

Conocimos de la existencia de Salvador Espriu hace muchos años, en una entrevista que Joaquín Soler Serrano le realizó en el programa A Fondo, en el año 1976. Nos pareció un gran hombre, sabio, inteligente, con un espíritu cívico envidiable. Posteriormente llegó a nuestras manos una edición bilingüe de La Pell de Brau/ La Piel de Toro, que aún conservamos en algún lugar de nuestra casa. En 1993 viajamos a Cuba, y en La Habana entramos en una librería buscando los tres tomos de “El Ingenio” de Manuel Moreno Fraginals, otro gran hombre, historiador y maravilloso conferenciante. No había nada de don Manuel, sólo propaganda política y de la mala. Pero entre tanto desencanto encontramos una preciosa edición en castellano del Cant Espiritual prologada por Espriu. Debo reseñar que finalmente conseguimos comprar “El Ingenio” en el mercado negro y a un precio que consideramos una ganga: 15 dólares. Posteriormente nos enteramos que Moreno Fraginals se había exiliado a la Florida donde falleció en 2001, pero aún recordamos el verbo de estos dos grandes hombres, uno en televisión, el otro en una Murcia primaveral impartiendo un ciclo de conferencias que nos emocionó durante bastante tiempo.
A Vegades és necessari...
Sometimes it is required and ordained
that a man should die for a people,
but a people entire should never die
for one man alone:
remember that always Sepharad.
Make the bridges of dialogue firm
and try to understand and esteem
your children's different minds and tongues.
May rain fall gently on the cultivated fields
and may the air waft like a hand outstretched
benevolent and soft over the wide countryside.
May Sepharad live eternal
in peace, in order and in work
in difficult and hard-won
freedom.
( La Pell de Brau, 1960)
A veces es necesario...
A veces es necesario y forzoso
que un hombre muera por un pueblo,
pero nunca ha de morir todo un pueblo
por un solo hombre:
recuerda siempre esto, Sepharad.
Haz que sean seguros los puentes del diálogo
e intenta comprender y amar
las razones y las diversas hablas de tus hijos.
Que la lluvia caiga poco a poco en los sembrados
y el aire pase como una mano tendida
suave y muy benigna sobre los anchos campos.
Que Sepharad viva eternamente
en el orden y en la paz, en el trabajo,
en la difícil y merecida
libertad.
(La Piel de Toro, 1960)