lunes, 22 de diciembre de 2014

Las predicciones de Jerónimo Monserrate





Jerónimo Monserrate, indignado con la casta, ha decidido romper con los partidos políticos del sistema. Jerónimo es una amigo de la infancia temprana, la que importa, la que deja huellas imborrables en las biografías personales. Con el ensayé las primeras travesuras de la infancia: en la huerta, entre los limoneros, masticando vinagrillo o utilizando el cerriche como dardos hirientes en los jerséis de lana. Aquellos fueron años de inocencia primitiva, también de juramentos eternos y de secretos que hubieran debido ser eternos, con la sola complicidad del polvo cósmico. Luego el tiempo, las aficiones distintas, los amores adolescentes, los estudios y, tal vez, el deseo de romper con lo que nos hace ser buena gente, nos separó. El se doctoró en astrología, yo (¡pobre de mí!) decidí buscar en el pasado las sinrazones del presente. Un error por mi parte, pero debo argüir en mi defensa que mi familia no tenía tradición universitaria, desbordando, por el contrario, la gremial. Jerónimo, sin embargo, descendía de una familia de brujas (la madre, las tías, una abuela, dos bisabuelas....) que se adentraba en las etapas más oscuras del Medievo, en el antiguo Reino de Murcia y, más atrás, en las Cerdaña catalana. Y de ellas, de su madre, tías y abuela primeramente, aprendió la ciencia astrológica de una manera que repelía la superchería y la impostura. En pocos años se especializó en la lectura de las estrellas, investigando e innovando en disputas astrológicas que se desarrollaban, ora pacíficamente ora en guerras encarnizadas que terminaban en los cadalsos y, según los países, en las hogueras (la manipulación de los poderosos por astrólogos enfrentados, y endiosados, llegaban a tales extremos).
Lo importante en este relato es que Jerónimo Monserrate, merced a su prestigio fundado en la innovación de la ciencia astrológica, entró tempranamente en las sedes de los partidos e incluso en los divanes de los políticos, junto a los psicoanalistas traídos de la Argentina. Y entró para quedarse; mejor para navegar con sus predicciones en los mares procelosos de la alquimia electoral. Una muestra de la precisión de su método astrológico fue su predicción de las victorias autonómicas del PSOE en los años 1983, 1987 y 1991. Incluso en la primera y tercera fecha acertó con exactitud el números de diputados regionales del partido por entonces hegemónico (1983, 26 diputados; 1991, 24 diputados) y solo erró en un escaño en las elecciones de 1987. En 1992 se marchó a Madrid. Felipe González demandó sus servicios y aún hoy en día se afirma que algo tuvo que ver, con su ciencia y las recetas que puso sobre la mesa de Ferraz, en la derrota del PP en 1993.
Jerónimo Monserrate regresa a Murcia en 1997. La añoranza de la tierra perdida y, como me dijo en nuestro reencuentro, de aquellas tahullas de misterio que rodeaban la casona familiar de la huerta, con sus palmeras, sus naranjos y el olor a azahar que le hacían recordar el regazo materno, le impelió a regresar al lugar que nunca debió abandonar. Pronto, en un mes de abril oloroso y, a su parecer, triste, un preboste del PP lo llamó por teléfono. Querían contar con el, la exactitud de sus predicciones no se habían olvidado y el partido gobernante lo quería de asesor. Y, si nos atenemos a lo ocurrido en las elecciones autonómicas de 1999, 2003, 2007 y 2011, Jerónimo había perfeccionado su ciencia astrológica hasta el punto de conseguir una precisión matemática: acertó en la composición del parlamento autonómico con un error inferior al 2%. Ni siquiera la ciencia estadística se atrevía a tanto. Pero lo más extraordinario es que sus predicciones se adelantaban en dos años y un mes a la celebración de las elecciones correspondientes, permitiendo a los políticos populares la tranquilidad necesaria para centrarse en la felicidad de los gobernados.
No obstante, algo cambió en el alma de Monserrate en 2011, algo relacionado con su amor a la brujería y a sus protagonistas, esa clase de mujeres marginadas y perseguidas durante siglos. El cambio se inició con una primeriza simpatía por la acampada de la Plaza del Sol y por el dolor que le producía el empobrecimiento de vecinos y amigos. Luego, su inquietud se transformó en abierta rebeldía. Abandonó el PP regional, participó en los primeros círculos de Podemos, se enamoró de la calle y de las voces ancestrales de la brujería familiar, rompió el espejo de la miseria humano y decidió poner su ciencia al servicio de causas que consideró de una dignidad inapelable. Eso ocurrió más o menos en el mes de noviembre de 2013.
Para el 25 de mayo de 2014, predijo sin error la representación española en el Parlamento Europeo, y aunque algunos se burlaron de los cinco asientos que asignó a Podemos, el transcurso de la madrugada le dio la razón, acalló burlas y miradas irónicas. Y lo que es más importante, decidió poner su sapiencia al servicio de Pablo Iglesias y sus huestes. Tal vez por esta razón, me comentó Jerónimo hace unos días, el objetivo de Podemos es la conquista del poder en las elecciones generales de finales de 2015, porque conocen los resultados, y no solo los resultados, con más de un año de anticipación, lo que les permite diseñar una estrategia que les acerca cada vez más a la Moncloa.
En una próxima entrada, hablaremos de las predicciones de Jerónimo Monserrate para 2015. En concreto desde el 19 de marzo.


