miércoles, 13 de enero de 2010

"Cerrado a todos vientos y encubierto..."


El pasado domingo, mientras algunos hablábamos del cierzo, del Moncayo y de las leyendas de Bécquer, y los padres de un jugador del CB Murcia compartía con nosotros, y con los aguerridos seguidores del Basket Cartagena, licor de café y un bizcocho de textura y sabor sublimes, alguien mencionó una leyenda de Cervantes reproducido en un mosaico del arranque de la Calle Mayor de Cartagena, si no recordamos mal en la misma acera que la entrada al Teatro Romano. En concreto, la leyenda era un fragmento de “Viaje del Parnaso” del autor de El Quijote y decía:

“Con esto poco a poco llegué al puerto

A quien los de Cartago dieron nombre,

Cerrado a todos vientos y encubierto

Y a cuyo claro y singular renombre

Se postran cuantos puertos el mar baña,

Descubre el sol y ha navegado el hombre”.

Y es que la mañana del domingo, fría, con unos rayos de sol que asomaban entre los edificios, se filtraban entre los árboles desnudos y apenas calentaban las aceras y a nuestros cuerpos ateridos, parecía pensada para levantarse tarde y comer chocolate con churro al calor de las calefacciones y las bufandas. Sin embargo, en la cancha se escenificó un duelo de poder a poder entre el Basket Cartagena y el CB Murcia, ambos del 95, y las huestes de la Ciudad Departamental supieron posicionarse, defender, atacar y poner en serios aprietos a los murcianos. El suelo cartagenero asemejaba al Cantón o a su puerto protegido de tempestades, con la mar rizada entre las posiciones, y defendido por jugadores que apenas daban respiro a los nuestros. Finalmente el CB Murcia 95 ganó de diez puntos (79-69) y la mañana siguió fría y desangelada.

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