jueves, 26 de diciembre de 2019

Es terrible



Es terrible, este extraño escenario que se nos muestra, esos gestos de las manos, esos rostros de piedra, la litografía del shtetl de Chagall en la pared, el telón a medio bajar, los rojos de un incendio en el horizonte. 
Es terrible la ausencia de viento, la columna vertical, negra, densa como el granito. Es terrible 
la palabra suspendida a medio metro del suelo. Es terrible
el sueño inacabable, las miradas bajas, el cabello caído de aquella joven que no sabe pronunciar su nombre porque lo han despojado de humanidad, el incendio que todo lo abrasa, desde la copa de los álamos hasta sus raíces que buscan el lecho del río. Es terrible 
nacer en un inmenso cementerio con sus puertas de hierro cerradas desde fuera, con la sola sombra de los cipreses al atardecer. Es terrible 
gritar sin que te escuchen, agitar los brazos desde el tejado a dos aguas de un panteón, ver pasar las nubes y no poder acompañarlas en su viaje más allá de las montañas. Es terrible 
contarte estas cosas mientras el rostro del mundo es una siniestra máscara de las pavesas de los shtetl. 
Es terrible.

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