Nos quedamos sin alma,
ahora solo vaciamos un vaso sin agua- es una metáfora, claro-, y
miramos el mar y sabemos que no tiene fondo.
Han transcurrido diez
mil años desde entonces- desde que supimos que nuestra alma podía
ser una estrella negra- y en una décima de segundo los milenios se
han transformado en una esponja marina sostenida por el viento de
poniente.
Y Nerón afinando el
arpa,
y el fuego iluminando el
callado horizonte.
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