Cuando el viento nocturno
sopla de los misteriosos barrios del otro lado del río, la ciudad se
estremece. La hojarasca se arremolina en los rincones de las calles,
los perros esparcen la basura a la altura del número 9 de la avenida
Gran Vía Salzillo y no lejos, un rumor de agua negra mueve molinos
imaginarios que muelen nubes blancas y olor a café.
Por algún sitio anda don
Quijote, y los gigantes y sus brazos moviéndose como aspas de lino
en mitad de una cancha de esperanza. Pero el caballero de la triste
figura enloqueció o siempre estuvo loco, incluso antes de que velara
las noches esteladas de La Mancha con pilas de libros de caballería.
Nuestro espíritu no tiene límites porque las palabras que lo forman
son transparentes como la sonrisa del aire ante un partido entre
iguales. Y esto ocurrió en el primer encuentro de la “final a
cuatro” del campeonato junior de baloncesto. Entre quijotes que han
llegado al final del camino, a cubierto de la lluvia y del viento
húmedo del mar nuestro, sabemos que sus cuerpos son de mármol
esculpido por el viento del tiempo y sus espíritus son miles de
historias diarias que se entretejen en el ímpetu colectivo de la
amistad.
La amistad no tiene zonas
sensibles donde hurgar y dañar. La amistad es incompatible con la
desigualdad y se cultiva, con la serenidad de un jardinero que ve
como las estaciones cambian la fisonomía de los parterres y de las
flores que amanecen húmedas en los rosados besos de la aurora, en
cada mirada clara y en cada susurro de complicidad.
Se dirá que no hablo de
baloncesto sino de rosas lanzadas al graderío con la intención de
herir en carne sensible con las espinas del tallo. Pero hay que
hablar de la igualdad para hablar de equipo, y de esto ha hablado
José Alberto Egea en el año que ha estado entrenando al AD Infante.
Las oportunidades o son colectivas o no lo son, al menos en deportes
de equipo. Y esto ocurre en los barrios misteriosos que despiertan en
las madrugadas con sus bocas henchidas de poemas heroicos La
oportunidad de ganar al San José de la Vega, la oportunidad de
acercarse a las laderas de la Cordillera del Himalaya y penetrar en
sus entrañas y roerlas como un ratón insignificante que tiene
nombre y apellido y sobretodo dignidad. Roer las entrañas de la
desigualdad, leer hasta el amanecer el capítulo dedicado a la
obesidad de “Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad
colectiva” de Wilkinson y Pickett y creer en la comunidad como
cristal transparente que hace hombres y mujeres completos (y
complejos).
Admirable partido jugado
por el San José de la Vega. Vienen de la “zona cero” del país
del búho, de donde proviene el olor a resina. Un equipo también de
iguales, de otros barrios que se descubren con la mirada de un pasado
que ya nunca volverá. Han sido derrotados pero solo merecen
reconocimiento, un abrazo profundo, el momentáneo silencio del abrazo espiritual.
Y los jugadores, nuestros
jugadores. Ganen o pierdan serán nuestros, como los jugadores del
RDY Yecla, que ha sido derrotado en la otra semifinal por el UCAM
Murcia por 114-26. Equipos de iguales, jóvenes que se divierten y
que conocen sus límites. Ellos, nosotros....Después de muchos años
sabemos quiénes somos: el vuelo limpio de los petreles sobre la
espuma de los huracanes. Eso son nuestros hijos, eso debemos ser
nosotros cuando desde las gradas los animamos y los recordamos
dándonos codazos en el primigenio útero.
No, la amistad no debe
tener mácula. Pierdas o ganes, sueñes o seas realista. Mañana el
huracán devastará la cabaña de ramas, hojas rojizas y flores donde
nos cobijamos para ser amigos e iguales (el baloncesto). Pero
volveremos a reconstruirla con materiales pobres y volveremos a vivir edificando palabras que encierran sentimientos colectivos. Del
huracán, os lo aseguro, solo quedará vacío y olvido. De vosotros,
hijos y amigos, el orgullo de haber jugado una final y haber
resistido el viento imposible de la desigualdad.
Juan Gil de la
Encarnación, Alberto Pujante Antonatou, Alberto Nicolás Pérez,
Álvaro Gómez Buendía, David Lucas Martínez, Manuel Lorca
Riquelme, José Campillo Martínez, José Ibañez Carmona, Miguel
Ángel Sanz Almarcha, Álvaro Bernal de Ayala, Álvaro Urrutia
Rodriguez, Vicente García Rabadán y David Saura Perona.
Así se llaman nuestros
héroes. Sus espíritus son grandes y son libres.
7 comentarios:
Enhorabuena y mucha suerte mañana.
Espero que se vea una buena final.
Chica, el funeral!
No creo que esta entrada vaya de funerales. Los funerales solo los celebran los que creen en otra vida mejor (aquí o allá). Los mejores funerales son los religiosos y se realizan en monasterios, iglesias o catedrales, pero son, en mi opinión, muy fríos. Hielan la sangre.
Felicidades por la victoria y mañana a luchar a tope , el pasado año en la final lo pasaron muy mal , hay que luchar y encestar una mas que el rival , buena suerte
Un abrazo muy fuerte a todos y mucha suerte. Pase lo que pase sois mis campeones de la junior.
Ni con una selección de los mejores jugadores que han participado en la liga junior regular de esta temporada se le podría ganar a este Cb Murcia 95. Infante campeón se dé mañana el resultado que se dé.
Esa alineación parece la del C.B Murcia 95 de toda la vida. me parece que Aarón sáez es el único murcianista del 95 que sigue ahí desde la categoría Mini, ya que Juan Rubio tuvo ahí sus comienzos, aunque estuvo algunas temporadas en Capuchinos. Esto demuestra que formarse en el CB Murcia desde chiquitín no te garantiza llegar a ser una estrella.
Bueno Lucía, me prometí ir a ver la final, pero la comunión de un sobrino me lo impide, así que si pudierais hacer el favor de grabarlo os lo agradecería. Suerte.
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