaban que el desarrollo económico basado en la especulación, en el ladrillo y en consumo masivo y sin control- los bancos proveerían- llevaba a una catástrofe económica sin par, y si no siguiéramos desoyendo a los que nos avisaron con sus críticas- como sigue ocurriendo a fecha de hoy- de que otros caminos eran posibles, no miraríamos al futuro con la misma desazón que miramos al pasado reciente.
Pero tales consideraciones no son de este mundo, acaso pertenezcan al ámbito de la ciencia ficción o al de las religiones que poseen la verdad absoluta aunque también yerren. Vivimos en Españistán, ya lo dije, y los designios de los poderosos, es decir los que controlan los mercados financieros internacionales, se orientan a una mayor sumisión de las sociedades y de sus estructuras de coordinación inherentes. Las políticas económicas van en esa dirección, también la homogeneización social de un pensamiento individualista, clasista y profundamente insolidario.
Todos empujamos en esa dirección aunque objetivamente sepamos que el mañana será más gris y triste que los primeros años del Siglo XXI, época de alegría, desenfreno y “cha, cha, cha...”
Mantengo diferencias de forma y de fondo con los “indignados”, pero a pesar de ellas yo sí estuve en la manifestación del 15 de octubre. No sé si se lo debo a mis hijos, pero seguro que se lo debo a mis padres y abuelos, por lo que hicieron y sufrieron en tiempos más difíciles y trágicos.


(*)- Reflexiones, con todo el respeto y simpatía, sobre un post de Felipe Coello.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Nuestra mujer en Berlín...

Cada vez que pienso en el caos, y en estos tiempos de simbología apocalíptica lo hago con harta frecuencia, se me representa en la mesa de disección una salchicha alemana. La carne sobra toda pero la piel, endurecida con el látigo que Ángela Merkel utiliza para fustigar a los pueblos del sur, es ideal para que todos los europeos nos ahorquemos en honor del Mercado Libre y Sacrosanto.
¡Va por Ángela Merkel!.

lunes, 10 de octubre de 2011

Como el sueño de las mariposas en los campos de amapolas...

“Hablamos de Socovos y de la tierra heroica
hablamos de los estanques y de los mares de perfil.
desde el castillo la luna es un diamante que talla
las lágrimas del cielo.
Desde las huertas, el cielo cimbrea en la mañana
y las aves son nubes de caramelo,
almendras de ópalo que dibujan ambrosías en los ojos de aceituna
de sus gentes.
Hablamos de Socovos y de la tierra heroica,
y nos quitamos la piel- y somos sangre oscura-
en sus laderas y pinadas,
cuando la noche es una luciérnaga
y su luz cuaja en los pozos y en los laureles”.

Pero no estoy aquí para escribir poemas- soy mal poeta y peor abogada-. Estoy aquí para recordar y a veces los recuerdos nos conducen a territorios inhóspitos, a caseríos con higueras de anchas sombras, a sierras y calveros, a yesares y océanos argentinos, a pueblos pequeños, a retoños de poesía, a rosas o eglantinas, a poetas que un día, casi en el origen del amor, buscaron la paz en los valles y laderas, contemplando el vuelo de los halcones o el susurro del viento en las noches de otoño.
Hablo de Gabriel Guillén y de Socovos, del poeta que decidió callar cuando las musas lo habían señalado con el dedo de la Poesía con mayúscula.
Hablo de la vida y de las tardes de estío, de las sombras y de las lumbres en mitad del bosque.
Hablo de la amistad y de la añoranza, del exilio y del silencio infinito.

Os dejo un poema de Gabriel Guillén, “Del recuerdo” se titula:

Divagación.

El corazón ha mentido
un presentimiento vano:
delicias de aquella mano
que está embrumando el olvido.

Bajo la blanca dulzura
la luna, en el paseo,
de blancor y de deseo,
la teje mi desventura.

Alba paloma de nieve,
eucaristía de seda,
¡cómo el dolor te conjura!...

¡...Aquella mano tan breve...
aquella frase tan queda...
y éste puñal de amargura...!!!

viernes, 7 de octubre de 2011

De noruegos y otras gentes (*)

Hemos abierto blog en La Opinión de Murcia. No hablaremos de deporte, tampoco de nuestros hijos o de nosotras mismas. A las personas que nos quieran seguir en esta nueva aventura os dejo una dirección y el último post.
http://comunidades.laopiniondemurcia.es/blogs/lucia_sanchez_sotelo

"En 1882 Henrik Ibsen escribió “Un enemigo del pueblo”. El doctor Thomas Stockmann descubre que el manantial de un establecimiento de aguas termales está contaminada y es un peligro para la salud pública. Pero las “fuerzas vivas” del pueblo acallan su descubrimiento con el argumento del daño que se ocasionará al pueblo si el análisis químico que constata la contaminación es publicitado en el periódico local. Finalmente, el médico es exiliado del lugar como enemigo del progreso, como un enemigo del pueblo. La obra de teatro fue escrita hace casi 130 años y acaso ilustre las diferencias sociales y culturales, pero también económicas, que todavía separan a las sociedades nórdicas de la española. Un enemigo del pueblo fue escrito en la época de la llamada Restauración Española. Ya se sabe, terratenencia, industrialización muy limitada y caciquismo generalizado. Una etapa de corrupción total bajo el disfraz democrático de la alternancia de dos partidos monárquicos que se repartían el poder y los réditos que éste proporcionaba bajo la batuta directora del Rey. 