martes, 16 de diciembre de 2014

Las estrellas brillan en las hojas de las adelfas



Regresando de Albacete, las estrellas brillan en las hojas de las adelfas. A la altura de Minateda ya la boca recuerda el sabor de la cicuta. Beberla gota a gota, sorbo a sorbo, para inmunizarme de tanto veneno impregnando las nubes, la salmuera, el espejo de las olas, la mirada burlona de la gaviota en el capó del coche.
Vivimos en una tierra extraña,
paseamos por las cumbres de la desesperanza.
No sé si la manzana negra que saboreo esta noche está impregnada de Hegel, o si la lectura de Panero vacía de sangre mis venas.




Pero leo

“El loquero sabe el sabor de mi orina
Y yo el gusto de sus manos marcando mis mejillas
Ello prueba que el destino de las ratas
es semejante al destino de los hombres” (*)

o

“y que a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada
de demonio o de dios debo mi ruina” (*)

(*)- Leopoldo María Panero



domingo, 14 de diciembre de 2014

La verdad revelada



Y en esto que llegaron unos señores (los extraterrestres también utilizan etiquetas sociales) del espacio sideral y dictaron la Verdad (con mayúscula, claro) a los terrícolas que, hundidos en el cenagal de la corrupción y la mentira, escucharon en silencio, dieron por buenas sus enseñanzas, y vieron por fin la luz entre tanta pez, aunque eso ya ocurrió con Moisés y la tabla que esculpió Yahvé en la roca sin que, al parecer, la Verdad fuera observada durante demasiado tiempo.
Normalmente cuando la Verdad es revelada y permanece en el viento social sin ataduras e interpretaciones sesgadas durante días, semanas, meses o años, su lectura se vuelve confusa y cada lector interpreta a su manera su significado pudiendo sobrevenir la tan tristemente publicitada anarquía, es decir, ni amo, ni dios, ni ley. Y la anarquía no es buena porque iguala a todas las personas, las hace diferentes pero idénticas ante una Verdad interpretada sin orden ni criterio. Y si es necesario algo en este planeta es orden y criterio y, sobre todo, personas que sepan interpretar la Verdad sin dejarla al antojo anárquico de cualquiera que se levante una mañana con la imaginación activada en demasía. Para eso están las facultades y universidades de nuestro planeta: para imponer orden y criterio, para designar los fragmentos dogmáticos de la Verdad, los que necesitan ser ordenados por brujos, chamanes, teólogos, filósofos, politólogos y sus correlativos del ámbito científico.
Y en esta fase estamos: la de poner orden desde arriba eliminando lo superfluo, lo superficial, lo que distrae la atención, lo que nos aleja del objetivo principal, que, por cierto, no es la felicidad sino el poder. La Verdad ha sido revelada ya. Su lectura, sin embargo, necesita una Vulgata, no vaya a ser que el viento de la anarquía mute en huracán y ya nadie puede detenerla con las herramientas que la evolución nos ofrece en cada momento histórico.
Si el poder es el objetivo último, a la Verdad hay que atarla en corto, con un lazo de inocencia que anude su corazón irracional, el que habita en cada uno de nosotros y nosotras y nos hace participes de la libertad de Ser en un mundo a veces tiránico. Al lazo se le llama organización. Hacemos un nudo arriba, otro a mitad de la pirámide, algunos más territoriales... atamos, atamos y atamos y tenemos un partido político: PP, PSOE, UPyD, IU, Podemos....
Ya podemos conquistar el poder, que es lo único que merece la pena. Apaguemos las luces que han iluminado las plazas públicas, las terrestres y las de la Nube, durante años, ya tenemos la organización. Solo falta tomar el poder.
Podemos.



