viernes, 1 de octubre de 2010

La cámara y el trípode


Hoy hemos visto a Antonio García Torres, padre de Antonio Parra, con el trípode y la cámara de televisión. La broma de siempre: a ver cuando realizamos la evaluación inicial de riesgos laborales, especialmente la ergonómica.
-Cuando quieras- me ha contestado mientras tomábamos café, costilla de cabello de ángel y un pincho de tortilla-.
No hemos hablado de su colaboración literaria estival en La Opinión de Murcia aunque todavía las imágenes de un lago silencioso e inquietante como la quilla de un sueño pirata en los mares del sur permanecen en mis recuerdos abandonados a la rutina de la caída de las hojas y el fresco de la amanecida. Tampoco olvidamos el olor a aventura y a costuras de amor desgarrado en las húmedas arenas de un Mar Menor de plenilunio. Y cuando volvemos la mirada al pasado frío de enero, nos mojamos los labios pensando en un delicioso bizcocho acompañado con licor de nueces. Alguien dirá que el mundo gira alrededor del baloncesto y que sin éste la palabra no tiene sentido alguno, es sólo silencio en el murmullo de bocas gesticulantes. Las hojas caen, sin embargo, agitadas por la quinta de Shostakóvich y no hay poesía que pueda marchitarse en el estruendo de una cancha de baloncesto. Eso lo sabe Antonio, yo también lo sé.
Su hijo, Antonio Parra, juega este año en el Jesuitinas Junior, se ha inscrito en la Escuela Oficial de Idiomas e inicia un tránsito estacional sin duda interesante, amable y divertido. Espero verlo jugar en algún partido, saludarlo y hablar con sus padres de la dama de la noche, del lago sin peces ni oxígeno, de las lesiones musculoesqueléticas y su prevención, del bizcocho y el licor de nueces, y de que el mar, la tierra, las montañas y los océanos siguen en su sitio, viendo pasar la vida- y la muerte- desde el silencio inmutable y liberador que les fue regalado en el Génesis.

Y a seguir escribiendo, querido Antonio.

1 comentario:

Anonymous dijo...

¡Hola Lucia!
La familia Parra es una de las familias que he conocido en este mundo del baloncesto con un corazón enorme, y para el baloncesto también es importante el corazón además de la altura.
La altura, la técnica individual, la técnica colectiva, la técnica de amueblamiento del coco, la técnica de los estudios; todas estas técnicas se las dejamos a los entrenadores y preparadores de nuestros hijos, pero la técnica de vuestro corazón la llevaremos siempre con nosotros.
Un padre del CB Murcia 95