sábado, 27 de abril de 2013

AD Infante Júnior 72 San José Junior 58

Cuando el viento nocturno sopla de los misteriosos barrios del otro lado del río, la ciudad se estremece. La hojarasca se arremolina en los rincones de las calles, los perros esparcen la basura a la altura del número 9 de la avenida Gran Vía Salzillo y no lejos, un rumor de agua negra mueve molinos imaginarios que muelen nubes blancas y olor a café.

Por algún sitio anda don Quijote, y los gigantes y sus brazos moviéndose como aspas de lino en mitad de una cancha de esperanza. Pero el caballero de la triste figura enloqueció o siempre estuvo loco, incluso antes de que velara las noches esteladas de La Mancha con pilas de libros de caballería. Nuestro espíritu no tiene límites porque las palabras que lo forman son transparentes como la sonrisa del aire ante un partido entre iguales. Y esto ocurrió en el primer encuentro de la “final a cuatro” del campeonato junior de baloncesto. Entre quijotes que han llegado al final del camino, a cubierto de la lluvia y del viento húmedo del mar nuestro, sabemos que sus cuerpos son de mármol esculpido por el viento del tiempo y sus espíritus son miles de historias diarias que se entretejen en el ímpetu colectivo de la amistad.

La amistad no tiene zonas sensibles donde hurgar y dañar. La amistad es incompatible con la desigualdad y se cultiva, con la serenidad de un jardinero que ve como las estaciones cambian la fisonomía de los parterres y de las flores que amanecen húmedas en los rosados besos de la aurora, en cada mirada clara y en cada susurro de complicidad.

Se dirá que no hablo de baloncesto sino de rosas lanzadas al graderío con la intención de herir en carne sensible con las espinas del tallo. Pero hay que hablar de la igualdad para hablar de equipo, y de esto ha hablado José Alberto Egea en el año que ha estado entrenando al AD Infante. Las oportunidades o son colectivas o no lo son, al menos en deportes de equipo. Y esto ocurre en los barrios misteriosos que despiertan en las madrugadas con sus bocas henchidas de poemas heroicos La oportunidad de ganar al San José de la Vega, la oportunidad de acercarse a las laderas de la Cordillera del Himalaya y penetrar en sus entrañas y roerlas como un ratón insignificante que tiene nombre y apellido y sobretodo dignidad. Roer las entrañas de la desigualdad, leer hasta el amanecer el capítulo dedicado a la obesidad de “Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva” de Wilkinson y Pickett y creer en la comunidad como cristal transparente que hace hombres y mujeres completos (y complejos).

Admirable partido jugado por el San José de la Vega. Vienen de la “zona cero” del país del búho, de donde proviene el olor a resina. Un equipo también de iguales, de otros barrios que se descubren con la mirada de un pasado que ya nunca volverá. Han sido derrotados pero solo merecen reconocimiento, un abrazo profundo, el momentáneo silencio del abrazo espiritual.
Y los jugadores, nuestros jugadores. Ganen o pierdan serán nuestros, como los jugadores del RDY Yecla, que ha sido derrotado en la otra semifinal por el UCAM Murcia por 114-26. Equipos de iguales, jóvenes que se divierten y que conocen sus límites. Ellos, nosotros....Después de muchos años sabemos quiénes somos: el vuelo limpio de los petreles sobre la espuma de los huracanes. Eso son nuestros hijos, eso debemos ser nosotros cuando desde las gradas los animamos y los recordamos dándonos codazos en el primigenio útero.
No, la amistad no debe tener mácula. Pierdas o ganes, sueñes o seas realista. Mañana el huracán devastará la cabaña de ramas, hojas rojizas y flores donde nos cobijamos para ser amigos e iguales (el baloncesto). Pero volveremos a reconstruirla con materiales pobres y volveremos a vivir edificando palabras que encierran sentimientos colectivos. Del huracán, os lo aseguro, solo quedará vacío y olvido. De vosotros, hijos y amigos, el orgullo de haber jugado una final y haber resistido el viento imposible de la desigualdad.

Juan Gil de la Encarnación, Alberto Pujante Antonatou, Alberto Nicolás Pérez, Álvaro Gómez Buendía, David Lucas Martínez, Manuel Lorca Riquelme, José Campillo Martínez, José Ibañez Carmona, Miguel Ángel Sanz Almarcha, Álvaro Bernal de Ayala, Álvaro Urrutia Rodriguez, Vicente García Rabadán y David Saura Perona.

Así se llaman nuestros héroes. Sus espíritus son grandes y son libres.

7 comentarios:

Fulgen dijo...

Enhorabuena y mucha suerte mañana.
Espero que se vea una buena final.

Anónimo dijo...

Chica, el funeral!

Francisco Saura dijo...

No creo que esta entrada vaya de funerales. Los funerales solo los celebran los que creen en otra vida mejor (aquí o allá). Los mejores funerales son los religiosos y se realizan en monasterios, iglesias o catedrales, pero son, en mi opinión, muy fríos. Hielan la sangre.

Unknown dijo...

Felicidades por la victoria y mañana a luchar a tope , el pasado año en la final lo pasaron muy mal , hay que luchar y encestar una mas que el rival , buena suerte

Jesús García dijo...

Un abrazo muy fuerte a todos y mucha suerte. Pase lo que pase sois mis campeones de la junior.

Adrián Lopetegui dijo...

Ni con una selección de los mejores jugadores que han participado en la liga junior regular de esta temporada se le podría ganar a este Cb Murcia 95. Infante campeón se dé mañana el resultado que se dé.

Anónimo dijo...

Esa alineación parece la del C.B Murcia 95 de toda la vida. me parece que Aarón sáez es el único murcianista del 95 que sigue ahí desde la categoría Mini, ya que Juan Rubio tuvo ahí sus comienzos, aunque estuvo algunas temporadas en Capuchinos. Esto demuestra que formarse en el CB Murcia desde chiquitín no te garantiza llegar a ser una estrella.

Bueno Lucía, me prometí ir a ver la final, pero la comunión de un sobrino me lo impide, así que si pudierais hacer el favor de grabarlo os lo agradecería. Suerte.