Hoy, al pasar delante de un
banco, antes Caja de Ahorros, he leído un cartel de publicidad con el siguiente
eslogan: “La nueva banca mediterránea”. Y me he puesto a temblar, no sé si por “banca”,
por “mediterránea” o por la conjunción de “banca” y “mediterránea”. No sé, me
recuerda al consumo de lencería femenina
a las tres de la mañana, a las pernoctaciones en los paradores nacionales, a
las compras en boutiques de lujo o a la retirada de dinero en efectivo. Por lo
que siempre sentiré curiosidad es por los libros que se compraron con las
tarjetas negras. ¿Paulo Coelho?, ¿manuales de autoestima o de nuevos ricos?,
¿de protocolo?, ¿Anatomía de Grey o las obras completas de Marx y Engels?, ¿El
amor en los tiempos del cólera?, ¿En busca del tiempo perdido o Coge la pasta y
sal corriendo (esto último, es una película, una obra de teatro o el estado sentimental
de la casta patria?).
La nueva banca mediterránea.
¡¡¡¡Uffff!!!.
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