Mientras las tribus
europeas se desgañitan en Polonia y Ucrania y los huesos flotan en
el río arrastrados por la corriente, Lucía me escudriña el rostro
grave y me interroga:
-¿Y ahora qué?.
Le señalo el cielo azul,
la brisa tórrida que agita levemente las hojas de los sauces, las
calles vacías, junio y sus luces de naranja incandescente, los pocos
euros que guardo en el bolsillo del pantalón y le digo, en un
susurro de luciérnagas y de cascadas de espumas boreales, que es
hora de unirnos a la tribu. Fuera no somos nada, dentro tampoco, pero
su griterío ensordecedor nos evita pensar y nos lleva de su alas de
inconsistente desenfado entre las tormentas de la primavera y las
desilusiones del estío.
Mientras la tribus
europeas de desgañitan en Polonia y Ucrania, Lucía y yo nos besamos
desnudos en mitad del césped y el amor es invisible entre tanto
salvaje dando patadas a balones de fútbol.
Es nuestro momento,
Lucía.
2 comentarios:
El presupuesto tendrá que estar equilibrado, el tesoro tendrá
que volver a llenarse, la deuda pública se tendrá que reducir,
la arrogancia de la burocracia tendrá que ser atemperada y
controlada y la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que
eliminarse para que Roma no entre en la bancarrota.
El pueblo debe otra vez aprender a tr...abajar en vez de vivir de
la asistencia pública"/*
*Cicerón, 55 A.C.
... ¿Que coño hemos aprendido en MAS DE DOS MIL AÑOS?
Si al menos las danzas sirviesen para unir a las tribus, aún le encontraría un sentido. ¡Qué pena! tanto dentro como fuera de Polonia todo es un "sálvese quien pueda", aquí todo vale en tanto el árbitro mire para otro lado.
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