Parece que la selección
nacional de baloncesto destrozó dos apartamentos en la Villa
Olímpica de Londres. No consta que los desperfectos se produjeran
en un falso techo excesivamente bajo. Lo cierto es que el COE pagó
11.500 euros para satisfacer el frenesí alegre y despreocupado de
unos jugadores, que perdieron la final olímpica ante la todopoderosa
selección norteamericana por solo siete puntos. En esto, como en
todo, hay clases y el silencio con que se ha llevado el asunto podría
indicar que el COE pagó sin reprender la conducta irresponsable de
los jugadores españoles que, como todos sabemos, son el espejo de
comportamientos deseables para nuestros vástagos.
No obstante, cuando se
cometen chiquilladas sin consecuencias materiales de ningún tipo y
eres un jugador más de un equipo canterano con pretensiones, sí se
te puede acosar durante todo el verano vía whatsapp.
Dejamos fuera de este
escrito las teorías sobre la superior inteligencia de los jugadores
de baloncesto, reflejo de una época en la que las clases medias y
altas del país orientaban a sus hijos bachilleres y universitarios a
la práctica de un deporte que no fuera el fútbol.
Como es cierto el axioma
de que “la música amansa a las fieras” (esperemos que en futuras
ocasiones el hilo musical de las villas olímpicas emitan música
clásica) dejo el enlace a las piezas de Gaspar Fernandes.
1 comentario:
La FEB obliga a los jugadores que ocupaban esos dos apartamentos a pagar los daños ocasionados valorados en 11.500.00 euros, bajo amenaza de que si no los pagan no volveran a jugar más con la selección.
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