jueves, 11 de diciembre de 2014

La trompa del elefante



La trompa del elefante, las rayas de la cebra, el cuello de la jirafa, la cola del camaleón, la arena, el mar y el cielo dibujando hierba de mazapán en la línea del horizonte.
Las ovejas en la ladera, las hojas rojizas, los algodones del solsticio de invierno en las ramas desnudas del hayedo, el alce, el vientre del viento, la lluvia, las olas y la espuma, tu sonrisa en mi vientre, la humedad de la noche bajo las sábanas.
El aluminio, el acero, los obreros domeñándolo, los altos hornos, las chimeneas calientes, la luz de la madrugada, las farolas, el barco que zarpa dividiendo el corazón negro de las aguas, la acera mojada, la columna romana, tu mano cruzando como el rayo mi espalda.
Un libro, la hoguera, la biblia, el desierto ardiendo, la zarza de hielo, el arca envarada en el monte Ararat, la prostituta que se acerca a Jesús, los pies de seda, tus senos, el aroma de tu piel, el incienso, el viento en el bosque, el aullido del lobo, la luna llena, tu ausencia, la muerte.
La Historia, la historia, la mía, la tuya, la sustancia del alma, la senda, el camino, la carretera, la autopista, el tiempo que de pronto se desboca y arrasa, de brisa a huracán, de riachuelo a torrentera, de resignación a rebelión, de lo individual a lo colectivo.

Aquí estamos, vosotros y nosotros, libando el dulce de la piel de la humanidad, dulce de membrillo, éxtasis, Bernini, Santa Teresa, la carne del paraíso, un títere universal zarandeado por los silencios cósmicos, dios bostezando en los anillos de Saturno.  

lunes, 8 de diciembre de 2014

Dibujamos una luna redonda




Primero dibujamos una luna redonda, grande, entre brumas nocturnas, golpeada por el viento galáctico, abierta a los mares del sur en retales de texturas, sabores y colores dispersos, soñada por los amantes que burlan a las nubes con su sexos de piedras rojizas, calientes, con corazones que laten acompasadamente en su interior, una luna nueva, distinta y distante que imita el canto del ruiseñor en la amanecida, que tiene contorno de espuma y algas, que se contempla entre palmeras y arena quebradiza, que surge al atardecer y nos contempla desde arriba, señorial, majestuosa, una dama blanca, amarilla, anaranjada...
Luego, durante la vigilia, mientras observas un suspiro ascendiendo por los juncos del cañaveral o el vuelo del abejaruco, el rumor de sus alas o el olor de su plumaje, cuando ya sabes que no eres nadie, que tus recuerdos no escarban en la tierra húmeda de lo que un día fue la juventud (ahora perdida, ahora olvidada), que tus manos, la piel que la cubre, ya no acarician la miel que recubre tu alma, ese mundo blasfemo (a veces) que habita tu ser, tu pensamiento, la forma de reconstruir un pasado fantasmal, luego (digo), durante la vigilia, anudas con las palabras un verso suelto, que no rima con la estrofa, que huye del soneto, y lo lanzas al aire para que vuele, para que edifique palacios de caramelo en la perpendicular de las ciudades (estas oscuras, vacías, peces que se pudren en el río que las surca)...
Después, la luna, tú, yo, la paloma, la espuma de la cerveza, un torrente interior que desgarra los músculos del corazón, el viento que arrecia, la palabra que calla, el fuego, el hielo, Tales de Mileto, el olvido, las Guerras Médicas, Ulises y el Mediterráneo, Ítaca, los caballeros de la tabla redonda, la cruz en el cruce de caminos de irlanda, un castro, gente ardiendo en el feudo del feudo inconcluso, Trastámara, los castillos en medio del páramo, la armadura, la espada, los gritos de las brujas entre las llamas, América, la desgracia, el río Amazonas, un mar de árboles, un océano de ramas, monos y pájaros exóticos, tú y yo de nuevo dibujando paraísos, tú y yo dibujando infiernos de locura, de amargura, de sadismo...
Finalmente, borramos la luna, sus contornos, la mano de luz que surge de su amor y ya solo queda oscuridad (la de este mundo y de este tiempo) y sabemos, sabes, que nada es eterno, ni sólido. La historia nos lo recuerda.