Es mejor quemar banderas
que quemar libros, sobre todo si las primeras son de nailon (me
provocan alergia)
es mejor quemar libros
que quemar campos de trigo, sobre todo en tiempos de guerra, que lo
son también de hambruna,
es mejor quemar campos de
trigo que pueblos campesinos, hundidos allá en el fondo del valle,
junto a un río blanco como la piel de mi amada,
es mejor quemar pueblos
campesinos que incendiar los mares con fuel o con la costra de sangre
que dejan los tiranos en las pieles de los pueblos,
es mejor incendiar los
mares con fuel o con la costra de sangre que dejan los tiranos en las
pieles de los pueblos que quemar la sonrisa de una niña de, digamos,
siete años con el dorso de la mano,
es mejor quemar la
sonrisa de una niña de, digamos, siete años con el dorso de la mano
que abrasar los sueños de miles de niñas en los prostíbulos de
Asia, o de África, o de la calle de atrás de tu casa,
son mejores las
desgracias individuales a las colectivas, pero el crimen, el pecado,
la aberración es la misma en uno o en otro caso.
Quemar una bandera,
quemar miles de banderas,
quemar un libro, quemar
miles de libros,
un trigal, miles de
trigales,
un pueblo de chozas de
barro, miles de pueblos de chozas de barro.....
Cuando se hace por
primera vez, el veneno se inocula en la sangre y ya todo es
destrucción, muerte y olvido.
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