Hay una libertad que se gana la gente y otra que le es dada por herencia, influencia o pertenencia al mismo grupo, casta o clase social. Esta última si no es estéril sólo aporta permanencia a la reproducción ad infinitum del estado mediocre de las cosas. Frente al darwinismo social de tipo genetista de los últimos decenios, estudios de campo (ver situación de la minoría negra en USA) nos indican que la pertenencia a una raza y/o clase social determinada condiciona, en sentido positivo o negativo, el futuro espiritual y material de la gente. La lectura a finales de la década de los ochenta del siglo fenecido, de “No está en los genes. Racismo, genética e Ideología” de Lewontin, Rose y Kamin” supuso la constatación de que a lo largo de nuestra vida íbamos a oír hablar a la ciencia, es decir a sus portavoces, normalmente hombres, sin que hubiera réplica posible. Cualquier pero podría ser tildado de dislate o de subjetivismo estéril y esterilizante.
Oyendo ayer hablar a personas de la cantera del CB Murcia sobre la objetividad de un método científico llevado al desarrollo de deportistas de alta competición, nos preguntamos, viendo como se entorna el estrecho mundo social de esta ciudad pequeña y huérfana de equidad, como se podía proteger la objetividad de los sucesivos maremotos de subjetividad que anegan las decisiones de todas las personas con mayores o menores opciones de intervenir sobre la realidad. No dimos con la solución porque el lenguaje humano no está podado lo suficiente como para no enmarañarnos en el substrato ideológico que lo condiciona y que lo hace parecer objetivo y no, como es en realidad, profundamente sectario.
No obstante, la reunión de los padres del CB Murcia 95 con Domingo Hernández y con Javier Martín supuso, para nosotras, conocer las reglas del juego a las que han de atenerse nuestros hijos. El discurso fue cartesiano y no ahondó en cuestiones irracionalistas que pudiéramos hacer aflorar las madres y padres para justificar (a priori o a posteriori) nuestros propios y cambiantes opiniones. En este sentido, frente a discursos a lo Dawkins, de tipo genetista, cerrados, incontestables, que tanto abundan en las sociedades actuales y que no encierran sino el germen del nepotismo, del clasismo y la ostentación despótica del poder, el CB Murcia nos ha transmitido la idea esbozada por cierto abate que nos informa que la costumbre subyuga y la ley libera. No podemos hacer otra cosa que felicitar a Domingo Hernández y a Javier Martín por transmitirnos una cierta filosofía de la cantera que nos puede gustar más o menos, pero que no encierra bajo su piel cognitiva la gelatina del despropósito. También a Carmen Puigcerver que esta temporada entrena al CB Murcia 96 porque, con independencia de las divergencias que pueda haber sobre su forma de ser, participó de los valores fuertes que nos transmitieron ayer los responsables de la cantera y del CB Murcia 95.