Si de verdad quieres
luchar, apaga hoy el televisor a las 20 horas 45 minutos, baja las
ventanas de tu habitación, reclínate en la cama, observa el techo,
allí dónde se cruzan las líneas del pasado y del presente, y
respira profundamente. Cuando despiertes, España habrá jugado un
partido de fútbol, habrá ganado, empatado o perdido, pero la
miserable realidad que están diseñando para ti, para mí, para
todos nosotros, permanecerá invariable, y cuando te levantes mañana
y mires en derredor, los periódicos hablarán de una victoria, un
empate o una derrota, pero los rostros de tus compañeros de desayuno
serán los mismos que los del desayuno anterior: ojerosos, cansados,
hablando de fútbol pero sufriendo por las necesidades del hogar,
rezando para que el despido sin indemnización no llame a la puerta
de sus despachos, calculando los ahorros extras necesarios para la
matrícula de la universidad en julio o en septiembre.
Vivimos una época
terrible en la que todavía se habla de emprendedores, de esfuerzo
individual, de objetivos programáticos, de similitudes entre la
forma de afrontar la vida y el baloncesto o el fútbol.
Otro día hablaré de
García Márquez y del Todo de su novelística.
(*)- No es un secreto que el zapato de la portada de la novela de García Márquez pertenece a Rajoy.
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