Obras conceptuales como la citada Un enemigo del pueblo y Casa de Muñecas no eran imaginables en una sociedad mediterránea como la nuestra. O si lo eran no transcendían más allá de unos pocos lectores más o menos radicales. La sutileza con la que Ibsen trata el tema de la igualdad de género o la prevalencia de la verdad y el deber público sobre el desnudo cálculo económico, la utilización del “bien común” para ocultar intereses particulares, no existe en la literatura española. Debe formar parte de un debate social más avanzado y más rico en sus planteamientos. Desde la perspectiva de nuestros pensadores neoliberales o liberales seguidores de la Escuela Austriaca de Economía (por no mencionar a su pope Hayek), Noruega y su entorno, dada sus fuertes lazos de solidaridad social y la organización económica que establece un suelo mínimo de decencia redistributiva, deberían haber naufragado y sus economías deberían ser altamente ineficaces. Porque lo que ellos llaman socialismo, es decir, la caricatura que ellos hacen del socialismo, solo puede abocar al fracaso económico y a la miseria más o menos general. No parece que esto haya ocurrido, tampoco que los debates públicos, en los que participa prácticamente toda la sociedad y que duran meses y a veces años, sobre las reformas económicas o de los mecanismo de solidaridad establecidos hayan estancado el desarrollo económico y la prosperidad general. Todo lo contrario de lo que ocurre en nuestro país. Aquí se acuerda una contaminación ideológica de la Constitución sin discusión previa, a las bravas; aquí se llegan a unas elecciones sin programas electorales definidos. Solo se habla de liberalizar, de eliminar los obstáculos que impiden el libre desenvolvimiento de los emprendedores que, como no podría ser de otra forma, son los empresarios. Sin coste alguno, por supuesto.


Leer artículos de miembros de colectivos como, por ejemplo, Ciudadanos para el Progreso, escuchar ciertas emisoras de radio y televisión en los que el lenguaje dominante es de una simplificación exasperante y en los que se presupone que volviendo a Adam Smith entraremos en una fase de desarrollo económico sostenible y eterno, es desconocer la historia y sus lecciones. Por ejemplo, para nuestros liberales el resurgimiento del comercio en la Edad Media, la prosperidad de los burgos, la creación de mercados y ferias demuestra la potencialidad de mercado y de la búsqueda del lucro personal y/o grupal. Solo falta hacer los caminos seguros frente a los salteadores y asesinos. Es verdad, la legislación mínima debe favorecer la libertad del intercambio eliminando los elementos extraños que distorsionan tal objetivo. La horca y el hacha son la mejor solución; posteriormente lo serán otras formas de represión colectiva tan queridos por los neoliberales, por ejemplo los golpes de estado. Que se lo pregunten a Kissinger. Cuando una sociedad toma constancia de la existencia de desigualdades sociales inaceptables y opta por políticas económicas que priman la cohesión social sobre el desarrollo son tildadas de ineficaces y enemigas del progreso. Aquí el progreso tiene un significado muy laxo; se supone que la gente emprendedora es feliz fabricando artilugios, vendiéndolos y enriqueciéndose, y que el resto de la gente, los que somos no emprendedores, somos felices consumiéndolos. También que la gente siempre y en cualquier caso optaremos por el ingenio humano frente a otras consideraciones, por ejemplo la permanencia de un bosque junto a un lago. Los defensores del medio ambiente desconocen el alma humana que busca la perfección siempre, y que remodela la naturaleza en un nuevo diseño inteligente cada vez más divinizado.


Para nuestros liberales, los enemigos del pueblo somos la gente decente que cree en un desarrollo sostenible frente a la ficción del avance científico ilimitado que siempre y en todo caso se adelantará a los efectos negativos del desarrollo sin barreras; también los que creemos que la riqueza de las naciones es una conquista colectiva y que su reparto debe ser, por tanto, lo más equitativo posible. Por supuesto, los que creemos en las elecciones individuales y colectivas de las personas, tanto privadas como públicas.


Para nuestros liberales gente como Ibsen son antiprogresistas, arcaicos, medievales y la literatura es, como el resto de los bienes humanos, mercancía. 

(*)- Desde el absoluto respeto a todas las opiniones.

martes, 4 de octubre de 2011

Es fácil dejar de soñar...

Solo basta con que la realidad te abofetee con el dorso de la envidia.